El gobernador de Aguascalientes, Martín Orozco, está jugando con fuego rumbo a las elecciones 2022 en su estado.
De dientes para afuera dice apoyar a la candidata de su partido, la panista Tere Jiménez. Sin embargo, bajo la mesa opera para favorecer a Nora Ruvalcaba, la aspirante morenista.
Orozco hizo lo mínimo necesario para decir que apoya a la candidata de su partido: acudir a un acto de Tere Jiménez a principios de abril, pero después de eso “desapareció”.
Algunos optimistas simplemente creyeron que el gobernador sí respaldaba la candidatura blanquiazul, aunque sin entusiasmo. La realidad, según nos comentan políticos y empresarios de la entidad, es mucho más truculenta.
Con una mano, Orozco mantiene silencio sobre la contienda para aparentar imparcialidad, mientras con la otra envía a mensajeros para operar a favor de la morenista tanto entre personajes de la política como miembros de la iniciativa privada.
Para nadie es un secreto que Orozco no quería a Jiménez como candidata sino al senador Antonio Martín del Campo, pues la primera mantiene una alianza con el líder del PAN, Marko Cortés, desde que éste necesitaba apoyos para reelegirse al frente del partido.
Terminó el pleito y ganó Jiménez –y por lo tanto Marko Cortés–, pero el gobernador no superó el episodio aun cuando su “delfín”, Martín del Campo, logró negociar las condiciones de su rendición: asegurar la reelección en el Senado así como poner alfiles propios en el gabinete de Jiménez, en caso de ganar el PAN la gubernatura.
Obviamente ninguno de estos escenarios se cumplirá si Morena logra arrebatarle al PAN su bastión más azul de estas elecciones venideras.
Resulta paradójico, dado que el presidente Andrés Manuel López Obrador habla constantemente de “traidores”, que la muestra más evidente de traición en este 2022 no sea en el plano energético sino en el electoral. Y dentro de los partidos de oposición.
El cálculo de Martín Orozco se enmarca en la advertencia que hizo apenas la semana pasada el senador de Morena, César Cravioto: “Les hago un llamado a los seis gobernadores que hoy hay elecciones en sus estados: Compórtense bien, no metan las manos en el proceso electoral, hagan bien las cosas y tal vez reciban una invitación para que sean embajadores de nuestro país”.
Todo parece indicar que el gobernador Orozco Sandoval está haciendo maletas en más de un sentido.
La arriesgada apuesta de Martín Orozco
Pero lo más trágico de lo que está ocurriendo en Aguascalientes no es el engaño hacia Tere Jiménez o Marko Cortés, pues “apuñalar por la espalda” también es parte de la política. Lo que de verdad sorprende es que el gobernador no ve el riesgo potencial.
Si Tere Jiménez llega a la gubernatura del estado, ésta no olvidará la pila de agravios contra ella desde hace al menos dos años cuando era alcaldesa de la capital. Peor aun cuando le presenten los indicios de que el gobernador opera en su contra.
E incluso si Nora Ruvalcaba ganara la contienda, las cosas tampoco pintarían muy bien para el todavía gobernador.
Los acuerdos a los que Martín Orozco llegue a nivel federal durarán solo tres años y la gubernatura de quien le suceda se extenderá más allá de ese periodo.
En ese tiempo habrá revisiones a la cuenta pública, auditorías, etc. Los hidrocálidos descubrirán cosas de su gestión que bien podrían alterar el ánimo no investigativo de la nueva administración, sea cual sea su color.
Recibir una embajada en el extranjero pospondrá, pero no evitará, que Orozco enfrente después las consecuencias de jugarle chueco a quienes creyeron en su palabra: su candidato no cuajado, la próxima gobernadora, y su partido.
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