Grupos del crimen organizado, principalmente el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), tomaron el control de zonas pesqueras de México para traficar de manera ilícita toneladas de especies marinas a China a cambio de materias primas precursoras de drogas.
Un reporte de Vanda Felbab-Brown, investigadora principal del centro de Seguridad e Inteligencia del Siglo XXI, reunió decenas de entrevistas con funcionarios del gobierno de México y China, comerciantes y pescadores de las zonas afectadas, así como de víctimas del narcotráfico para conocer cómo el crimen organizado se hizo del monopolio de la exportación ilegal de pescados y mariscos al país asiático.
El narcotráfico controla la pesca (ilegal y legal) en México
Señala que en Estados como Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Quintana Roo y Tamaulipas, el Cártel de Sinaloa y el CJNG ejercen el control en toda la cadena de suministro de pescado y marisco en las zonas turísticas y de producción. Su poder en el negocio es tan grande que ellos mismos determinan la oferta y demanda en México como y algunas regiones de Estados Unidos.
Los narcotraficantes extorsionan a los pescadores y los obligan a trabajar para ellos. En el mejor de los casos, los dejan trabajar por su cuenta, pero no les permiten vender su mercancía a compradores que no sean autorizados por los criminales.
La investigación de Vanda Felbab-Brown, así como otros trabajos periodísticos publicados en México, documentan cómo los propios cárteles son los compradores de pescados y mariscos. Así pueden controlar también los precios en el mercado y, consecuentemente, se convierten en los principales vendedores.
De esta manera, en las zonas operadas por el Cártel de Sinaloa y el CJNG, obligan a los restaurantes y negocios a comprarles a ellos el pescado y marisco al precio que los criminales determinan. Si no lo hacen, corren el riesgo de que sus negocios sean incendiados o amenazan con asesinar a los trabajadores, asegura el reporte.
Asimismo, obligan a las plantas de procesamiento de pescados y mariscos, tanto en México como en Estados Unidos, a comprar sus productos y emitir documentos legales para seguir con sus operaciones sin llamar la atención.
Para mantener bajo control toda la cadena de suministro (pesca, venta, procesado, venta, exportación), los narcotraficantes, señala el documento, cuentan con supervisores o halcones que establecen las reglas que se deben seguir si las víctimas no quieren ser asesinadas.
Por ejemplo, a los pescadores independientes y comunidades dedicadas a esta actividad bajo su control, les exigen una cuota mínima de especies. Los halcones son quienes verifican que la cumplan. De no hacerlo, los violentan o los asesinan. Excederse de la cantidad establecida también es motivo de castigos.
Cómo se involucra China en todo esto
El reporte de Vanda Felbab-Brown explica que gran parte de las especies pescadas de manera ilegal en México ligan directamente a los cárteles de la droga con China.
Los narcotraficantes, al tener el control de la pesca en México, obligan a los trabajadores bajo su dominio a cazar de manera furtiva especies protegidas que luego son exportadas a China, a cambio de materias primas precursoras de droga.
Debido a la alta demanda que hay en China de algunas especies marítimas y terrestres, las empresas asiáticas han creado nexos con los grupos delictivos mexicanos para convertirlos en sus principales proveedores.
Tortugas, totoabas, cocodrilos, langostas, camarones, almejas, orejas de mar, ostras y medusas son algunas de las especies de mar que mayor valor tienen en el mercado ilegal en China. Al tratarse de especies protegidas, de manera legal, son casi imposibles de conseguir en altas cantidades.
El gobierno de China, indica el texto, presionado a nivel internacional, hizo redadas en los mercados populares para prohibir la venta de este tipo de especies silvestres en 2018. Fue a partir de ese momento, que el crimen organizado y los empresarios asiáticos iniciaron su relación comercial.
A cambio de estos pescados y mariscos, a los que se suma el tráfico ilícito de otras especies terrestres, aves y hasta maderas, los narcotraficantes reciben como pago químicos y materias primas para mantener activo su principal negocio: las drogas.
Los traficantes chinos, señaladas en el texto como mafias que se encargan de la exportación, crearon mecanismos para exportar las mercancías de los narcotraficantes de manera legal ante los ojos de las autoridades. Esto es por sí mismo una red de lavado de dinero:
“El comercio legal de vida silvestre también facilita cada vez más las actividades de
lavado de dinero de grupos criminales mexicanos, que utilizan diversos productos de vida
silvestre como un mecanismo de transferencia de valores a comerciantes chinos a cambio de precursores químicos para drogas ilegales como el fentanilo y la metanfetamina, que luego se producen en México a partir de los precursores”.
Las empresas que usan como fachada para transportar mercancías, son empleadas para traer fentanilo y precursores de metanfetamina desde Asia a México.
Incluso, escribe Vanda Felbab-Brown, los narcotraficantes pagan con drogas a los pescadores bajo su control con el objetivo de aumentar su mercado.
Con este sistema, logran que los pescadores se vuelvan consumidores y así los criminales ganan más influencia y poder sobre ellos.
La otra opción para los pescadores que reciben drogas como pago por su mercancía, se ven obligados a venderlas y convertirse así en narcomenudistas para ganar dinero.
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