¿Has comprado algo que al poco tiempo se rompió o se descompuso sin explicación alguna y tienes que reemplazarlo? Podría tratarse de un caso de obsolencia programada.
Muchos de nosotros hemos experimentado que los cables, aparatos electrodomésticos, celulares, etc., al poco tiempo de usarse dejan de funcionar o se rompen sin razón aparente; lo que nos obliga a comprar otro y volver a gastar.
En ocasiones es demasiado caro repararlos, otras veces es imposible encontrar la pieza de repuesto o fueron diseñados para no ser desmontados.
Y aunque pudiera parecer “normal” o lo justifiquemos con que el producto simplemente cumplió su periodo de vida útil, muchas veces pudiera deberse al hecho de que los productos están diseñados y programados para descomponerse.
“¿Por qué las cosas duraban más antes?”, “¿Por qué tenemos que estar comprando y comprando las mismas cosas porque se rompen o se ‘echan a perder’ rápido?”, son algunas de las preguntas que pueden responderse si analizamos la obsolencia programada.
¿Qué es la obsolencia programada?
Según la Procuraduría Federal del Consumidor en México, la obsolescencia programada es la acción intencional que hacen los fabricantes para que los productos dejen de servir en un tiempo determinado.
Se ha comprobado que muchas empresas programan el periodo de vida útil de un producto, para que en un determinado plazo se vuelva inútil y el consumidor tenga que recomprarlo. La obsolencia puede variar de acuerdo a si está establecida para que la mercancía deje de funcionar al terminar el periodo de vida útil o después de un número de veces de haberlo utilizado.
La vida útil de un producto es el tiempo en el que tu equipo funciona de forma óptima, y llega a su fin después de un proceso de desgaste lógico por su uso frecuente.
En cambio la obsolescencia programada es una estrategia planeada para volver inútiles tus dispositivos y obligarte a comprar de nuevo.
Para lograr la ‘obsolencia’, los fabricantes realizan los productos con materiales de mala calidad; con malos ensamblajes; piezas que no resisten el uso diario, entre otros. Si se trata de productos electrónicos, además de la baja calidad en su fabricación, algunos pueden estar programados para ralentizarse después de un tiempo de uso, o incluso dejar de actualizar su software sin explicación alguna (tal es el caso de los celulares).
¿Cuál es el objetivo de la obsolescencia programada?
El objetivo principal de la obsolescencia programada es garantizar que los consumidores compren los productos constantemente, en lugar de una sola vez. Esto incrementa las ganancias de los fabricantes, ya que “obligan” a los consumidores a recurrir varias veces a adquirir algún producto porque dejó de funcionar.
Si los productos no estuvieran programados para dejar de funcionar, y al contario, duraran varios años sin ningún problema, no habría necesidad de recomprarlos; por lo que las ganancias de los vendedores se reducirían considerablemente.
Si bien es desgastante -además de caro- realizar varias compras de un mismo producto, las empresas lo programan de forma ‘casi perfecta’ para que los consumidores no pierdan confianza en la marca y por el contario, se incentive la “lealtad” hacia la misma.
Tipos de obsolencia en los productos
De acuerdo con el libro ‘An Economic Theory of Planned Obsolescence’, existen distintos tipos de obsolencia que pueden afectar a los productos (presentan fallas irreparables o o inexplicables, o sacan al mercado versiones nuevas de los equipos), lo que hace que necesitemos comprarlos constantemente. Estos son:
- Obsolescencia programada: Duración de vida reducida del producto, para que el aparato llegue al final de su vida útil después de un cierto número de utilizaciones.
- Obsolencia funcional y tecnológica: El producto presenta un defecto irreparable; se descompuso en su totalidad; o es incompatible con algún software nuevo; lo que impide su correcta funcionalidad.
- Obsolencia de calidad: Después de un tiempo, el producto presenta fallas y mal funcionamiento.
- Obsolescencia psicológica: Se plantea la idea de que el producto deja de ser el de novedad o el última tendencia, lo que te incita a comprar el “último modelo”.
- Obsolescencia indirecta: Deriva de la imposibilidad de reparar un producto por falta de repuestos; falta de piezas indispensables; o por resultar imposible la reparación.
¿Es posible acabar con la obsolencia programada?
De acuerdo con la PROFECO, países como Francia ya han determinado a la obsolescencia programada como delito, por lo que los fabricantes están sometidos a criterios de durabilidad y deben establecer estándares de medición, prueba y verificación.
En cambio, en México, si bien la obsolencia programada aún no está tipificada como delito, las autoridades que protegen a los consumidores trabajan constantemente para exponer a los fabricantes que realizan la práctica de obsolescencia programada y así evitar caer en ella.
Para atacar el problema de forma global se plantea una nueva visión circular para los aparatos electrónicos, también conocida como “producción de ciclo cerrado”. Que consiste en ampliar la duración de los aparatos y contemplar procesos de reciclaje de los componentes que son valiosos pero peligrosos para la salud humana o el medio ambiente.
Incluso ya se habla de considerar aumentar los periodos de garantía para que los consumidores puedan acceder de manera fácil y gratuita a reparaciones que eviten la constante y cara recompra.
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