Ya sea que fumes tabaco o vapees, tu cuerpo tendrá afectaciones a largo plazo, pero ¿sabes cuál será la diferencia entre cada una?
Fumar tabaco siempre ha sido una de las adicciones más comunes entre la población, sin embargo, los últimos años se hizo famosa la práctica de vapear. Incluso algunas personas lo consideraban como una alternativa para dejar de fumar tabaco.
¿Qué es vapear?
Se le llama vapear a la actividad de inhalar de un cigarro electrónico un vapor que mezcla sustancias químicas con sabor, aromatizadoras o con nicotina. Incluso, en algunas ocasiones, la mezcla puede contener sustancias psicoactivas incluso más tóxicas (todas sustancias son irritantes para las vías aéreas).
Si bien algunos especialistas han argumentado que el uso de ‘vapes’ podría sustituir la adicción al tabaco en las personas que buscan dejar de fumar, se ha demostrado que no necesariamente es así, ya que el vapeo también puede generar adicción.
Al año se registran más de 500 mil muertes por enfermedades relacionada con el tabaquismo. Y aunque aún no se tienen reportes de muertes ligadas al uso de vapeadores, ya han existido casos en el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades CDC en donde las personas ingresan con graves afecciones pulmonar relacionada con el uso de estos dispositivos.
Consecuencias a largo plazo en el cuerpo por vapear
Muchas personas creen que el vapeo es menos perjudicial que fumar. Aunque es cierto que el aerosol de los cigarrillos electrónicos no incluye todos los contaminantes del humo del tabaco, como el alquitrán, tabaco, níquel, etc., la práctica sigue sin ser segura.
A continuación se incluyen algunas de las consecuencias que tu cuerpo podría experimentar a largo plazo con el uso de ‘vapes’:
- Hongos o lesiones pulmonares graves.
- Intoxicación o envenenamiento por sustancias químicas tóxicas. Si bien aún no se tiene certeza de qué ingredientes son los que contienen la mayoría de los cigarros electrónicos, se conoce que algunas sustancias pueden ser potencialmente peligrosas para inhalarlas.
- Cáncer de pulmón o vías respiratorias.
- Aumenta el riesgo de adicciones a sustancias químicas o inhaladas.
- Irritación y daño pulmonar permanente.
- Daño cerebral permanente en niños y adolescentes que vapeen.
- Tos crónica o episodios recurrentes de bronquitis.