Bajar los niveles de inseguridad en México es un tema pendiente en la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. En la mitad que lleva este sexenio, el país rompió todos los récords de violencia, de acuerdo con datos del propio Gobierno Federal.
Días antes de asumir la presidencia, en noviembre de 2018, Andrés Manuel López Obrador y Alfonso Durazo, quien estuvo al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana entre 2018 y 2021, presentaron un Plan Nacional de Paz y Seguridad que explicaba las estrategias para bajar los índices de delincuencia. El texto se puede consultar aquí.
Las siete principales promesas que hicieron López Obrador y Durazo respecto a bajar la violencia en México una vez que iniciara el gobierno de la Cuarta Transformación fueron:
- Combatir a la corrupción.
- Erradicar la represión por parte de cuerpos de seguridad del Estado.
- Regularización del consumo de algunas drogas prohibidas.
- Esclarecimiento en casos de personas desaparecidas y abusos de poder.
- Emprender procesos de pacificación con organizaciones delictivas.
- Amnistía para infractores (criminales).
- Reorientar a las fuerzas armadas.
- Creación de la Guardia Nacional.
Sin embargo, a tres años de gobierno, muchas de esas promesas no se han cumplido.
La corrupción no se ha acabado
El presidente Andrés Manuel López Obrador suele mencionar en sus conferencias matutinas que ya no hay corrupción; pero diversas investigaciones periodísticas y de organizaciones civiles han sacado a la luz casos de conflictos de interés, nepotismo, inconsistencias en adjudicación de contratos para obras federales, desvío de recursos, etc.
Por ejemplo, la propia Secretaría de la Función Pública tiene registro de al menos 75 denuncias por actos de corrupción y desvío de recursos en la Secretaría del Bienestar, entidad que se encarga de la distribución de apoyos económicos de los programas sociales.
Un dato sobre el tema es que el Índice de Percepción de la Corrupción 2021 (IPC), publicado en enero de 2022 y elaborado por Transparencia Internacional, coloca a México en el lugar 124, de 180 países evaluados, con una calificación de apenas 31 puntos, en una escala que va desde el cero (corrupción extrema) y hasta el 100 (sin percepción de este delito).
Casos de represión persisten
En el aspecto de eliminar la represión y el abuso de poder de las fuerzas armadas, los gobiernos de la Cuarta Transformación tienen deudas pendientes, ya que se han documentado diversos casos en los que la Guardia Nacional ha violentado a caravanas de migrantes y en la Ciudad de México, también la policía ha sido acusada de agredir a manifestantes en diversas ocasiones.
Regularización de drogas estancada en el Congreso
El documento que AMLO y Durazo presentaron en 2018, explicaba que la regularización de drogas prohibidas ayudaría era el “camino inevitable” para frenar la violencia causada por el narcotráfico.
Sin embargo, el tema sigue atorado en el poder legislativo, en donde el Congreso de la Unión no ha podido avanzar en la aprobación de leyes que regularicen el uso lúdico de sustancias como la marihuana.
Aumentan los casos de personas desaparecidas
El gobierno de López Obrador cumplió con la promesa de crear una Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas e informar de manera constante sobre los avances de descubrimientos de fosas clandestinas e identificación de restos.
Sin embargo, los casos de desapariciones han ido al alza en el actual sexenio. El último año de Enrique Peña Nieto, se contabilizaron 7 mil 572, mientras que con López Obrador, en 2019 se reportaron 9 mil 186 y en 2020 8 mil 437. Para 2021, entre enero y junio se tiene registro de 3 mil 367, los datos no se han actualizado aún.
Además, la promesa de AMLO de dar a conocer los hechos sobre la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa sigue pendiente, ya que las nuevas investigaciones no han dado información relevante y los padres de las víctimas han dicho que han sido reprimidos por manifestarse.
El narcotráfico se expandió y la amnistía no avanzó
El Plan Nacional de Paz y Seguridad contempla crear procesos de pacificación con los grupos del crimen organizado, con la intención de proporcionarles una alternativa para alejarse de la vida criminal. Esto, explica el documento, pondría fin a los enfrentamientos armados:
“Ante la imposibilidad de derrotar las diversas expresiones delictivas por medios exclusiva o preponderantemente policiales y militares, frente al absurdo de querer pacificar con métodos violentos y habida cuenta de lo contraproducente y trágico de tales políticas, resulta imperativo hacer un alto para considerar y debatir la necesidad de emprender un proceso de pacificación con las organizaciones delictivas y de adoptar modelos de justicia transicional que garanticen los derechos de las víctimas”.
Sin embargo, el crimen organizado sigue expandiéndose y en el sexenio de AMLO aumentó su presencia en Aguascalientes, Zacatecas, Guanajuato, Morelos y Quintana Roo, en donde cada vez son más comunes los ataques armados.
Además, el gobierno de López Obrador tuvo uno de sus episodios más cuestionados cuando las Fuerzas Armadas fueron sometidas por el crimen organizado para liberar a Ovidio Guzmán, hijo del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, en un operativo realizado en Culiacán, en octubre de 2019.
El ejército ganó poder en el sexenio de AMLO
Otra de las promesas más constantes del discurso de López Obrador en su campaña presidencial fue la de regresar a los militares a los cuarteles. Sin embargo, en su sexenio, las fuerzas armadas tienen un gran peso.
Más de 40 tareas civiles se les fueron encomendadas al Ejército Mexicano, entre las que destacan la construcción y próxima operación del Aeropuerto de Santa Lucía, un tramo del Tren Maya, acompañamiento a las brigadas de vacunación y de censos de programas sociales, traslados de pipas, distribución de libros de texto, atención a los migrantes, gestión de zonas aduanales, custodia de obras, entre otras.
López Obrador cumplió con Guardia Nacional, pero se le entregó al ejército
El proyecto de la Guardia Nacional, que sustituyó a la Policía Federal, fue uno de los más cuestionados del Plan Nacional de Paz y Seguridad, debido a que propuso una militarización de la seguridad preventiva.
Antes de asumir el gobierno, López Obrador señaló que esta nueva fuerza armada tendría un mando civil y estaría integrada tanto por soldados en retiro, exintegrantes de la Policía Federal y nuevos reclutas.
Pero en octubre de 2020, la Guardia Nacional formalizó su incorporación a la Secretaría de la Defensa Nacional, por lo que actualmente es dirigda por militares, fallando así en la promesa de AMLO de tener un comando civil.
Más de 100 mil muertos en tres años
Desde que era candidato a la presidencia, la promesa de combatir la inseguridad fue constante en el discurso de AMLO para convencer a las personas para votar por él. Por ejemplo, en mayo de 2018, durante las conferencias “Diálogo por la Paz y Justicia, La agenda fundamental”, hizo 10 compromisos para frenar la violencia en México. El primero de ellos fue:
“Cambiar la estrategia de combate a la inseguridad y la violencia. No ha funcionado la actual estrategia, hay un saldo tan triste y doloroso que ha significado asesinatos, desaparecidos y 70 homicidios diarios en el país”.
Sin embargo, los números de homicidios diarios, en sus primeros tres años de gobierno, no bajaron. Al contrario, son más altos que los reportados en la llamada Guerra contra el Narcotráfico, durante el sexenio de Felipe Calderón.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, recopilados y ordenados en la plataforma del Observatorio Nacional Ciudadano, muestran que, en promedios redondeados, hubo 98 asesinatos cada día en México durante 2019; 97 en 2020 y 94 en 2021.
De noviembre de 2018 a diciembre de 2021, se tiene registro de 107 mil 8011 homicidios en el país. En contraste, los datos públicos disponibles indican que el sexenio de Enrique Peña Nieto cerró con 156 mil 437 asesinatos y el de Felipe Calderón con 122 mil 613.
De seguir las tendencias actuales, el número de homicidios en un mismo sexenio alcanzaría un máximo histórico a mediados de 2023, en el cuarto año de gobierno de AMLO.
El gobierno de AMLO usa cifras engañosas para evadir los datos oficiales
El 22 de abril de 2019, cuestionado por medios de comunicación sobre cuándo comenzarían a verse los resultados del Plan Nacional de Paz y Seguridad, el presidente López Obrador respondió que en seis meses a partir de esa fecha. Pero esto no sucedió.
La promesa de AMLO no se cumplió. Para octubre de ese año, las cifras de la delincuencia en el país ya mostraban aumentos que se convirtieron en tendencia constante para este sexenio.
En abril de 2019 se reportaron 268 mil 837 carpetas de investigación de delitos en el país, mientras que en octubre, seis meses después, fueron 296 mil 933.
Destaca que, también en 2019, durante un evento masivo en el zócalo de la Ciudad de México con motivo del primer aniversario del triunfo de AMLO en las elecciones de 2018, el presidente leyó un documento del avance de 100 compromisos de campaña. Ninguno de ellos estaba enfocado en temas de seguridad.
Diferentes organizaciones civiles y medios de comunicación han acusado al gobierno de AMLO de presentar cifras de seguridad a conveniencia o engañosas para la sociedad.
Tan solo el 6 de enero de 2022, el presidente López Obrador presentó una serie de gráficas en las que se aseguró que los homicidios habían bajado 4% en 2021. Sin embargo, sus números apenas eran estimaciones, ya que no se contaba con la información completa de los asesinatos cometidos en diciembre.
Además, los porcentajes eran erróneos, puesto que de 2020 a 2021, los cálculos indican que la reducción en realidad fue de 3.31%, aún sin contar con los datos completos de diciembre de 2021.
Asimismo, el presidente Andrés Manuel López Obrador explicó como un logro que los homicidios bajaron en 2021, pero esto se tomó por la comparación con el año inmediato anterior, no con el último año de del sexenio anterior.
Es decir, aún con la reducción que AMLO destacó como un logro, en sus tres años de gobierno se han asesinado a más personas que en cualquier otro sexenio.
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