De acuerdo con The Economist los deportes deberían tener dos categorías: “abiertos” y “femeninos”, ya que la biología sí importa.
El semanario inglés habla sobre la desventaja de las deportistas femeninas ante las deportistas que han cambiado de sexo (hombre a mujer). Esto debido a la reciente polémica que la nadadora Lia Thomas ha desatado en torno a su éxito, el cual se basa en su talento natural, entrenamiento implacable y la biología, ya que ella nació siendo hombre.
Thomas se encuentra en el centro de un huracán de críticas y debates sobre si las mujeres trans (hombres que se identifican como mujeres), deberían competir en deportes femeninos y según con el medio de comunicación de Reino Unido, no tiene que ver únicamente con el argumento ético, si no que biológicamente sí existen diferencias.
Según con The Economist, la pubertad masculina otorga muchas grandes ventajas que ninguna cantidad de entrenamiento o talento puede permitirles a las atletas femeninas superarlas. El récord mundial de velocidad de 100 metros de Florence Griffith Joyner se ha mantenido durante 30 años, mientras un hombre que lo cumple ni siquiera llega a los Juegos Olímpicos y mucho menos a ser finalista de dichas competencias.
En el 2016, en un evento estadounidense para estudiantes de secundaria, cuatro de los ocho chicos que llegaron a la final de 100 metros corrieron más rápido que el récord mundial femenino vigente durante tres décadas.
De acuerdo con el semanario con sede en Londres, gran parte de las ventajas masculinas es otorgada por la testosterona, la cual es un potente esteroide anabólico cuyos niveles aumentan de manera considerable en la pubertad masculina.
El Comité Olímpico Internacional y otros organismos, han pasado años tratando de “solucionar” el problema de permitir que las mujeres trans compitan en eventos femeninos, solo pidiéndoles que tomen drogas supresoras de testosterona, sin embargo, la ciencia sugiere que esto no nivela el campo de juego.
Según The Economist, la supresión de la testosterona en adultos, al parecer, hace poco para deshacer las ventajas otorgadas por una adolescencia masculina. Por lo tanto, el medio inglés sugiere que se debe elegir entre la inclusión y la equidad para así tener un verdadero juego limpio.
Esto, de acuerdo con el semanario, no significa que se deba excluir a las mujeres trans, sino que, deberían abrir una categoría “abierta” para los interesados que tengan una biología distinta a la femenina.
En otra publicación de The Economist, “Cómo la natación se convirtió en el centro del debate sobre los trans-deportes”, se asegura que el mundo ahora tiene reglas incompatibles y en estos momentos la natación tiene el foco de atención gracias a la nadadora Lia Thomas, de la Universidad de Pensilvania, quien ha batido récords en muchas competencias debido a sus ventajas masculinas.
Incluso, 16 compañeros de Lia redactaron una carta apoyando su nueva identidad como mujer, pero decía que “biológicamente, Lia tiene una ventaja injusta… en la categoría femenina”. Posteriormente más de 5 mil personas, incluidos atletas olímpicos, presentaron una carta más amplia y con una opinión muy parecida; y en una tercera carta firmada por 300 atletas se argumenta que este tema no solo se queda en la natación, si no que también abarca ciclismo, atletismo e incluso levantamiento de pesas.
En 2021, USA Powerlifting (organización de levantamiento de pesas), fue demandada por su política de que los atletas deben competir en función de su sexo y no de su identidad de género.
The Economist señala que la testosterona es la razón principal por la que los hombres adultos superan a las mujeres en casi todos los deportes, por ejemplo: El récord mundial femenino de 400 metros estilo libre es de tres minutos y 56 segundos, mientras que en los hombres de tres minutos y 40 segundos.
Aunque la esperanza era que la supresión de los niveles de testosterona redujera esas ventajas masculinas, la ciencia sugiere que el compromiso no funciona.
The Economist menciona un par de estudios de revisión publicados en 2020 y 2021 en donde se concluyó que la supresión de la testosterona, no hace mucho para eliminar la ventaja que otorga la pubertad masculina; y aunque en muchos deportes se ha tratado de que esto cambie, es poco probable.
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