A una semana de que se cumplan 10 años de la muerte del escritor y cronista mexicano, Carlos Monsiváis, recordamos la ocasión en la que hizo una reflexión de lo que el Metro significaba para él. Esta entrevista fue parte de una entrevista para Canal 22.
“El Metro es la ciudad, en el Metro se escenifica el sentido de la ciudad, es el resumen de nuestras virtudes y carencias. Ahí tiene origen el humanismo del apretujón”, decía el escritor quien ya había escrito sobre el tema en su libro Los Rituales del Caos.
“El Metro es una experiencia a la vez descifrable e indescifrable, ilimitada y limitada al vagón en el que te concentras. Tu campo concentracionario, tu presentimiento, tu presagio de ataúd”. Para Carlos Monsiváis, un vagón del Metro era un espacio donde también se lee, aunque fueran libros de autoayuda de Carlos Cuauhtémoc Sánchez con los que da la ilusión de estar memorizando “las recetas del triunfo”.
Incluso definía a un vagón del Metro como “el milagro del acomodo” porque no hay otro lugar en la ciudad donde haya tanta condensación de cuerpos. “Si uno no se siente aglomerado en la Ciudad de México, está viviendo en otra parte”, decía el escritor.
Al preguntarle en qué ha cambiado el Metro, contestaba que más bien eran la gente y sus costumbres las que se habían modificado. Tan solo por el hecho de que las costumbres que había cuando se construyó el Metro, ya no son las mismas.
En aquella entrevista, recordaba un cartel que estaba en las instalaciones del Metro. Tenía la leyenda: “Si te obligaron a ver lo que no quieres ver. El exhibicionismo es un delito. Denúncialo”. El cartel estaba acompañado por un sierre.
Al preguntar al cronista su opinión respecto a esta campaña, aseguraba que era una frase que podía tener distintas interpretaciones. Una de ellas, una ceguera voluntaria para limitar el campo de la visión y desviarlo de lo que ofende moralmente.
“Lo que yo supongo que era la intención del cartel, el compromiso de denunciar lo que no te gusta para que sea suprimido. Como un ejercicio de libertad por otra parte y como una invitación a la censura por otro. Creo que la censura está muerta, en lo que al Metro respecta, decía el escritor”. Aunque para él evidenciaba el fracaso de la censura.
Carlos Monsiváis reflexionaba también sobre la hora pico en el Metro. Aseguraba que al entrar al vagón lo único en lo que los usuarios pueden concentrarse es en el “acomodo de una persona en un milímetro cuadrado”.
Pronosticaba que dentro de unos llegaría a un punto en el que tendría 25 horas pico. “Esa hazaña de la retención de un cuerpo en un espacio inexistente es lo que constituye el eje mental del Metro en las hora pico que cada vez se multiplican más”.
Desde entonces veía también la importancia del transporte en la economía de la ciudad que comenzaba a formarse por el sector informal. “Al Metro más que considerarlo una vía de transporte, es una fuente de empleo porque ya te venden de todo”.
Desde cantantes que imitan a Pavarotti, a Cri-Cri, a quienes venden el DVD de Spiderman que apenas se estrenó en Estados Unidos e imitadores que interpretan cualquier actuación o melodía. Son algunos de los trabajos informales que se han formado en esos vagones.
“Estoy esperando ver en el Metro un pequeño circo, peregrinaciones, así con peregrinos llagados y sangrantes que se van azotando, espero ver todo porque la ciudad se está volviendo una prolongación del Metro y no al revés”, afirmaba Carlos Monsiváis.
Te puede interesar: