Diariamente, miles de personas acosan a niños y niñas de todo el mundo, por medio de redes sociales para convencerlos de enviar contenido sexual. El fácil acceso que tienen los menores de edad a Internet sin supervisión los expone a ser víctimas en cualquier momento.
El término para definir este tipo de práctica pedófila a nivel internacional es Grooming, que puede contextualizarse al español como ‘engaño’ o ‘convencimiento’. Facebook, Instagram y WhatsApp son las redes en las que más casos reportados hay.
El método utilizado es el mismo: Una persona (generalmente hombres adultos) entabla conversaciones con niños utilizando perfiles falsos. Mediante mensajes finge preocuparse por la víctima o hacerle parecer que es muy interesante para ganarse su confianza.
Prácticamente, el acosador seduce al niño o niña y le propone intercambiar fotos y videos sobre su día a día, por ejemplo, qué comen, cómo se visten, etc. Ellos tendrán listas imágenes de los chicos o chicas por los que se hacen pasar.
Continúan haciendo esto por varias semanas hasta que suben el tono de los materiales que piden. Convencen a los niños de enviar archivos de ellos desnudos o haciendo actos sexuales para después compartir los materiales en redes pornográficas.
Algo que alerta a las autoridades de varios países y organizaciones defensoras de los derechos de los niños, es que ya no solamente son extraños los que tratan de engañar a los menores, sino que personas cercanas a ellos están cometiendo estos actos.
Por ejemplo, en la provincia argentina de Zapala, un sujeto de 54 años convenció a una joven de 14 de enviarle material sexual vía WhatsApp. El hombre era un amigo cercano de la familia de la víctima y así fue como consiguió ponerse en contacto privado con ella.
En México, los casos de este tipo se relacionan principalmente con extorsiones a las víctimas con tal de no dar a conocer sus fotografías.
Uno de los incidentes más conocidos ocurrió en 2018, cuando una estudiante de nombre Elisa, tuvo contacto con un sujeto con el que intercambió fotos y después le pidió dinero para no publicarlas en una página de Facebook llamada ‘Memes UNAM’.
Sin embargo, Elisa no fue la única, pues en esa página se publicó una lista con nombres de estudiantes, muchas menores de edad, de preparatoria y facultades de la UNAM que fueron engañadas y a quienes se les exigía dinero y más fotos en privado para no exhibirlas.
En países como Alemania, Estados Unidos, Australia o Escocia, el Grooming ya está tipificado como un delito grave. En el resto del mundo, incluido en México se contempla entre leyes contra el acoso cibernético.
En el caso específico de nuestro país, el Grooming fue incluido en la llamada ‘Ley Olimpia’, que surgió como castigo a personas que comparten fotos íntimas de alguien más por la red. Las penas para quien cometa este delito pueden ser de cuatro a ocho años de prisión.
Expertos en seguridad informática indican que la primera medida de protección contra el Grooming comienza con la supervisión de los padres con respecto al uso de Internet en sus hogares.
Saber qué páginas visitan lo hijos, con quién chatea, a qué hora se conecta, cuánto tiempo está en línea, son los principales cuestionamientos que deben hacerse los padres a la hora de permitir que los menores entren a Internet.
Existen antivirus y herramientas de control parental que permiten monitorear el historial de búsqueda y mantenerse al tanto de lo que hacen los niños en internet.
Muchos de los casos detectados de Grooming en el mundo se dan ocasionalmente cuando los padres revisan las conversaciones de sus hijos. Muchas veces, las víctimas dejaron descuidados sus dispositivos y los padres echaron un vistazo a sus chats, descubriendo lo que pasaba.
Por ello, es importante saber hasta qué punto se les da libertad para usar Internet, no se trata de restringirlo, sino de explicar a los niños de los riesgos que hay detrás de la pantalla y no aceptar solicitudes de amistad extraños ni contestar mensajes sospechosos.
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