En la Ciudad de México hay una gran oferta de vivienda para rentar que se encuentra estancada a causa de la especulación inmobiliaria. Los propietarios, en muchos de los casos, ajustan los precios con base en el mercado especulativo y no en las características del inmueble y la zona, o las capacidades económicas de los posibles inquilinos.
Al menos en la Ciudad de México, los nuevos desarrollos inmobiliarios no están dirigidos a la mayoría de la población. Datos del INEGI indican que el sueldo promedio en el país es de 7 mil 380 pesos mensuales.
Mientras que las rentas más accesibles, en zonas alejadas de los centros de trabajo o en inmuebles pequeños o espacios compartidos, rondan entre los 3 mil y 5 mil pesos. Es decir, más del 40% del ingreso mensual de la mayoría de los habitantes en la capital.
En entrevista para Datanoticias, Carla Escoffié, especialista en temas de vivienda en México y directora del Centro de Derechos Humanos de la Facultad Libre de Derecho de Monterrey, señaló que en la Ciudad de México existen casos en los que grupos más acaudalados adquieren inmuebles no para habitarlos, sino para directamente especular con ellos:
“Hay un mercado en el cual no estamos hablando de una persona que tiene uno o dos inmuebles extra, sino de personas que tienen 10 o más inmuebles que los están dando en renta con el objetivo de lucrar con todos ellos.
Vemos, por ejemplo, colonias como la Juárez en la CDMX, donde aumentan los precios de las rentas y al mismo tiempo hay departamentos que llevan más de un año sin ser habitados.
Todos estos murales de letreros de “En Renta” que se ven en la CDMX, sobre todo en la zona de la Cuauhtémoc, en las colonias Centro y similares, tienen que ver con estos procesos.
Hay una especulación de tal manera que los propietarios prefieren no bajar los costos de las rentas porque en el mercado especulativo del arrendamiento hay un precio que se está manejando, pero que no corresponde al valor real de la demanda en el lugar”.
En ese sentido, una investigación realizada por la organización Habitat International Coalition AL y el Instituto de Estudios sobre Desigualdad explica que la mayoría del dinero de las rentas de vivienda pasan directamente de los sectores más pobres a los más ricos.
La investigación asegura que el 99% de los ingresos generados por alquiler de vivienda en México llegan al 10% de la población que más recursos tiene.
“Esta distribución desigual de quienes reciben pagos por alquiler se vuelve todavía más extrema cuando se toma en cuenta el monto de lo que se redistribuye vía rentas de propiedad: 99% de los ingresos por alquiler se acumulan en el 10% más rico del país y, de hecho, 62% de estos —es decir 6 de cada 10 pesos— van sólo para el 1% más rico”, plantea el documento.
Un problema antiguo que necesita cambios urgentes
Los problemas del arrendamiento de vivienda en la Ciudad de México, así como en otras zonas urbanas del país, responde a diferentes factores que datan desde la consumación de la Revolución.
Si bien, es cierto que en la Constitución de 1917 ya se contemplaba el derecho a la vivienda, esta legislación, en palabras de expertos en el tema, no evolucionó mucho.
Instituciones públicas como el Infonavit, Fovissste, Sedatu, Conavi o el INVI, en el caso particular de la Ciudad de México, siguen un modelo similar de financiamientos y subsidios en los que los beneficiarios deben juntar una serie de requisitos para hacerse de una propiedad.
Sin embargo, una gran parte de la población todavía no puede acceder a ellos, debido a que sus ingresos no se lo permiten o no son candidatos elegibles por laborar en la informalidad.
“No hay una política de vivienda que atienda más allá de los créditos en áreas urbanas y hay todo un sector que no tiene capacidad económica para comprar por sí misma una vivienda o bien, tampoco están inscritas al Infonavit o no pueden acceder a un crédito de banca privada.
Incluso, podrían, en teoría, pero no quieren comprometerse, debido a que sus sueldos no son permanentes o fluctuantes.
Esto causa que aumente la población que requiere de vivienda de arrendamiento. El número de propietarios se está viniendo abajo, porque precisamente las nuevas generaciones tienen más obstáculos que las anteriores para poder acceder a una vivienda en propiedad.”, mencionó Carla Escoffié.
La especialista considera que la legislación en la Ciudad de México respecto al tema del alquiler de vivienda no es ni la más adecuada, ni la más protectora en el país.
En ese sentido, existen especialistas, académicos, grupos organizados de inquilinos y otras representaciones de la sociedad civil que buscan la creación de una Ley Inquilinaria que establezca los derechos y obligaciones justas para ambas partes de un arrendamiento de vivienda.
Carla Escoffié, quien forma parte de quienes apoyan esta iniciativa, explica que las autoridades locales han ignorado muchos de los problemas que padece la población inclinaría, como los constantes aumentos en la renta o los desalojos:
“En CDMX se permite un desalojo sin que haya una sentencia firme, cuando tú pierdes en la primera instancia en un juicio de arrendamiento, es decir, en la primera oportunidad, se te desaloja, independientemente de que tú apeles la sentencia.
También, permite aumentos de renta de hasta el 10% anual. Por poner unos ejemplos, lo que se plantea es que se haga una legislación ideal y que además pueda incluir la creación de juzgados especializados en arrendamiento de vivienda”.
Precarización de la vivienda y modelos de alquiler
En redes sociales y sitios especializados en compra, venta y alquiler de inmuebles, es habitual ver espacios precarios en renta o nuevas modalidades que restan mucho a la calidad de vida de los habitantes.
Por ejemplo, cuartos de servicio en azoteas de edificios, habitaciones adaptadas en pequeños espacios o modalidades como el coliving o microliving, en las que varias personas residen en un mismo inmueble o departamento.
Muchos estudiantes o incluso personas que ya son independientes recurren a habitar espacios con roomies para aligerar los gastos, debido a que sus sueldos o el apoyo que reciben de sus padres no es suficientes para pagar una renta, los servicios, transporte y alimentos del mes.
Empresas y propietarios que se dedican al alquiler de vivienda compartida “romantizan” esta situación como una modalidad ideal para conocer personas o habitar en colonias de alta demanda, aun si esto implica perder la privacidad y vivir en espacios reducidos.
Datos de la última Encuesta Nacional de Vivienda, elaborada por el INEGI en 2020, indican que más de la mitad de la población que renta una habitación, casa o departamento lo hace no por gusto, sino porque su ingreso no le alcanza para costar la mensualidad de un crédito inmobiliario.
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