Los cárteles del narcotráfico requieren de redes de reclutamiento para mantener sus filas fuertes. Especialmente es tiempos de guerra contra otros grupos criminales y la autoridad misma, como ocurre en actualmente en estados como Michoacán, Colima, Zacatecas o Tamaulipas.
Expertos en temas de seguridad internacional y sociología que estudian el tema del narcotráfico en México desde hace varios años, coinciden en que muchos de los jóvenes reclutas caen en las redes del narco ya no por necesidad de sobrevivir, sino por una ambición desmedida de tener dinero, mujeres, poder y lujos.
Pero sus aspiraciones, casi siempre, están alejadas de lo que podrán alcanzar en realidad. Una buena parte de los nuevos reclutas de los cárteles serán considerados por sus comandantes (y por ellos mismos) como “desechables”. El mundo que anhelan es apenas una idealización creada a partir de la narcocultura a la que están expuestos.
Buscan ser una especie de “Tony Montana mexicano”
La narcocultura mexicana se desarrolla y se transmite desde una visión machista en la que los hombres consiguen lo que quieren a partir de la violencia y el poder, explica el Dr. Robert Bunker, investigador y profesional de seguridad internacional y contraterrorismo, en un texto publicado en la plataforma Global Network.
Escribe que la narcocultura mexicana impregnó la idea en los hombres de que la violencia y el tráfico de drogas es un medio para que cualquier persona en el país salga de la pobreza y acumule fama y riqueza, siempre y cuando tenga el valor para hacerlo.
El Dr. Robert Bunke añade que los narcotraficantes mexicanos adoptan diferentes ideales para construir una realidad a modo al rededor de su mundo. En general, explica, toda su cultura se desarrolla desde una perspectiva machista que recuerda al personaje de Tony Montada, interpretado por Al Pacino en la película Scarface, de 1983.
“El estilo de vida del cártel es hipermasculino y violento en sus comportamientos y las imágenes con el arquetipo de Scarface son constantemente evidentes y, en consecuencia, promueven una perspectiva sesgada sobre el papel de la mujer”.
El investigador señala que la vida a la que aspiran los narcotraficantes solo es alcanzada por los líderes más inteligentes, que son los que pueden sobrevivir a sus actividades ilícitas.
El resto de los integrantes de los grupos criminales se deben conformar con una vida corta, propensa al riesgo en todo momento. Es por eso que, en cuanto tienen algo de dinero, recurren a los lujos extravagantes y placeres.
“En los niveles más bajos del cártel, la vida se trata de vivir rápido y se centra en poseer autos llamativos, obtener ropa y joyas caras, emborracharse con alcohol y drogas en clubes y estar con mujeres jóvenes atractivas”.
Lo peor del caso, es que muchos reclutas del narco, especialmente en épocas de combate, morirán apenas se integren a las filas de un cártel o no podrán estar cerca de las ciudades y centros urbanos, a menos que el líder o un mando superior lo designe.
Algunos reclutas del narco son considerados desechables, apenas se unan a los cárteles
Los resultados de sus investigaciones se publicaron recientemente en The Conversation y arrojan una visión muy diferente a lo que la narcocultura se encarga de promover.
Señala que la mayoría no son víctimas de la necesidad, como se suele creer, sino que se unen voluntariamente por ambición.
“Ellos no justifican su incursión en el narco como su ‘única opción’ para sobrevivir, como muchos estudios académicos aseguran. Reconocen que entraron al narco porque, aun cuando la economía informal les permitía sobrevivir bien y mantener a sus familias, ellos querían ‘más'”.
Esto coincide en cierta manera con lo que el Dr. Robert Bunke se refiere con el arquetipo de Scarface: hombres que buscan un éxito rápido, sin importar las consecuencias.
Pero las entrevistas de
“Los participantes se autodefinen como agentes libres que decidieron trabajar en una industria ilegal, pero también se definen como personas ‘desechables’.
Explicaron que la violencia a la que están sujetos les hace comprender que su vida será corta, por lo que rápidamente se vuelven adictos a las drogas, a los lujos e, incluso, a ver la muerte como la única salida.
“Cuando ves tantos de tus compañeros morir en peleas, de una sobredosis, balaceados por la policía, tú piensas que ese también es tu futuro”, dijo a
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