El activista Joaquín Galván, que trabaja en investigaciones de redes de tráfico de personas y feminicidio en el municipio de Ayutla, en el estado de Oaxaca, alerta que a pesar de haber solicitado protección al gobierno local y federal, debido a que recibió amenazas del crimen organizado, lo máximo que se le ofrece es un botón de pánico en su domicilio.
En entrevista con Datanoticias, Joaquín Galván señaló que la medida que la Secretaria de Gobernación y la Fiscalía de Oaxaca le otorgaron no es suficiente para permitir que continúe con su trabajo de investigación y denuncia:
“Ha sido muy fastidio. Ha sido cansado. Respecto al mecanismo que solicité, por supuesto, que son trámites burocráticos que pudieron, por su operatividad, bien pudieron haber pasado muchas cosas durante estos días y pude haber estado sin ningún tipo de atención. De hecho, así fue, pero bueno. Ya cuando al fin me informan que se activa un mecanismo, me dan uno que es absurdo, que no cumple las exigencias de la situación en la que este caso nos lleva”.
El activista de Ayutla explica que hay una red de trata de personas que se extiende desde el sur de México hasta las ciudades fronterizas con Estados Unidos. En febrero de 2022, dio a conocer los nexos entre el crimen organizado y el caso de tres migrantes de Oaxaca que fueron asesinados en Arizona.
“Es un caso muy delicado. Hay un tema ahí de tráfico de migrantes detrás. Obviamente que los intereses de este grupo delictivo están en riesgo. Nuestra voz y la voz de los familiares no les hace sentido”.
La respuesta es absurda para la dimensión del problema: Joaquín Galván
Joaquín Galván añade que a raíz de las investigaciones sobre el tema de migrantes, se pudo constatar que existe una enorme red de tráfico de personas. Asegura que se le notificó a las autoridades locales sobre el problema, pero no hubo mayor respuesta.
En Twitter, publicó que desde que se dio a conocer el caso de los migrantes oaxaqueños asesinados, la presencia de hombres armados en el municipio no ha disminuido:
“Durante los rituales velatorios de los cuerpos de los migrantes asesinados, Isauro y Herminio, al recorrer la carretera previa a su localidad, nos topamos de frente con el comando que transporta al líder de la red de traficantes que los asesinaron. Al menos yo iba con estatales”, escribió el activista en la red social el pasado 16 de marzo.
A inicios de marzo, fue cuando Joaquín comenzó a recibir amenazas por su trabajo como activista. Acudió a la Secretaría de Gobernación para solicitar la activación del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
En redes sociales, dio a conocer que la respuesta que recibió de las autoridades federales fue la instalación de un botón de pánico en su domicilio. Indicó que la patrulla más cercana está a 60 kilómetros de distancia.
“Me acaban de informar que me quieren poner un botón de pánico en mi domicilio de Ayutla, ahí donde mi autoridad inmediata son topiles comunitarios que de arma tienen un palo, donde la patrulla estatal más próxima está a 60 km, donde sicarios con almas de alto poder pueden matarme”, escribió.
Durante la entrevista, mencionó que la medida le parece desproporcionada considerando las dimensiones del problema que denuncia y la protección que se le da a funcionarios del gobierno local:
“Que nivel de negligencia del Estado se está cometiendo, no nos garantizan nada. Lo que garantizan es hacerle el favor a los grupos delictivos. Vemos inoperatividad de las denuncias, o no dimensionan los casos o los minimizan.
Vengo de conocer a funcionarios de alto nivel, como al fiscal de Oaxaca que tiene protección del mecanismo federal, anda con 20 escoltas y 3 camionetas de lujo y ahí están arrumbados, mientras periodistas y sociedad civil están en el desamparo. Es absurdo”.
Joaquín Galván explica que continuará con la investigación y el trabajo a favor de los migrantes. Dice que ha visualizado a integrantes del crimen organizado cerca de las rutas que utiliza, por lo que tendrá que ser más precavido en sus traslados:
“En general, solo me tengo a mí. Entonces tengo que ser más cauteloso, ser más estratégico y nada más. Tampoco quiero ir a contracorriente, lo que va a suceder va a suceder, no puedo controlarlo, no voy a permitir que eso me quite el sueño. Con cautela, pero tengo que seguir”, concluye.
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