A los reos en el Edomex se les da la oportunidad de tener un empleo formal y pagado durante el tiempo en el que permanezcan en la cárcel.
De esta manera, además de generar un ingreso económico para ellos y sus familias, se les instruye en diferentes oficios para que, al terminar su condena, puedan trabajar de manera lícita y no caer en nuevos actos delictivos.
La Industria Penitenciaria de la Subsecretaría de Control Penitenciario del Estado de México tiene acuerdos con más de 20 empresas que trasladan equipo, instructores e insumos a las cárceles mexiquenses para emplear a los prisioneros dispuestos a trabajar.
En qué trabajan los presos en el Edomex
Ninguno de los reos es obligado a trabajar. El principal requisito para que los presos puedan ingresar a los talleres es tener buena conducta.
Con el paso de los años, la Industria Penitenciaria en el Edomex se amplió. La fabricación de artesanías, que es algo casi tradicional en las cárceles de México, ya no es la única actividad en la que los reos trabajan.
En el Edomex, las personas privadas de la libertad hacen bancas para parques públicos, postes y luminarias para el alumbrado de las calles y barandales para infraestructura urbana.
También, cosen balones; maquilan ropa deportiva y casual; hacen juguetes y mubles; tatúan pieles; fabrican todo tipo de calzado; arman pinzas y se encargan del proceso de reciclaje de plásticos.
Incluso, en el penal del municipio de Nezahualcóyotl, cuentan con talleres que produjeron cientos de miles de cubrebocas para el Valle de México, desde los primeros meses de la pandemia de Covid-19.
Por su trabajo, los presos sí obtienen un sueldo pagado por las empresas que los contratan. Pueden optar por quedárselo para sus gastos personales, enviarlo a sus familiares o dividirlo entre ambos.
En cualquiera de los casos, existe una delegación administrativa especial que se encarga de que el dinero llegue en tiempo y forma.
Algunas de las empresas que participan en el programa de la Industria Penitenciaria en el Edomex ya llevan 10 años dando empleo y un voto de confianza a las personas privadas de la libertad que sí buscan una verdadera reinserción social.
Trabajar y estudiar para no volver a delinquir
Además del trabajo remunerado en las cárceles, los prisioneros tienen más opciones para hacer algo productivo durante el tiempo que permanecen encarcelados. Cerca del 70% de la población privada de la libertad en el Edomex lo hace.
Evidentemente, las cárceles todavía son lugares en los que se generan delitos y violencia. Las condiciones en las que se encuentran no son óptimas y hay muchos asuntos pendientes en la dignificación de espacios y servicios.
Sin embargo, los talleres de empleo, capacitación y programas de educación se mantienen abiertos a todos los que busquen participar.
De acuerdo con el Gobierno del Edomex, en las cárceles mexiquenses se imparten cursos de electricidad residencial, plomería, corte y confección, corte de cabello y peinado, panadería, computación, refrigeración y reparación de aparatos electrodomésticos.
Del mismo modo, las y los prisioneros que prefieran optar por el camino de la educación, hay más de 100 instructores certificados para dar clases de primaria, secundaria y preparatoria abierta.
Asimismo, la Profeco también capacita a los reos en la fabricación y preparación de alimentos como pescado, quesos, yogures, confitería, postres, pastelería, pan y conservas de frutas y verduras.
Finalmente, las personas privadas de la libertad que tengan conocimientos en áreas como electricidad, plomería, jardinería o construcción, pueden colaborar en el mantenimiento del penal en el que cumplen sus sentencias.
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