Queda claro que el Gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, continúa sumando adversarios, y no sólo de la oposición, sino de su propia trinchera política como el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal.
García se sostiene entre alfileres, y los pocos bonos que conserva son cortesía de su amigo, el presidente López Obrador.
El mejor activo de García Jiménez siempre ha sido el respeto que AMLO tiene por su familia, particularmente por su padre, Atanasio García Durán, izquierdista de toda la vida, “compañero de mil batallas”. Sin embargo, el trabajo “del hijo de su amigo” en Veracruz no ha rendido los frutos esperados.
Cuitláhuac García se volvió, incluso, el Gobernador más “espaldareado” por el Presidente. Hubo una época donde AMLO, en privado y con sus colaboradores más cercanos, bromeaba al comentar que “no podía dejarlo caminar solo”, que “necesitaría andadera por siempre”.
Durante semanas, Ricardo Monreal ha visitado Veracruz para externar que el delito de “ultrajes a la autoridad”, impulsado por el gobierno en turno, es violatorio de los derechos humanos, pues cualquier persona podría ser acusada de agredir a la autoridad, (a un policía, por ejemplo), y desembocar en prisión preventiva.
La defensa es complicada, pues se convierte en “su palabra contra la mía”, y mientras se investiga el hecho, puede aplicarse la prisión preventiva. La dinámica de este delito supone su conveniente empleo contra adversarios políticos, y ya hay presuntos casos en el estado, como el de Rogelio Franco, secretario de Gobierno en tiempos de Miguel Ángel Yunes.
Me hacen saber en Palacio Nacional que AMLO ya pidió a Cuitláhuac García le explique, a la brevedad posible, lo que ocurre respecto al delito de ultrajes a la autoridad. “En su pleito con Monreal yo lo defiendo, pues Ricardo sabe que aunque Cuitláhuac continúe cometiendo cientos de errores, cuenta con mi apoyo”. Pobre Veracruz.
Twitter: @aaguirre_g
www.alejandroaguirre.com.mx
Nota relacionada con este tema:
No tenemos vacuna para niños, responde Gobernador de Veracruz a Zulma, la niña con diabetes