El estereotipo del mexicano bigotón, de sombrero, chaparro y gordo es una imagen difícil de cambiar en el extranjero, particularmente en los medios audiovisuales. Por años, varios personajes de películas, series, animaciones, cómics o videojuegos han contribuido a reforzar esta idea en el imaginario colectivo y un ejemplo es Henry, el Hambriento.
En resumen, Henry, el Hambriento es un gato mexicano que usa sobrero y paliacate, que vive en una zona casi desértica, pequeñas casas sin pintar y con cactus y nopales en las calles. A diferencia de los demás personajes (que son humanos) él es gordo, chaparro, con bigote y por alguna razón tiene mucha hambre y se emociona al ver un cultivo de maíz.
Se trata de una animación infantil, lanzada en 2012 por la plataforma Baby TV. Aunque el corto ya tiene casi 10 años, sigue doblándose en diferentes idiomas y tuvo una remasterización para aumentar la calidad a los estándares actuales.
Ojo, que este texto no se trata de una de esas notas que se publican en medios tipo ‘generación de cristal quiere cancelar a Henry, el Hambriento por estereotipo mexicano’. Ya hemos hablado en otras ocasiones de cómo ese tipo de contenido se crean únicamente para causar polémica y hacer que los usuarios den clic en el enlace.
Aquí abordaremos el tema de los estereotipos, los problemas que han causado, las veces que sí han ofendido a un país (porque no solo los mexicanos son vistos de maneras irreales y lo más importante: por qué siguen existiendo.
Mexicanos: los villanos favoritos del cine de Hollywood
No todos somos Pancho Villa
Desde el nacimiento de la industria cinematográfica de Estados Unidos, los directores y guionistas encontraron en el mexicano a su villano predilecto.
La Revolución Mexicana trajo consigo una de las imágenes más populares que hay sobre la gente de nuestro país: hombres con sombrero y bigote, armados con carabinas y carrilleras todo el tiempo. Esta idea fue con la que Estados Unidos se quedó, especialmente cuando la imagen de Pancho Villa se popularizó en su territorio.
La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos guarda materiales muy interesantes sobre las persecuciones del General John J. Pershing para intentar capturar a Pancho Villa; con estas grabaciones, el general mexicano se convirtió, de cierta manera, en una estrella de cine.
Con las persecuciones a Villa, nace parte del estereotipo del mexicano bandolero, violento, sucio, violador, alcohólico, flojo, gordo, chaparro, etc.
Incluso, en esas épocas se comienza a dar forma a una imagen de México que se quedó atrapada en el tiempo, como lo son escenarios semidesérticos, con mujeres vestidas como ‘Adelitas’, niños en huaraches, cactus y nopales en las calles, burros y caballos como medio de transporte y donde casi siempre es Día de Muertos.
En 1983, The New York Times describió los efectos que las cintas sobre generales revolucionarios tuvieron en la relación entre ambos países:
“El gobierno mexicano pronto se opuso a la descripción de Hollywood de sus ciudadanos como “bandidos y escurridizos” y amenazó con prohibir todas las películas producidas por compañías que ofendieran a su gente”.
México no es un enorme rancho
En ese mismo texto, se señala que en años posteriores, en épocas de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos dejó un poco de lado el estereotipo del mexicano y se enfocó en crear uno para los alemanes. De ahí el éxito de los superhéroes como el Capitán América.
Pero el cine mexicano, que vivió la conocida Época de Oro, no hizo mucho para crear una nueva imagen sobre sus ciudadanos y el género ranchero, tan alabado y querido en nuestro país y reconocido en el extranjero, siguió aportando elementos de una realidad que no representaba el contexto real sobre México.
Mientras las películas de Pedro Infante, Tito Guizar, Sara García, Dolores del Río o Jorge Negrete (por mencionar algunos) retrataron al mexicano como ranchero, cantor, mujeriego, alegre y católico, nuestro país entró en un periodo de modernización en donde el gobierno planeaba y desarrollaba ciudades que poco a poco acabaron con las haciendas y los ranchos.
Por ejemplo, mientras Pedro Infante y Jorge Negrete rodaban ‘Dos Tipos de Cuidado’, una de las mejores películas del género ranchero y de todo el cine mexicano en general, de acuerdo con diversos autores como Carlos Monsivais, al mismo tiempo se construía la Torre Latinoamericana, uno de los rascacielos más importantes de su época, ya que marcó un hito en los sistemas de construcción antisísmicos en todo el mundo.
Las películas rancheras no eran un retrato exacto de la sociedad mexicana, son una ficción. Los actores, productores y directores lo sabían, pero quizá los espectadores extranjeros no.
Ismael Rodríguez, por ejemplo, podía hacer que Pedro Infante actuara en una gran comedia ranchera (Los Tres Huastecos) y en el mismo año un melodrama citadino como crítica a la desigualdad social de las urbes en desarrollo (Nosotros los Pobres).
Los estereotipos también son racistas
Además del mexicano con bigote y sombrero, el cine y la televisión estadounidense ha creado diferentes clichés a lo largo del tiempo:
- El italoamericano mafioso.
- El latino narcotraficante.
- El chino karateca.
- El ruso bélico.
- El alemán nazi.
- El inglés afeminado.
- El africano salvaje.
- El japonés místico.
- El francés que no se baña.
- El musulmán terrorista.
Todos esos estereotipos, además de ser muy cliché, también son una muestra y hasta normalización del racismo, visto desde una perspectiva sociológica.
En 2018, la revista National Geographic publicó un número especial en el que se disculpó ante sus lectores y el mundo entero por los clichés racistas y discriminatorios que se publicaron en sus páginas durante el Siglo XX, en los que normalmente se presentaban a las comunidades indígenas y tribus como si fueran una versión de Tarzán.
Hoy en día, también algunas productoras que han tratado de limpiar su imagen y anticipar controversias por la forma cliché en que se presentaban ciertos personajes en sus cintas o series.
Por ejemplo, la plataforma Disney+ introdujo mensajes de advertencias de contenido en películas como ‘Los Aristogatos’, ‘Peter Pan’, ‘Los Tres Caballeros’ o ‘El Libro de la Selva’. Dicha aclaración aparece de la siguiente manera:
“Estos estereotipos estaban equivocados entonces y lo están ahora. En lugar de eliminar este contenido, queremos reconocer su impacto dañino, aprender de él y generar conversaciones para crear juntos un futuro más inclusivo”.
Pero en Estados Unidos no es el único lugar en donde hay clichés. Las producciones mexicanas también han adoptado esos estereotipos en diferentes contenidos, tanto de personajes extranjeros, como de nuestro propio país. Pero ya llegaremos a esa parte.
La popularización del hombre del sombrero
Henry, el Hambriento retoma el estereotipo más cliché que puede existir de un mexicano: el sombrerudo con bigote ¿Dónde lo hemos visto antes? Aquí una lista:
- Speedy González (Looney Tunes).
- Pancho Pistolas (Los Tres Caballeros).
- Ludicolo (Pokémon).
- Peyote Díaz (Shaman King).
- Amingo (Marvel vs Capcom 2).
- Le Mexicain (Capitain Biceps).
- Don Tacos (Pang).
- Cormano (Sunset Riders).
Además, en series y películas como Los Simpson, Cómo Conocí a tu Madre, Padre de Familia, Konosuba, James Bond y cientos más, la imagen del mexicano siempre está relacionada con tacos, mariachi, chile y sombreros.
En 2011, la caricatura infantil Captain Biceps fue una de las que mayores críticas recibieron por estereotipar a los mexicanos como borrachos, flojos y violentos. Aún así, fue premiada en su país.
Un estereotipo más reciente del mexicano en los medios de comunicación es el de personaje de lucha libre o narcotraficante.
Es común que estos dos clichés también aparezcan en películas ambientadas en México o capítulos de series animadas en donde los personajes viajan a nuestro país.
México también se estereotipa a sí mismo
La televisión y el cine mexicano son altamente propensos a usar estereotipos en sus contenidos. Ya sea para representar personajes extranjeros o a gente de otros estados de la república. Ejemplos:
- El ‘chilango americanista’ que ve luchas y habla ‘naco’.
- El norteño narcotraficante.
- El sureño pobre.
- El poblano fresa.
- El mexiquense delincuente.
Y tocando el tema de los nuevos clichés, el narcotraficante que en el cine de Estados Unidos se ha convertido en el nuevo villano, en México es ahora un héroe.
Las series, películas y telenovelas en los que los narcotraficantes están siendo retratados como héroes están creando un nuevo estereotipo del mexicano en el extranjero y suman a la imagen violenta que el país tiene en el mundo.
La violencia en México es un tema muy grave y la narcoficción, señala el periodista Ioan Grillo en un artículo para The New York Times, podría estar cruzando la línea entre el entretenimiento y la apología del delito.
Los contenidos sobre narcotraficantes se encuentran entre las producciones más vistas en plataformas de streaming, de acuerdo con diferentes mediciones.
Por ello, no es de extrañar que el mexicano del sombrero y bigote ahora es visto en todo el mundo como un narcotraficante violento y sanguinario.
Lee también