José es maestro de Español en una secundaria de Chalco, Estado de México. Asegura que desde finales de febrero, antes de que empezara la contingencia de coronavirus, los profesores y directivos se organizaron dar clases en línea.
Como una forma de sondear a los alumnos y saber cómo sería su estrategia para dar clases, José pidió que mandaran un correo electrónico para registrarlos. Sin embargo, no todos lo hicieron, argumentando que no tenían cuenta de correo ni internet para crearla.
Además de esta brecha, José cuenta que una de las situaciones a las que se ha enfrentado para continuar dando clases es el reclamo de los padres quienes argumentan que a sus hijos los llenan de tarea. “La orientadora nos comentó que un papá hizo el comentario de que los docentes no estábamos bien organizados, que las actividades eran de mayor carga horaria, por decirlo así, y que la sesión era para 50 minutos entonces su hija trabajaba de las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde y que la niña no terminaba de hacer las actividades”, cuenta.
Los trabajos y tareas están basados en la estrategia de Televisión educativa, una plataforma por internet y la que los docentes dejen a sus alumnos, basado en la estrategia “Aprende en Casa” impuesta por la Secretaría de Educación Pública (SEP), además de otras actividades como lecturas o tareas para la mejor comprensión de los temas. A partir del comentario del padre de familia, la directora del plantel pidió a los maestros reducir la carga de trabajo debido a que al estar en la Fase 3 de la pandemia por coronavirus, debían evitar “estresar a los padres y a los alumnos”.
Esa fue la indicación y desde entonces cambió la forma de trabajo para todos los maestros. José recuerda que al tratar el tema de lactancia materna pidió a sus estudiantes hacer una nota periodística con cada uno de sus elementos o un mapa mental sobre literatura como parte de la tarea.
Ahí fue donde la queja surgió debido a que algunos hicieron ambos trabajos y lo consideraron excesivo. Ahora lo que hace es de un solo tema dividirlo en lecturas, la elaboración de un mapa o un cuestionario pequeño para que no se les acumule el trabajo porque lo pueden entregar a lo largo de la semana, sin que haya una fecha fija.
Sin embargo, le comentó a la orientadora lo que opinaba acerca de este hecho debido a que antes no ocurría. Esta queja se suma a un debate surgido en redes sociales donde los padres se quejan del exceso de trabajo para los niños.
Los maestros responden que son recursos que se hacen a diario pero antes no lo notaban por la falta de acercamiento hacia los niños. José comentó en esa ocasión que” los chicos se están formando y ellos tienen que aprender a que las actividades impuestas por el maestro se tienen que realizar”.
Entonces es una triangulación porque no hay contacto directo con los alumnos. Se pasa lista por Whatsapp con los números telefónicos de sus padres y ahí se comenta de las actividades, pero a él no tienen acceso los docentes.
“Para mí ha sido un gran reto porque no estaba muy familiarizado con los estudiantes y su forma de trabajo. Entonces sí es un gran aprendizaje la forma de trabajo de cada uno de ellos y el contexto es muy rural.Obviamente tengo que comprender las situaciones sociales. Abarcan muchas formas y estilos de aprendizaje.
De forma cotidiana tienes más práctica y realzas actividades que pueden favorecer el aprendizaje de los estudiantes y de esta forma a distancia es muy lineal porque estamos trabajando de forma virtual y son bastantes las carencias de los chicos. Los aprendizajes se completan solo a la mitad, concluye José.”
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