Desde hace tres semanas los incendios en el Amazonas, han consumido cientos de hectáreas. El fuego comenzó en el estado de Rodonia, en la frontera con Bolivia, pero se ha estado extendiendo por otras regiones cercanas.
Ahora la preocupación por controlar estos incendios forestales de grandes magnitudes ha alcanzado a gobiernos de todo el mundo.
Sin embargo, la preocupación por la desaparición de la mayor selva tropical del mundo inició desde antes que comenzaran los incendios, de hecho inició cuando Bolsonaro fue electo, de acuerdo con El País.
Otra señal de alerta fue su intensión por incorporar el ministerio del Medio Ambiente con el de Agricultura, ya que el segundo pertenece al sector productivo.
Esto se suma a otras medidas que permitirían deforestar la Amazonia. La selva, de la que ya se ha destruido el 20%, está cerca de un punto sin retorno de inflexión. A partir de ahí, e convertirá en una región con vegetación rala y baja biodiversidad. Y el combate global a los efectos del cambio climático será un desafío casi imposible.
Quiere transformar las tierras indígenas y las áreas de conservación, hoy las principales barreras contra la devastación de la selva, en pasto para bueyes, plantaciones de soya y extracción mineral.
Por su parte las comunidades indígenas han denunciado que Bolsonaro quiere despojarlos de sus tierras
Raimundo Kanamari, líder de una comunidad indígena declaró “Bolsonaro no es bueno. El quiere destruírnos y a nuestras comunidades”
Así mismo, han denunciado que el presidente lo señaló como el enemigo número a vencer desde el primer día de su gobierno.
También declaró a inicios de este años que no habrá “ni un centímetro más para tierras indígenas” y defendió que las que ya están demarcadas se puedan vender.
Activistas temían que al ser elegidos, autorizara explícitamente para deforestar la selva y matar a los que la protegen.
Varios casos de violencia contra líderes y asentamientos de campesinos han tenido lugar en la Amazonia incluso antes de las elecciones.