La crisis económica provocada por el Covid, demostró que los apoyos del Gobierno de AMLO no han sido eficaces para los mexicanos
Los apoyos, becas y subsidios sociales no logran compensar la pérdida salarial provocada por la actual pandemia. El Covid-19 diezmó los recursos en nueve de cada 10 hogares mexicanos, situación que se ha visto agravada por el cierre de negocios y la perdida de empleo.
Programas sociales de la 4T no ayudaron a detener la crisis
Según expertos y especialistas en el tema, los apoyos gubernamentales del Gobierno de AMLO no bastan para compensar la caída salarial. Además, las ciudades, estados y destinos que dependen del sector de servicios fueron los más afectados.
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la disminución en los ingresos de los hogares mexicanos fue de 6 por ciento con respecto a 2018.
A su vez, los mexicanos gastaron 13 por ciento menos en 2020 en comparación con 2018. Esta desigualdad económica fue causada en parte por las pérdidas de ingresos importantes en el 90 por ciento de la población.
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Frente a esta caída del ingreso, los apoyos otorgados por el gobierno de la 4T, que representan alrededor del 17 por ciento de los ingresos familiares, aumentaron un 8.3 por ciento hasta los 8 mil 871 pesos trimestrales y llegaron al 30 por ciento de hogares.
Detrás de este aumento, hay un incremento del 50 por ciento en los beneficios sociales y de un 15 por ciento en las jubilaciones y pensiones. Aunque estas ayudas redujeron el impacto, no alcanzaron para llenar el vacío dejado por los salarios.
“El aumento de las transferencias fue insuficiente para compensar la caída del los ingresos del trabajo”, señaló el 28 de julio de este año, el Economista y Presidente del INEGI, Julio Santaella.
Esto se ve reflejado en el crecimiento de la brecha socioeconómica en México, donde el 1 por ciento más rico concentraba el 29 por ciento del ingreso antes de la pandemia. Para el 2020, el 10 por ciento más pobre tuvo ingresos de 110 pesos diarios, un aumento marginal del 1.3 por ciento respecto a 2018, mientras el 10 por ciento más privilegiado, con mil 814 pesos diarios, registró una disminución de solo 9 por ciento.
Los ingresos de los más ricos pasaron de ser 18 veces superiores a los de los más pobres en 2018 a 16 veces en 2020. Eso hace ver que la diferencia entre la punta y la base de la pirámide sigue siendo muy grande.
Efectividad de apoyos sociales no puede ser medida
Para el Economista del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, Rodolfo de la Torre, la mejora en el ingreso no es un logro del Gobierno. “Hay serias dudas respecto a la efectividad de los programas sociales. El 30 por ciento de la población más rica recibió más beneficios que los más pobres”, señala.
De la Torre destaca que el cambio se produjo por el tipo de confinamiento que hubo: “Las actividades que estuvieron detenidas más tiempo fueron las de zonas urbanas. En las rurales el sector agrícola no se detuvo. Eso pudo impulsar el ingreso de las personas más pobres”.
Para 2020, el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación superó los 630 mil 000 millones de pesos, el equivalente a poco más de 3.4 por ciento del PIB. Pero más del 60 por ciento de esos recursos se destinó a programas sin reglas de operación, sin un control claro de quién recibió el dinero ni de sus resultados.
De 109 programas de transferencias contemplados para el 2020, 58 no contaron con reglas de operación, lo que representó un gasto de 401 mil 967 millones de pesos. Mientras que los otros 51 programas que sí cuentan con ellas recibieron únicamente 229 mil 476 millones de pesos, la cifra más baja desde que se instauraron reglas en 2008.
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En esta línea, la Directora de Investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, Alejandra Macías Sánchez, declaró que los programas con reglas de operación deberían ser prioritarios en la recepción de recursos. El problema con los programas sin reglas es que sus resultados no pueden compararse de un año a otro. Un ejemplo es la Pensión para Adultos Mayores, que tenía reglas pero éstas quedaron desfasadas al hacerse universal el beneficio durante el gobierno de AMLO.
Para la organización Oxfam México, los programas sociales impulsados por el Presidente descuidan a los trabajadores con menos recursos. En abril de 2020, publicó un hilo en Twitter donde detallan que “la pensión para personas adultas mayores, las Becas BJ y la pensión para personas con discapacidad no cubren a todas las personas en situación de pobreza”.
Sin embargo, la pensión para personas adultas mayores, las Becas BJ y la pensión para personas con discapacidad no cubren a todas las personas en situación de pobreza.
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— Oxfam México (@oxfammexico) April 22, 2020
De acuerdo con la organización, aunque estos programas son de relevancia, no tienen un diseño enfocado en cubrir las necesidades de estas personas.
Esto fue respaldado por el el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2020 realizado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). En el documento se puede leer que “se identificó que los Programas Integrales de Bienestar analizados no atienden en su totalidad los riesgos que enfrentan las personas en sus distintas etapas del ciclo de vida.
Los programas han tendido a enfocarse en las transferencias directas de apoyos económicos más que en la prevención, mitigación y atención de dichos riesgos que limitan el acceso a derechos”.
Una crisis incierta para México
Retomando las cifras de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2020, la crisis pegó más fuerte en la zona urbana ubicada en el centro y sur del país. En las ciudades los ingresos disminuyeron un 8 por ciento, mientras que en el ámbito rural aumentaron un 3.6 por ciento. La disminución en lo ingresos llevó a gastar menos que hace dos años: de 34 mil 329 pesos trimestrales en 2018 a 29 mil 919 en 2020.
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También cambió la forma de gastar. Con el cierre de las escuelas y la llegada del Home Office, los hogares dedicaron un 45 por ciento menos recursos a educación y esparcimiento y un 19 por ciento menos a transporte y comunicación. Pero en cambio, el gasto en salud subió un 40.5 por ciento.
La pandemia y el confinamiento también se tradujeron en cambios en los hábitos de alimentación. El gasto en productos consumidos dentro de casa aumentó un 10 por ciento, mientras el de los alimentos en el exterior cayó un 43 por ciento.
A pesar de todo esto México da signos de recuperación. Con el avance de la vacunación y el aumento de las exportaciones a Estados Unidos, organismos nacionales e internacionales mejoraron sus pronósticos de crecimiento para este año.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló a finales de julio que prevé que el país crezca un 6.3 por ciento frente a su pronóstico anterior del 5 por ciento. A pesar de esto hay inquietud sobre la recuperación. Aunque en junio de este año se registró medio millón de empleos más que en 2020, el trabajo informal aumentó del 56 por ciento al 59 por ciento, al igual que el número de horas trabajadas.