En la época prehispánica había un consejo de jueces, aprobado por Nezahualcóyotl, al cual podía acceder cualquier persona.
En documentos y códices quedaban asentados cuáles eran los delitos y castigos.
Por ejemplo, a los niños malcriados los picaban con espinas de maguey. Asaltantes y funcionarios corruptos, eran colgados. Estas eran las leyes que el poeta Nezahualcóyotl destinó a los que se portaban mal.
El Códice Mendoza describe cómo debía ser la educación de los niños desde los 3 a los 14 años.
Cuando los robos eran cometidos por algún gobernante eran definidos como los actos más inescrupulosos.
Para el poeta Nezahualcóyotl estos “políticos corruptos” merecían el castigo de ser asfixiados hasta morir.
En esa categoría entraba el “cobrador que pedía más de lo que debían pagar los súbditos y vasallos”.
Los jueces que recibieran sobornos merecían ser degollados, desangrados hasta morir por la arteria aorta.
Aunque si el delito era menor solo quedaban sin trabajo y eran “trasquilados” en medio del mercado, para humillarlos.
Los saboteadores de caminos eran colgados y destinados a morir por asfixia. Ahora los rateros se suben a las combis todos los días a asaltar y nadie los detiene.
Cuando alguien robaba algo en el tianguis, lo apedreaban hasta morir. “Era ley que luego públicamente en el mismo mercado le matasen a palos”, decía una ordenanza.
Para los ladrones, si aún no gastaba el dinero, lo hacían esclavo y lo vendían a alguien para pagar la cantidad robada.
Uno de los crímenes que merecía la pena de muerte era robar el Chalchihuitl, un collar de jade que pertenecía a los “nobles”.
Los alcohólicos también eran severamente castigados. Si era la primera vez los rapaban en el mercado, además su casa era saqueada.
Nezahualcóyotl escribió: “el que se priva del juicio (se altera la mente con estupefacientes) que no sea digno de tener casa, sino que viva en el campo como bestia”.
Si ya era la segunda ocasión, lo castigaban tambicon la pena de muerte. Si quien tomaba era un noble, aunque fuera por primera vez, pagaba con su vida.
El Códice Quinatzin tiene tres láminas, la primera cuenta la historia del señorío de Acolhuacán. La segunda describe el palacio de Nezahualcóyotl, y la tercera tiene como tema central delitos y sus castigos.
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