La Ciudad de México está llena de curiosidades y de momentos que forman parte de la identidad ‘chilanga’. La Semana Santa en la capital mexicana nos ha dado varios de estos, desde el viacrucis de Iztapalapa, hasta las playas artificiales que se volvieron la sensación para toda una generación.
Y es que para la década de los 2000, la Ciudad de México había perdido varios de los parques acuáticos con los que contaba. La mayoría de la población no podía darse el lujo de salir a vacacional a Cuernavaca o Acapulco en Semana Santa y fue ahí cuando el gobierno capitalino decidió intervenir.
Fue durante la gestión de Marcelo Ebrard, en el año 2007 que arrancó uno de los proyectos más criticados, pero interesantes de aquella administración: ‘Vamos a la playa’.
La idea era habilitar espacios en deportivos o centros acuáticos como playas artificiales para que los vecinos de colonias populares pudieran pasar un rato de diversión durante las vacaciones de Semana Santa.
La noticia causó grandes expectativas y algunas críticas entre la población y medios de comunicación, quienes opinaron que era una ‘ocurrencia’, pero la sorpresa fue grande cuando las playas artificiales se inauguraron, siendo todo un éxito.
Fue el 3 de abril de 2007 cuando la primera playa puramente chilanga abrió sus puertas. La sede fue el Deportivo Villa Olímpica, cuya alberca se adaptó para ofrecer un ambiente tropical.
El Gobierno de la Ciudad de México (antes Distrito Federal) logró traer varias toneladas de arenas de playas de Veracruz y de diferentes zonas del Caribe. Se instalaron palmeras, sillas, mesas, regaderas y demás utilería.
Los vecinos de Tlalpan abarrotaron la playa artificial desde el primer día y desde ese momento era visible que estábamos ante el nacimiento de una nueva tradición chilanga. Los siguientes días, abrieron otras tres sedes en las alcaldías Iztacalco, Gustavo A. Madero y Azcapotzalco.
Las playas de Marcelo Ebrard cumplieron el sueño del ‘Acapulco en la azotea (o deportivo)’ para miles de capitalinos que disfrutaron de esa primera edición de ‘Vamos a la playa’.
Los siguientes años, la Semana Santa era esperada por familias del entonces Distrito Federal para conocer en dónde se abrirían playas artificiales y poder llevar a los niños a disfrutar de un buen rato.
Para 2008 y debido a la gran demanda del año anterior, la Ciudad de México amplió el número de playas artificiales los días de operación a dos semanas completas, esta vez las delegaciones (hoy alcaldías) sede fueron Gustavo A. Madero, Azcapotzalco, Iztapalapa, Venustiano Carranza, Iztacalco, Tlalpan, Magdalena Contreras, Xochimilco y Tláhuac.
Además, ante la gran cantidad de visitantes se aprovechó para instalar módulos de orientación sexual, activación deportiva, servicios sociales y médicos. De esta manera, no solo había espacios de esparcimiento, sino centros de atención integral para los vecinos.
El éxito de las playas de Marcelo Ebrard fue todavía mayor y esto hizo que para los siguientes años se convirtiera en uno de los atractivos turísticos más importantes de la temporada año tras año.
Pero todo termino con la llegada de Miguel Ángel Mancera al gobierno capitalino, pues el programa ‘Vamos a la playa’, fue uno de los primeros en desaparecer en su administración, dando fin a esta corta, pero memorable costumbre.
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