En una sociedad acostumbrada a adquirir productos en envases, bolsas y botellas de un solo uso, volver a las compras a granel puede ser el futuro de hacer el mandado.
Este método significa que el cliente lleve sus propios recipientes para reducir el uso de envolturas, principalmente de plástico.
Quizá a simple vista el daño que estos desechos causan al ambiente no se perciba, pero por dar un ejemplo, simplemente una bolsa común de plástico como las que dan en el súper tarda entre 55 y 200 años en desaparecer, de acuerdo con estimaciones de GreenPeace.
Otros materiales que demoran en desaparecer del ecosistema son las botellas que tardan ¡hasta 550 años en degradarse! Es decir, que la botella del último detergente, aceite o catsup que compraste seguirá en la Tierra hasta que tus tataranietos nazcan.
Muchas empresas y cadenas de comercio están tratando de solucionar el problema con nuevos empaques y propuestas amigables con el ambiente.
Ya se fabrican bolsas hechas con materiales naturales. Un caso de éxito es Wave, una empresa fundada por mexicano dedicada a la fabricación de bolsas de fibra de yuca que se degradan al contacto con el agua caliente.
Otros negocios están tratando de traer de vuelta las ya mencionadas ventas a granel. Una costumbre de décadas pasadas donde, además del uso de recipientes propios, se compraban productos en grandes cantidades.
Esta alternativa es una propuesta de los movimientos ambientalistas denominados “zero waste”, en español ‘cero residuos’. Estas ideas se están de moda en países europeos como España, Francia, Alemania y Holanda.
En México, los mercados, tianguis y Centrales de Abasto son una buena alternativa para implementar las compras a granel.
Ahí los clientes pueden llevar sus propias bolsas y los costos de los productos pueden reducir si compran en grandes cantidades.
Por ejemplo, un kilogramo de azúcar en supermercados cuesta en promedio 25 pesos, mientras que en Centrales de Abasto un costal de 50 kg está en 870 pesos, de acuerdo con datos Sistema Nacional de Información de Integración de Mercados.
Si compráramos 50 kilos de azúcar en empaques de 1 kg en supermercados estaríamos gastando 1250 pesos. Además de que utilizaríamos 50 bolsas de plástico que tardarían hasta 300 años en desaparecer.
Lo mismo ocurre con el detergente. Es mejor tener un garrafón que se pueda rellenar cada dos meses en lugar de comprar una botella cada dos semanas.
Arroz, frijoles, aceite, sal, harina, miel, leche en polvo, semillas y otros productos no perecederos son algunas otras opciones que se pueden adquirir a granel en cuanto a alimentos se refiere.
Quizá la primera vez te resulte más caro comprar en grandes cantidades, pero a largo plazo podrás comprobar su utilidad.
Un consejo para iniciar con este método es hacerse con contenedores resistentes y que se puedan lavar continuamente como son: garrafones, frascos de vidrio, cajas de plástico, bolsas de tela y costales.
Haz tu lista del mandado y revisa qué productos son convenientes comprar a granel y cuáles definitivamente no necesitas en grandes cantidades. De esta forma podrás llevar un control de tus gastos.
Por ejemplo, no es buena idea comprar un centenar de huevo si no lo consumes muy seguido; pero sí un costal de frijoles que puede durar mucho tiempo almacenado.
La próxima vez que hagas el mandado ayuda al medio ambiente con pequeñas acciones que tienen un enorme impacto.