“Ocho veces, ocho veces, ocho veces de lo que se ve, la epidemia es ocho veces más grande, lo cual no cambia, no cambia las decisiones”, así respondía el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell en su conferencia diaria el 8 de abril, para responder cuál era el “factor de corrección” que mide el número de casos no observados, por cada caso confirmado.
De nueva cuenta el 2 de mayo volvió a ser cuestionado por una reportera, por dicho cálculo, dijo respondería el domingo 3 de mayo. Pero llegó tal día y en el informe diario sobre el virus SARS-CoV-2, el subsecretario no explicó dicho factor y se basó en la premisa de que “ya no es procedente el uso de la vigilancia centinela como elemento principal de información para lo que interesa monitorear en la fase 3”.
Sin embargo, mencionó que son 104 mil 562 casos estimados por dicho modelo, es decir, el factor (de multiplicación) no es 8 sino 25.
Después de este breve deslinde, López-Gatell no admitió hacer preguntas “por falta de tiempo” y siguió sin explicar cómo se hacían los cálculos de estimaciones de contagios. El funcionario admitió que aquellos que han criticado su modelo no hallan explicación aritmética, pero dijo que era porque los números estaban estratificados por cada estado.
A lo largo de un mes se generó gran controversia por los métodos y datos que el gobierno presentaba diariamente en su conferencia sobre la epidemia. El Método Centinela era uno de los motivos de discusión, debido a que de las más de 26 mil unidades de salud que existen en México en todo el sector salud, éste recopila información únicamente de 475 unidades monitoras de enfermedad respiratoria viral (USMER), es decir, se trata de una muestra a partir de la cual se estima el tamaño del problema.
Una estrategia diferente a la aplicada por países como Corea del Sur o Alemania, los cuales se han dedicado a diagnosticar a partir del mayor número de pruebas posibles para, así, detectar los casos en su población incluso si éstos no acuden a un hospital. En México el gobierno ha optado por el Sistema Centinela donde sólo “basta entrevistar a 3 mil o a 5 mil personas” para conocer la salud de los más de 127 millones de mexicanos en esta pandemia.
Expertos en otros países y en México han criticado dicho método debido a que que:
● Centinela funciona en el caso de la influenza estacional y el AH1N1 porque ya se conoce qué comportamiento tienen esos virus. Sin embargo, en el caso del SARS-CoV-2 todavía se está analizando su comportamiento.
● La aplicación de dicho sistema en México, al ser una muestra, sólo se concentra en algunos sitios del país y, por lo tanto, muchos lugares se quedan fuera de cualquier posible estimación.
● Se excluye a personas con potencial de contagio, ya que el método únicamente se concentra en los casos más graves, aun cuando existe una gran proporción de personas asintomáticas que sí pueden contagiar a otros.
En términos numéricos también hay cuestionamientos:
● Se usan casos confirmados o estimados de forma discrecional. Es decir, si se quiere calcular la tasa de letalidad, el gobierno ha dividido fallecidos confirmados entre casos estimados (en lugar de contagiados confirmados) dando como resultado una tasa de letalidad menor. Pareciera, por ende, que se busca utilizar la cifra que arroja una tasa que se ve “mejor”.
● En cambio, para el cálculo de la tasa de incidencia, en vez de tomarse los datos más amplios de número de casos estimados, se utilizan los casos confirmados, lo cual arroja una tasa de incidencia baja. Es decir, otra vez se escoge un dato que, casualmente, permite un resultado más conveniente a la imagen gubernamental.
● Discrepancia numérica entre los decesos por COVID-19 entre las autoridades federales y las estatales. Esto se ha ocurrido varias semanas cuando menos en Puebla y Baja California. Los estados reportan más muertos que la Federación.
● Informan sobre los municipios sin transmisión con una muestra de solo 475 USMER, lo cual es imposible, pues no existe una muestra dentro de cada localidad como para establecer una estimación.
Todo lo anterior deja varias interrogantes sin respuesta, que el subsecretario Hugo López Gatell no ha respondido.
Si el método centinela ya no sirve para la fase 3: ¿por qué se sigue presentando y tomando como base para la toma de decisiones? Y si el método centinela solo ayuda a ver un panorama nacional y no por entidad, ¿de dónde sale el cálculo de estimaciones municipales, a partir del cual, por cierto, se están planeando fechas de levantamiento de las acciones de mitigación; algunas tan cercanas como el 17 de mayo?
Hasta ahora no ha sido publicada la metodología que fue usada para calcular, durante este último mes, casos estimados. Los datos no son públicos. López Gatell prometió que daría una explicación ayer 3 de mayo, a pregunta expresa solicitada por una reportera 24 horas antes. No lo hizo.
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