Luego de que la prestigiosa firma Carolina Herrera fuera acusada de apropiación cultural al lanzar una colección que se basa en los bordados tradicionales mexicanos.
No es la primera vez que los textiles elaborados por artesanos de pueblos indígenas están amenazados.
Las grandes firmas internacionales no son las únicas que toman diseños típicos, la piratería china también ha copiado patrones.
En el tianguis de arte popular de Uruapan, Michoacán el año pasado se detectó que en vez de vender arte textil popular indígena elaborado por indígenas de la región, se estaba vendiendo ropa bordada a máquina, los turistas por lo regular no distinguen entre piezas elaboradas artesanalmente y aquellas que fueron elaboradas en serie, de acuerdo con El Cambio de Michoacán.
1. Precios distintos – Mientras que un huanengo bordado a mano tiene un costo de 359 pesos, las piezas pirata pueden costar 100 pesos.
En el caso de piezas más meticulosas elaboradas puntada por puntada pueden costar entre 500 y 3 mil pesos y eso implica más trabajo y un costo más alto, sin embargo, al tener un precio mucho más elevado, no pueden competir con las piezas pirata.
Los artesanos son los más afectados, pues dedican un largo tiempo a la preparación de textiles tradicionales y finalmente no pueden vender las piezas porque no tienen modo de competir con. A pesar de que esas son de baja calidad.
2. Fíjate en la forma – Las piezas originales son únicas, requieren mucho tiempo de elaboración y un profundo conocimiento que se hereda de generación en generación. Algunas piezas tardan dos meses en elaborar dependiendo la complejidad y la técnica empleada. Las telas elaboradas con máquina son todas iguales, pues fueron fabricadas en serie y no pueden distinguir alguna peculiaridad entre ellas.
3. Ten en cuenta la calidad – Los materiales de las piezas originales son mucho más sólidos que las piezas pirata. Algunos textiles están tejidos y bordados con mucho más cuidado.
En el Itsmo de Tehuantepec también se ha vuelto más popular este fenómeno: las empresas chinas y guatemaltecas se han convertido en una amenaza para los artesanos que elaboran trajes típicos y textiles estampados, ellos dependen de esta actividad y cada vez encuentran más réplicas de su trabajo, de acuerdo con El Universal.
Las San Juaneras son mujeres mixes que conservan una tradición que viene desde la época prehispánica: tejer huipiles de telar de cintura y elaborar textiles de todo tipo, una tradición que ha decaído porque los detalles que antes hacían con sus propias manos ahora se fabrican de forma industrial.
Como medida para combatir la piratería, en los eventos regionales se ha implementado una especie de “Código de vestimenta” que establece que sólo serán permitidos los trajes típicos elaborados del modo tradicional.