En septiembre de 2019, la mano de un niño quedó atorada en las escaleras eléctricas del Metro. Al pequeño de cuatro años se le atoró la mano en la estación Bellas Artes de la Línea 8.
Durante los últimos años se han registrado varios incidentes de este tipo. Uno de los más recientes ocurrió en 2017 cuando un menor de 5 años perdió una mano en las escaleras de la estación Tacubaya Línea 7.
Esto pasó cuando se agachó a recoger un objeto que se le cayó. En su desesperación por liberarlo, su papá lo jaló y la mano se le desprendió al pequeño.
A pesar de que llegó personal de Protección Civil y elementos de la Cruz Roja, ya no pudieron hacer nada por su brazo. Por este motivo, el Sistema de Transporte Colectivo (STC) emite ciertas recomendaciones de seguridad a los usuarios.
Sin embargo, éstas no son el único motivo por el que pasan estos accidentes. Hace unos días, el Metro reveló que las escaleras que no funcionan o están en mantenimiento contienen una gran cantidad de orina, la cual hace que su mecanismo se vaya deteriorando.
De acuerdo con el (STC) el 25% de las averías ocurre por este hecho. Las estaciones donde más se presenta este vandalismo son Tacubaya y Chabacano.
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En esta última, fue rescatada una gatita en noviembre del año pasado. Por lo que ambas coinciden con los accidentes que han afectado a los usuarios.
Además de la orina, la carga excesiva, desbalance en los peldaños, correr en las escaleras y dejar caer objetos en ellas, como la basura, son los motivos por los cuales se dañan sus mecanismos.
En conferencia de prensa, personal del Metro agregó que hay personas quienes, literalmente, usan las instalaciones como baño. A pesar de que es considerado una falta cívica, las personas lo hacen en los horarios y áreas donde no hay tanta gente, que pueden ser al abrir sus puertas o al cierre de las estaciones.
También hay quienes golpean los laterales de las escaleras y otros que cortan los pasamanos. Uno de los momentos más recurrentes es en las manifestaciones o partidos de fútbol cuando hay una gran multitud y la gente corre, dañando también de esta forma la infraestructura.
En toda la red, hay al menos 22 equipos inservibles al día. Por una escalera que no funcione, los usuarios se quejan pero no hacen nada para cuidarlas.
Apenas en marzo del año pasado, hubo mantenimiento en las líneas 7, 3 y 6. La vida útil de este inmobiliario es de hasta 25 años.
No respetan las normas de seguridad
Todo esto se suma a que los usuarios no respetan las normas de seguridad, una de ellas es la mencionada anteriormente, la falta cívica que corresponde a orinar en la vía pública. Otro es el mal uso de las instalaciones.
Como referencia, en el Metro de Londres existe la regla de urbanidad de usar las mismas dos filas que en México para las escaleras eléctricas. La de la derecha es para las personas que avanzan detenidas y la de la izquierda para quienes prefieren caminar.
Pero en México esta regla no funciona debido a que siempre hay quienes ocupan ambos espacios al ir platicando o los novios que van agarrados de la mano, también cuando llevan grandes bolsas o bultos, con los cuales tampoco deberían ingresar a las instalaciones del Metro. Aunque parezca una regla fácil de romper, tiene consecuencias como las que vemos a diario cuando usamos el transporte público.
La más evidente es el daño en el funcionamiento de su mecanismo. El Metro de la ciudad China de Naijing reportó en 2017 que sus escaleras sufrían más daños, sobre todo del lado derecho porque es donde las personas se quedan paradas.
Un estudio del Metro de Tokyo también reveló que la mitad de los accidentes en las escaleras, ocurrieron porque los usuarios las usaban mal al caminar o correr mientras suben o bajan.
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