El 20 de octubre de 1975 ocurrió uno de los accidentes más impactantes en la historia de la Ciudad de México, en cual murieron 31 personas en la estación del Metro Viaducto.
Desde su inauguración en 1969 el Metro de la CDMX se convirtió en el medio de transporte terrestre más limpio, rápido y seguro de todo el país. A nivel internacional ganó mucho reconocimiento tanto por su ingeniería, tecnología y vanguardia arquitectónica.
En México fue considerado como la obra cumbre de la ingeniería nacional, debido a la complicada geografía y suelo de la CDMX. Sin embargo, el Metro fue punta de lanza para crear nuevos métodos de construcción.
Pocos eran los fallos que ocurrían en el funcionamiento del Metro, la tecnología era de las más avanzadas para tu tiempo, pero el 20 de octubre del 75 sucedió el primer fallo con enormes consecuencias.
Minutos antes de las 9:30 de la mañana de ese día, todo parecía normal en el recorrido de los trenes de la Línea 2 del Metro, los cuales funcionaban con moderno un sistema de navegación automática para su tiempo.
Uno de los trenes MP-68, de los primeros que llegaron a México, con número de identificación 10, salió a las 9:36 am de la estación Chabacano con dirección a Tasqueña. A bordo había alrededor de 140 personas.
En su recorrido todo parecía rutinario, pero a los pocos segundos de avanzar el conductor se dio cuenta de una anomalía: el semáforo de la vía le indicó que tenía luz verde para avanzar, pero a lo lejos notó que había otro tren estaba parado en la estación Viaducto.
El conductor, identificado como, Carlos Fernández Sánchez, dijo a medios de comunicación de la época que: “todo era normal, las luces de los semáforos me indicaban que el camino estaba franco. Cuando el convoy iba subiendo la loma del Viaducto Miguel Alemán, me di cuenta de que había un convoy estacionado. Quise frenar, apliqué el control PC, pero no me obedeció. Era inminente el choque”.
Y así sucedió. Aproximadamente a las 9:40 am los dos trenes colisionaron y la fuerza del impacto mató a 31 personas y dejó más de 70 heridos.
La escena era terrorífica, fotógrafos, periodistas, usuarios del Metro y transeuntes que contemplaron el resultado del choque atestiguaron como los sobrevivientes salían sangrando y evidentemente aterrados de las entrañas de los trenes que quedaron destrozados en la zona del choque.
Hubo muchas personas también que ayudaron a los heridos a salir de los vagones y el servicio se suspendió por varias horas.
Este accidente fue el más impactante de toda la década en la CDMX, se le dio cobertura a nivel nacional e internacional.
Los peritajes que se hicieron al respecto contradijeron la historia de Fernández Sánchez y la versión oficial de los hechos señala que se le marcó el alto al tren MP-68 10, pero que el conductor hizo caso omiso a la alerta y causó el choque.
A pesar de que el conductor defendía su historia, las autoridades concluyeron que él tenía toda la culpa y se le acusó por la muerte de las 31 personas y los daños al Metro. Por ello fue sentenciado a más de nueve años de prisión en Lecumberri.
Tras el cierre de esta prisión fue trasladado al Reclusorio Norte para continuar con su pena, al salir se perdió de vida pública y nadie más supo de él.