El PRI gobernó México por 71 años. Desde que se fundó en 1929 como Partido Nacional Revolucionario (PNR) y hasta el año 2000, ya como Partido Revolucionario Institucional (PRI)14 presidentes emanados de sus filas gobernaron el país.
Académicos, políticos e historiadores señalan que el dominio del PRI en la política nacional del Siglo XX tiene muchas maneras de abordarse; pero muchas fuentes coinciden en que ese control surgió luego de que el partido creó, a través del gobierno, instituciones que respondían a las demandas sociales que por mucho tiempo causaron conflictos entre la población y la autoridad.
A través de estas instituciones, el gobierno federal tuvo en una especie de “control” sobre muchos líderes y sectores que potencialmente pudieran levantarse en armas contra la autoridad:
“El PRI se ha considerado históricamente un partido de sometimiento y control, pero no precisamente de estabilidad política. Sin embargo, una mirada cuidadosa revela que fue tan sólo un mecanismo más del Estado para restar poder a los caudillos y fortalecer la autoridad central”, señala un artículo de la investigadora Airée Coronado López.
En sus primeros años, como PNR, el partido institucionalizó las causas de la Revolución Mexicana. Esto trajo cierta estabilidad social y política en México en una época en donde en América Latina eran constantes las dictaduras, los gobiernos militares y los golpes de estado.
La estabilidad permitió al PNR crecer en alcance y poder sobre líderes rurales, empresarios, políticos, círculos académicos y en la población general que en cada elección votaba por el partido casi por tradición o costumbre.
La figura presidencial se consolidó poco a poco hasta alcanzar un grado de autoridad máxima en el país. Esto, a pesar de que constitucionalmente el poder en México se divide entre ejecutivo, legislativo y judicial.
El académico del Colegio de México, Rogelio Hernández Ramírez, explica en una investigación sobre la historia del partido que: “Si en 1929 pudo reunir líderes, en 1938 será la gran institución que controle el poder de las organizaciones de masas. Una vez más, el partido actuará de acuerdo con el interés y el proyecto presidencial y no autónomamente para constituirse en una opción política. Definido como institución revolucionaria, como instrumento de los gobiernos surgidos de ese movimiento, aglutina a las organizaciones y las conduce de tal forma que sirvan y apoyen los proyectos gubernamentales”.
El inicio de la crisis del PRI
Por décadas, el PRI tuvo un total dominio de las elecciones nacionales y locales. La mayoría de políticos estaban afiliados al partido y los opositores tenían pocas oportunidades de ganar en las casillas.
Las elecciones en México durante la primera mitad del Siglo XX eran casi un “mero trámite” para el PRI. Desde el gobierno se controlaba toda la organización de los comicios y los candidatos oficialistas recibían todo el apoyo del Estado.
Entre los años de 1940 y 1960, el país atravesó una época de crecimiento económico y desarrollo que fue llamada “el milagro mexicano”. Esto ayudó a consolidar todavía más la hegemonía de los gobiernos del PRI, aunque las décadas siguientes todo comenzó a decaer.
La censura, la exclusión de grupos vulnerables, abusos de poder, represión a la comunidad estudiantil (como la del 68 y 71 en el entonces Distrito Federal), así como políticas económicas que llevaron a crisis financieras, fueron el inicio del descontento social que llevó al PRI a tomar decisiones que le restaron credibilidad.
“La crisis de legitimidad del partido estalló especialmente a partir del Gobierno de Miguel de la Madrid, que tuvo lugar entre los años 1982 y 1988, gracias a múltiples factores, entre los que se encuentran la profunda crisis económica de 1982, la ineficiencia del Gobierno ante el terremoto de 1985, el crecimiento de las redes de narcotráfico y los escándalos de corrupción”, explica un artículo de El Orden Mundial, escrito por la periodista Victoria Ontiveros.
La caída del PRI y el triunfo del PAN
En la década de los 80, hubo fracturas en el PRI que llevaron a muchos grupos a separarse del partido y fundar nuevos institutos políticos para enfrentarlos en las elecciones. El más conocido es el de Cuauhtémoc Cárdenas, quien se postuló como candidato presidencial de la oposición en 1988.
En esas elecciones, la legitimidad del PRI cayó a unos de sus puntos más bajos. Fue la primera vez en la época moderna que se le acusó al gobierno y al partido de haber interferido directamente y de manera fraudulenta en las votaciones para mantenerse en el poder.
Los señalamientos por inconsistencias a favor del candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari, en lo que se conoce como la caída del sistema, llevaron a la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), en 1990, que se encargaría en adelante de organizar elecciones de manera autónoma y sin intervención del Estado.
Posteriormente, junto con Andrés Manuel López Obrador, Ifigenia Martínez, Herberto Castillo, Porfirio Muñoz Ledo, Gilberto Rincón Gallardo y Amalia García, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas fundó el PRD.
En las elecciones de 1994, el partido oficialista logró ganar una elección más, pero la crisis económica, casos de corrupción y conflictos sociales ocurridos en los sexenios de Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, llevaron a que en el año 2000, por primera vez, el PRI perdiera en las casillas.
El triunfo de Vicente Fox, del PAN, marcó el final de lo que el escritor Mario Vargas Llosa llamó en 1990 como “La Dictadura Perfecta” del PRI en México.
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