Los psicólogos destacan que el exceso de preocupaciones puede derivar en depresión y trastornos de ansiedad.
Preocuparse nos ayuda a anticiparnos a los peligros y a ser capaces de generar diversas alternativas para resolverlos, sin embargo, un estudio de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, arrojó que, en promedio, el 91% de las preocupaciones que se tienen no se hacen realidad.
La investigación utilizó a 30 personas que sufren trastorno de ansiedad, a las cuales se les pidió que escribieran en un papel todo lo que les preocupaba durante un mes. El objetivo de esto era demostrar que los temores a corto plazo no tienen valor. Como resultado algunos de los participantes notaron que muchas preocupaciones no se hicieron realidad y hasta mejoró su salud cuando dejaron de pensar en ellas, indicaron Lucas La Freniere y Michelle Newman, los autores del trabajo.
Luis Muiño psicoterapeuta, comentó que si se hace el experimento de forma personal se puede obtener que el 90% de las preocupaciones no ocurren nunca. Este resultado es parecido al expuesto por el pensador estadounidense Earl Nightingale, quien mencionó que el 40% de lo que nos preocupa jamás sucederá, el 30% es pasado por lo que no se puede cambiar, el 12% son temas innecesarios sobre nuestra salud y el 10% son cosas de poca relevancia. Con esto, apenas queda un 8% de preocupaciones a las que se les debe prestar atención, es decir, representa menos de una de cada 10.
El psiquiatra norteamericano William Samuel Sadler describió la preocupación como “una incapacidad para relajar la atención” sobre algo que nos produce temor. Aunque no todos se preocupan por lo mismo ni en la misma manera, pero sin duda a todos algo nos inquieta. Sin embargo, este sentimiento es una preocupación que nos ha permitido sobrevivir.
Francisca Expósito, catedrática y decana de la facultad de Psicología de la Universidad de Granada expresa que el preocuparse por demasiadas cosas nos hace estar alerta en todo momento y esto pude provocar ansiedad. Pero, no preocuparse por nada puede culminar en depresión. En sí, “la clave es responder ante cada preocupación como mejor se pueda”.
Además, declara que “la preocupación nos prepara para actuar porque aumenta el nivel de adrenalina y ayuda a enfrentar las cosas”. Expósito puntualiza que hoy en día incrementan nuestras preocupaciones por toda la información que recibimos porque comparamos las situaciones que leemos, escuchamos o vemos con lo que nos podría llegar a pasar.
Añade que “preocuparnos excesivamente por cosas que tienen solución destruye la felicidad y cualquier oportunidad de éxito. Por ello lo importante es ocuparse, no preocuparse”.
Esto significa que, se debe de poner en acción los pensamientos para liberar pendientes y así afrontar la vida de una mejor manera.
De acuerdo con la especialista, una opción para lograrlo es vencer los miedos desde la experiencia. Concluye expresando que “hay que preocuparse, pero no siempre ni por cualquier cosa. La vida es contraste, no todo es perfecto, pero tampoco todo es malo”.