Ser propietario o trabajar en una tienda de abarrotes aumenta las probabilidades de padecer obesidad. Así lo señala un estudio publicado por la organización El Poder del Consumidor y elaborado en colaboración con Investigación Social Estratégica Dinamia.
Pasar mucho en una tienda genera un ambiente “obesogénico”, indica el estudio. La gran cantidad de productos ultraprocesados y la publicidad que hay al corto alcance de esta población los hace más vulnerables a consumirlos.
Jornadas de hasta 10 horas y alimentos chatarra: causantes de la obesidad en tiendas de abarrotes
La obesidad es un padecimiento causado por diferentes factores sociales. En el caso de las tiendas de abarrotes, El Poder del Consumidor publica que la gran mayoría de las personas que atiende o trabaja en este tipo de negocios son los propietarios o sus familiares, por lo que las jornadas laborales no están regidas con un horario fijo.
“Las jornadas de trabajo suelen ser largas y agotadoras, por lo que, las personas que atienden las tienditas suelen descuidar su vida social y convivencia familiar, tienen una sensación “de vivir para la tienda”, lo que a menudo les genera ansiedad y estrés, así como una mayor desorganización en sus horarios y hábitos alimenticios”, menciona el estudio.
El texto afirma que, en promedio, las personas que atienden uno de estos negocios pasa más de 10 horas continuas en el local.
Se documentaron casos en los que, incluso, los trabajadores adaptan espacios en las tiendas para preparar y consumir ahí mismo sus alimentos. Esto para no tener que cerrar el negocio, aunque sea por un corto tiempo.
Debido a que su trabajo en la tienda consume la mayor parte de su tiempo, los trabajadores y propietarios suele no practicar una actividad física, esto contribuye todavía más al problema de la obesidad.
En encuestas realizadas para la investigación, el 74% de los tenderos afirmó que sí consumen los productos que venden. Casi el 40% lo hace de manera diaria. Los motivos por lo que recurren a esto, de acuerdo con El Poder del Consumidor, son:
- Para completar los alimentos que se consumen diariamente.
- Para refrescarse e hidratarse.
- Para subir la energía y la sensación de agotamiento.
- Para saciar la sensación de hambre y antojo.
- Para liberar la ansiedad y estrés generados por el manejo del negocio.
Lo preocupante en estos casos es que la mayoría de los productos que los tenderos consumen en sus negocios son ultraprocesados, con excesos de sal, grasas y azúcares.
Los refrescos y la leche son los principales en la lista. Luego están los embutidos y cremerias procesados, como las salchichas, jamón, crema, mayonesa o quesos.
Frituras, dulces, chocolates, cacahuates, pan dulce, galletas, jugos, yogures, sopas instantáneas y otros productos chatarra también están entre los más consumidos.
No sólo son los dueños y trabajadores, las tienditas también impactan a la salud sus hijos
Los familiares, y particularmente los hijos, de un tendero también son afectados por este problema. Cuando hay una tienda en el domicilio o se es dueño de una, los niños están expuestos a cientos de productos chatarra diariamente.
El estudio encontró varios casos en los que los niños desayunan o llevan de lunch productos procesados de la tienda, como yogurts, cereales, galletas, pan dulce o gelatinas.
El análisis de los datos hecho por los realizadores del estudio indica que sí hay relación entre la exposición y autoconsumo de los productos de la tienda, con problemas de sobrepeso en los tenderos y sus familias:
“Se encontró que, la población estudiada tiene una tendencia al sobrepeso y obesidad. Asimismo, se observó un aumento en las enfermedades crónicas en relación con la antigüedad de tiempo de trabajo en la tiendita, independientemente del rango de edad. En relación con estos resultados, se encontró que la diabetes diagnosticada resultó por encima del promedio nacional (10.4%)2 a partir de los 3 años de atender la tiendita (14.1%) y se duplica en aquellos con 6 años o más de antigüedad (22.9%)”.
En otras palabras, los tenderos y sus familias sí están por arriba del índice nacional de personas que padecen diabetes. Los efectos comienzan a notarse entre los tres y seis años de atender el negocio.
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