La Biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) cuenta con una peculiar sala de cápsulas de sueño en la que sus alumnos pueden tomar una siesta entre clases.
Por lo menos en Internet, no hay registro de otro campus universitario en México que cuente con un área como esta, destinada a procurar un descanso seguro y cómodo para sus estudiantes
Las cápsulas de sueño del ITESO se inauguraron en febrero de 2020, poco antes de la pandemia de Covid-19 obligará a detener la actividad académica presencial en todo el mundo.
“El descanso es, como la alimentación, una necesidad humana básica; es, una condición necesaria para el trabajo intelectual”, dijo Carlos Luna, director de Información Académica del ITESO, de acuerdo con un boletín sobre la inauguración de la sala de descanso.
Estas camas literalmente en medio de una biblioteca se hicieron populares en redes sociales en días reciente, debido a que en redes sociales se viralizaron algunas imágenes y los comentarios, en su mayoría, fueron positivos.
Muchos internautas consideran que es muy buena idea para que los alumnos puedan tomar un descanso reconstructivo y no dormir incómodos en áreas al aire libre, como jardines o pastos, salones de clases o incluso en el transporte público.
Dormir una siesta sí es bueno para los alumnos
Las cápsulas de sueño instaladas en bibliotecas escolares son muy llamativas. En México, además del ITESO, no hay otro campus que las haya implementado o si existen, no han sido anunciadas o promovidas de manera pública.
Sin embargo, en las grandes universidades de Estados Unidos es una práctica muy popular y tiene un enorme respaldo de la comunidad académica.
En 2014, la Universidad de Michigan arrancó un programa piloto de College Nap Rooms (Salas de Siesta) con la premisa de que un pequeño descanso entre clases podría ser benéfico para mejorar el rendimiento de los estudiantes.
No sólo se trataba de asignar un espacio en donde los alumnos pudieran tomar una siesta, sino también de hacer que su descanso fuera lo más reconfortante y privado posible.
El programa inició con seis catres con almohadas y cobijas desechables en una sala adjunta a una de las bibliotecas del campus.
De acuerdo con un reportaje de la revista TIME de esa época, los directivos notaron que los alumnos ya iban a la biblioteca únicamente a dormir por cortos periodos de tiempo, pero la mayoría no tenían un descanso real, debido a que no podían liberarse de la sensación de ser observados y juzgados.
Al habilitar el área destinada únicamente a tomar siestas, los alumnos se sintieron mucho más cómodos. Casi de forma inmediata, la sala de descanso fue un éxito.
Otras escuelas de nivel superior en Estados Unidos tomaron nota del caso y abrieron sus propias salas de descanso en las bibliotecas, algunas de las primeras que lo hicieron son la Universidad de Miami, la Facultad de Arte y Diseño de Savannah, la Universidad Estatal de Washington, la Universidad Estatal de California y la Universidad de Wake Forest, según The New York times.
La siesta es buena, pero no es una solución para los malos hábitos de sueño
Diversos estudios han demostrado que una siesta de entre 20 y 30 minutos sí es benéfica para los alumnos (también para trabajadores y en realidad para cualquier persona que desarrolla una actividad académica o laboral).
La Fundación Nacional del Sueño (Sleep Foundatioon) explica en un artículo muy bien detallado y revisado por expertos en el tema que las siestas ayudan a mejorar la memoria, calmar el estrés, beneficiar el estado del ánimo y aumentar el rendimiento general de una persona.
“Una siesta corta durante el día también puede mejorar el rendimiento en el lugar de trabajo. Una siesta puede mejorar funciones cognitivas como la memoria, razonamiento lógico y la capacidad de completar tareas complejas.
Estudios han encontrado que el rendimiento físico también puede mejorar después de una siesta. Los atletas pueden experimentar una mejor resistencia, tiempos de reacción y rendimiento cognitivo si toman una siesta durante el día”.
Pero entre todo esto también hay límites. Especialistas del Centro para el Sueño y la Cognición de la Facultad de Medicina de Harvard, las siestas no deben ser una solución a los malos hábitos del sueño.
Tomar una o varias siestas al día no es un sustituto de los horarios de dormir de una persona. Al contrario, alargar estos pequeños lapsos de sueño puede ser contraproducente debido a que puede provocar peligrosos déficits de descanso en la gente.
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