NEW HAVEN – Durante aproximadamente una semana a finales de junio, los medios de comunicación occidentales estuvieron obsesionados con el destino del Titán, un pequeño sumergible que transportaba a unos cuantos multimillonarios y otras personas al Titanic hundido y que posteriormente se descubrió que había implosionado a las pocas horas de iniciar su descenso. Mientras tanto, un barco que transportaba a unos 750 refugiados económicos volcó frente a la costa griega, matando a cientos de personas que habían embarcado en Libia tras realizar peligrosos viajes desde lugares como Afganistán, Pakistán y Siria. Pakistán declaró un día de luto nacional por sus ciudadanos perdidos en el mar. Pero Occidente apenas hizo caso.
Por supuesto, es injusto culpar a la prensa por responder a las demandas de su audiencia. La cobertura relativamente escasa de la tragedia de los inmigrantes es sintomática de una tendencia más amplia a ignorar la difícil situación de quienes han nacido en zonas menos privilegiadas del mundo. El ambiente ha cambiado desde la crisis de los refugiados de 2015, cuando las escalofriantes fotos de un niño migrante que había llegado a la costa turca provocaron indignación y una enérgica respuesta de los responsables políticos de los países ricos. En los años transcurridos desde entonces, la opinión pública occidental se ha acostumbrado a este tipo de imágenes, mirando más a menudo hacia dentro o centrándose en otras prioridades.
Es cierto que un cínico podría decir que la intensa cobertura de la crisis de refugiados de 2015 estuvo motivada menos por el idealismo que por la preocupación pragmática de que Europa se viera desbordada por millones de personas que huían de la violencia. Pero incluso si ese fuera el caso, las mismas preocupaciones dictan que las economías avanzadas presten hoy más atención a los problemas del mundo en desarrollo.
La mayoría de los gobiernos del mundo han reconocido que no pueden seguir ignorando el cambio climático y otros daños medioambientales. Pero ignorar la enorme brecha en los niveles de vida entre el Norte y el Sur Global también se ha vuelto insostenible. Gracias a los avances en la tecnología de la comunicación y al acceso a los medios sociales, los pobres son hoy muy conscientes de las enormes diferencias que existen entre sus vidas y las de los habitantes de los países ricos. Mientras persistan estas diferencias, seguirán empujando hacia el norte en busca de un futuro mejor. Ninguna frontera, ningún muro ni ningún mar los mantendrá donde están. La actual crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos y el continuo drama en los mares que rodean Grecia e Italia lo han dejado claro.
Pero la búsqueda de una vida mejor es sólo el lado de la oferta de la ecuación. Por el lado de la demanda, la escasez de mano de obra ha creado un fuerte incentivo para traer gente a las economías avanzadas para hacer el trabajo que los nativos ya no hacen. A falta de políticas de inmigración bien pensadas que puedan satisfacer esta necesidad, los temerarios contrabandistas han llenado el vacío.
La escasez de mano de obra en las economías avanzadas no es un fenómeno temporal o a corto plazo. En EE.UU., un reciente estudio de la Brookings Institution documenta un déficit de 2,4 millones de trabajadores en diciembre de 2022, en relación con la media de 12 meses finalizada en febrero de 2020. La mayor parte de este descenso se habría producido sin la pandemia, debido a los cambios en la edad y la educación de la población. Pero también se produjo un descenso de la media de horas semanales trabajadas, produciendo un déficit adicional de oferta de mano de obra equivalente a otros 2,4 millones de personas.
Esta reducción de las horas de trabajo no puede atribuirse únicamente a la COVID-19 o al miedo a la larga COVID. Aunque sus causas aún no se comprenden del todo, una reevaluación del equilibrio entre vida laboral y familiar parece una hipótesis plausible. En cualquier caso, la conclusión es que es probable que persista la escasez de mano de obra experimentada tras la pandemia, tanto en Estados Unidos como en Europa, donde la baja fertilidad y el envejecimiento de la población plantean retos demográficos similares.
Aunque los avances en automatización, robótica e inteligencia artificial pueden mitigar algunos problemas de oferta de mano de obra, no todos los empleos pueden ser sustituidos por un robot o un servicio generado por ordenador. Muchos de los empleos que siguen demandándose se encuentran en sectores como la construcción, el servicio doméstico, la atención sanitaria y la hostelería, donde el trabajo no suele ser agradable ni glamuroso. Si los estadounidenses y los europeos no están dispuestos a ocupar estos puestos, tiene sentido ofrecérselos a inmigrantes motivados y trabajadores. No se trata de prestar ayuda humanitaria, sino de aplicar una política económica sensata, sobre todo en un momento en que las repetidas subidas de los tipos de interés por parte de los bancos centrales aún no han resuelto uno de los principales factores que contribuyen a la inflación: la rigidez de los mercados laborales.
Una política de inmigración bien diseñada que permita la entrada controlada de trabajadores dispuestos y que ayude a integrarlos en los países de acogida contribuiría en gran medida a aliviar las tensiones del mercado laboral y a evitar las tragedias humanitarias causadas por la explotación descarada de inmigrantes y refugiados por parte de los traficantes. Pero los responsables políticos tendrán que mirar más allá del próximo ciclo electoral y superar los intereses políticos partidistas.
Al mismo tiempo, no es posible ni deseable trasladar a toda la población de los países de renta baja a América y Europa, por lo que es imperativo rechazar el nacionalismo económico corto de miras. Las economías avanzadas deben hacer más para corregir los enormes desequilibrios que aún existen en la economía mundial. Reducir la desigualdad mundial es esencial para un futuro sostenible.
Publicación original en: https://www.project-syndicate.org/commentary/immigration-inevitable-and-beneficial-with-the-right-policies-by-pinelopi-koujianou-goldberg-2023-07
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