Una investigación sobre la actividad de ondas gamma en el momento de la muerte se ha citado como la prueba de que nuestra vida pasa frente a nuestros ojos cuando morimos.
En el 2016 un hombre de 87 años acudió a la sala de emergencias del Hospital General de Vancouver luego de sufrir una caída. Una tomografía computarizada mostró que su cerebro sangraba y que requería cirugía. Después de algunos días de la operación el sujeto presentó convulsiones y derivado de esto los médicos midieron las señales eléctricas de su cerebro mediante un electroencefalograma, cuando los electrodos estaban en su cabeza, el hombre tuvo un infarto y murió.
Un estudio recientemente publicado documentó lo que se encontró en la grabación de los 30 segundos antes y después de que el corazón del hombre se detuviera, con esto pudieron observar que hubo un aumento de la actividad cerebral conocida como ondas gamma, las cuales están asociadas con estados conscientes, incluidos la memoria y el aprendizaje; el cerebro por lo general tiene patrones de actividad cerebral coordinada.
El artículo se inspiro en revolver el por qué un hombre que estaba muriendo tenía aumento repentino en la actividad cerebral asociado con la consciencia. Los autores de dicha investigación dijeron que: “es intrigante especular que tal actividad podría respaldar un último ‘recuerdo de la vida’ que puede tener lugar en el estado cercano a la muerte”.
El estudio llamado “Interacción mejorada de coherencia neuronal y acoplamiento en el cerebro humano moribundo” y publicado en Frontiers in Aging Neuroscience, fue reconocido por medios internacionales como la confirmación de un destello de nuestras vidas ante nuestros ojos mientras morimos; aunque los autores lo toman como una especulación provocativa.
Estudios previos a este señalan que puede haber una oleada de actividad eléctrica en el cerebro justo antes de morir, tanto en personas como en animales, y que esta continúa incluso después de que el corazón se detiene por completo.
La neurocientífica del King´s University College de la Universidad de Western Ontario, Loretta Norton, señaló que no es la primera grabación de electroencefalograma; ella misma publicó un artículo en 2017 sobre el mismo tema, pero ella no contaba con las pruebas de los electrodos.
Distintos científicos señalan que pueden mezclar todas las investigaciones similares para acercarse más a un resultado más específico y saber qué realmente pasa cuando tanto animales como humanos sufren muerte cardíaca (el corazón se detiene y no hay pulso) y muestran un aumento de energía eléctrica o actividad en el cerebro.
De acuerdo con Lakhmir Chawla; médico de cuidados intensivo y que ha publicado números artículos sobre el tema; dice que es un efecto increíble en los seres humanos porque cuando morimos no hay flujo de sangre ni oxígeno al cerebro.
El Doctor Chawla señala que en la unidad de cuidados intensivos donde trabajo a los pacientes se les coloca un monitor para medir sus pulsaciones cerebrales y así registrar ondas desde la parte frontal de la cabeza; esto lo traducen algorítmicamente a un número entre cero y 100 para informar a los médicos sobre el nivel de vigilia de una persona.
En algunos de los casos, Chawla observaba que cuando su pulso llegaba a cero, entonces el número se disparaba momentáneamente justo cuando morían. Por esta razón, en 2009 Chawla y sus colegas publicaron una observación: “a siete pacientes en estado crítico se les retiró el soporte vital y luego hubo un aumento en la actividad eléctrica antes de que las lecturas de la máquina cayeran a cero”; después de varias observaciones lo asociaron con las ondas gamma.
Este efecto también se ha observado en animales. En el 2013 un estudio realizado por el anestesiólogo de la Universidad de Michigan, George Mashour, en conjunto con Jimo Borjigin, buscaron actividad cerebral en ratas. Estos investigadores implantaron electrodos en cerebros de nueve ratas anestesiadas y luego los mataron. Justo después de la muerte cardíaca, hubo un aumento de la actividad cerebral de alta frecuencia.
Aunque una serie de médicos y científicos aseguran que han presenciado el mismo efecto después de la muerte, aún queda una gran brecha entre lo que está sucediendo y lo que realmente sucede ya que no se puede saber qué es lo que siente tanto el hombre como el animal o si realmente ven recuerdos de su vida.
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