Una guerra nuclear bien podría ser la última que libre la humanidad. No porque sea una solución a los conflictos armados del mundo; sino por la enorme devastación que causaría en el planeta, así lo señala el Dr. Max Roser, investigador de la Universidad de Oxford y fundador de la plataforma Our World in Data.
El riesgo una guerra con armas de destrucción masiva no debe ser minimizado. Los efectos de la explosión de una ojiva nuclear se conocen bien.
El Dr. Max Roser escribió en un artículo en Our Wolrd in Data que la onda de choque y el calor que crea la detonación de una sola arma nuclear pueden acabar con la vida de millones de personas de inmediato.
¿Qué pasaría entonces si estalla una guerra nuclear en el mundo? El resultado sería un escenario tan aterrador en el que gran parte de los seres vivos del planeta no sobrevivirían.
Consecuencias de una guerra nuclear a nivel global
Lluvia Radioactiva
El autor señala que lanzar una bomba nuclear en cualquier ciudad del mundo daría como resultados millones de muertos y devastación total en la zona donde estalló. Hiroshima y Nagasaki son ejemplos de la destrucción y daño que provocan.
Si llegasen a explotar varias ojivas nucleares, en un contexto de guerra, las consecuencias aumentan.
El polvo radiactivo que emiten las bombas que detonan se eleva a la atmósfera y se esparce por grandes áreas del mundo desde donde cae y provoca niveles letales de radiación. Esto se conoce como lluvia radioactiva.
Invierno Nuclear
Adicionalmente, el Dr. Max Roser explica que se produciría un fenómeno denominado como invierno nuclear, el cual, menciona, los estudios indican que es la consecuencia más grave de una guerra con armas de destrucción masiva:
“Las ciudades que son atacadas por misiles nucleares arden con tal intensidad que crean su propio sistema de viento, una tormenta de fuego: el aire caliente sobre la ciudad en llamas asciende y es reemplazado por aire que se precipita desde todas las direcciones. Los vientos huracanados avivan las llamas y generan un calor inmenso.
De esta tormenta de fuego, grandes columnas de humo y hollín se elevan por encima de las ciudades en llamas y viajan hasta la estratosfera. Allí se esparce por todo el planeta y bloquea la luz del sol. A esa gran altura, muy por encima de las nubes, no puede llover, lo que significa que permanecerá allí durante años, oscureciendo el cielo y, por lo tanto, secando y enfriando el planeta”, detalla.
Hambruna nuclear
Este tercer punto es la consecuencia inmediata del anterior. De acuerdo con el artículo publicado en Our World in Data, el invierno nuclear provocaría descensos de hasta 20 °C o 30 °C en las zonas agrícolas del mundo.
La destrucción del clima afectaría la producción de alimentos de manera absoluta, esto llevaría a la humanidad a enfrentar una “hambruna nuclear”, que cobraría millones de vidas más.
Las lluvias radioactivas, el invierno nuclear y la hambruna nuclear afectarían a todo el mundo, incluso a los países atacantes. El autor escribe que al ser tan autodestructivas, este tipo de armas no pueden usarse de manera estratégica durante una guerra.
Además, si una guerra nuclear llegase a estallar en el contexto actual, escribe Roser, las reservas de cada país no son lo suficientemente bastas para afrontar los efectos inmediatos que causaría sobre su población.
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