2022 es año definitorio para la política mexicana. Morena tiene amplias posibilidades de hacerse con las seis gubernaturas que se disputarán en el proceso electoral, mientras que los partidos de oposición buscarán obtener el mejor resultado posible y conservar la mayor cantidad de municipios y diputaciones en juego.
Sin embargo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) es el que tiene más por perder.
La posibilidad de que al cierre de la jornada electoral del 5 de junio, el PRI pierda el gobierno de Hidalgo y Oaxaca frente a Morena está abierta. La alianza con el PAN o el PRD es lo que podría hacer que la oposición mantenga el control de los estados.
Si las cosas marchan tal y como están ahora, el PRI sólo conservaría las gubernaturas del Estado de México y Coahuila para el cierre de 2022. Hace apenas cuatro años todavía tenían 14 entidades bajo su mando.
Al PRI le está pasando lo mismo que le ocurrió en 2021 al PRD: se quedó sin liderazgos sólidos y eso provocó que desapareciera del mapa político de gobernadores.
En 2018, el PRD todavía conservaba cinco gubernaturas. Para las elecciones de 2021, se quedó en ceros y con un enorme riesgo de perder su registro como partido nacional. La alianza Va X México, con el PAN y el PRI, es lo único que lo mantiene vivo.
Alejandro Moreno no ha logrado unificar al PRI
Alejandro Moreno, presidente del partido, se ha esforzado más en incrementar su exposición en medios de comunicación que en recuperar la confianza de los militantes, señala el periodista Raymundo Riva Palacio, en su columna para El Financiero.
Casi todas las semanas, “Alito” concede entrevistas para dar su opinión sobre el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y hablar sobre un nuevo PRI que no ha logrado consolidarse todavía.
En los últimos días, se ha mantenido en un pleito con el actual gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, de facción priísta, a quien lo señala por “entregar el estado a Morena”.
Alejandro Moreno tiene claras intenciones de ser candidato presidencial por el PRI en 2024. Ahí es a donde apunta su radar. El mismo lo dio a entender en la XXIII Asamblea Nacional del partido, celebrada en diciembre del año pasado:
“Claro que estamos listos, yo tengo 46 años de edad, pero he sido nada más tres veces diputado federal, senador, presidente del PRI a nivel nacional. Entonces todos estamos listos. Al final del camino lo que se necesita es un buen cuadro, un buen liderazgo para enderezar el rumbo del país”.
Por un lado, “Alito” habla de unir al PRI y atender a las bases; por el otro, se enfrasca en una pelea de comentarios y acusaciones con Omar Fayad en lugar de buscar fortalecer la alianza para conservar Hidalgo.
Y es que perder Hidalgo es un golpe durísimo para el PRI y su historia, ya que junto con Coahuila y el Estado de México, son entidades que han gobernado por casi 100 años, desde que eran el Partido Nacional Revolucionario (PNR).
Al PRI de 2022 le pesan los nombres de Javier Duarte, Roberto Borge, Rodrigo Medina, Roberto Sandoval, Andrés Granier, Fausto Vallejo, las figuras que, junto a Enrique Peña Nieto, coincidieron en una de las generaciones más corruptas de políticos y gobernadores en el país.
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