Con el comienzo del mes de octubre, en algunas regiones de México comienza a colocarse ofrendas para quienes ya no están.
Las formas de la ofrenda pueden ser variadas, y también cambian dependiendo la región del país en donde te encuentres, sin embargo, estos son los elementos que no pueden faltar.
¿Cómo debe ser una ofrenda de Día de Muertos?
Tradicionalmente, la ofrenda está compuesta por tres niveles, los cuales cuentan con los elementos más representativos de los altares.
La UNAM explica que esta organización representan la división del cielo, la tierra y el inframundo.
Además, se sugiere adornar con papel picado y flores, ya que esto contribuye a agregarle al ritual.
¿Cuáles son los elementos que no pueden faltar en la ofrenda?
El Instituto Nacional de Pueblos Indígenas identifica los elementos en dos grupos: aquellos que provienen de la tradición prehispánica, y por otro lado, las cosas que se han incorporado con el paso de los años.
Cada uno de los siguiente elementos encierra su propia historia, tradición, poesía y, más que nada, misticismo.
- El agua. La fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.
- La sal. El elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
- Velas y veladoras.La flama que producen significa “la luz”, la fe, la esperanza. Es la guía para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada.
- Copal e incienso. El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses ya que el incienso aún no se conocía, este llegó con los españoles. Es el elemento que sublima la oración o alabanza. Fragancia de reverencia. Se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.
- Las flores. Son símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se irá contenta.
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En muchos lugares del país se acostumbra poner caminos de pétalos que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa. La flor amarilla del cempasuchil (Zempoalxóchitl) deshojada, es el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas.
El pan. El ofrecimiento fraternal es el pan. La iglesia lo presenta como el “Cuerpo de Cristo”. Elaborado de diferentes formas, el pan es uno de los elementos más preciados en el altar.
Como elemento adicional, también está el izcuintle. Lo que no debe faltar en los altares para niños es el perrito izcuintle en juguete, para que las ánimas de los pequeños se sientan contentas al llegar al banquete. El perrito izcuintle, es el que ayuda a las almas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán.
Elementos agregados posteriormente
El altar puede ser adornado con papel picado, con telas de seda y satín donde descansan también figuras de barro, incensario o ropa limpia para recibir a las ánimas.
Las calaveras de azúcar medianas son alusión a la muerte siempre presente. Las calaveras chicas son dedicadas a la Santísima Trinidad y la grande al Padre Eterno.
Por último, no olvides colocar una fotografía o retrato de los seres queridos que esperarás en , pero este debe quedar escondido, de manera que solo pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver pero ya no existe.
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