Vivir con los suegros no es la mejor opción para un nuevo matrimonio o una pareja que desea formar un propio núcleo familiar. Esto no significa un rechazo hacia los padres. Es más bien un paso importante para alcanzar la verdadera autorrealización e independencia.
En Estados Unidos existe una organización sin fines de lucro llamada First Things First, integrada por expertos en temas de consejería matrimonial, que recomienda altamente a las parejas buscar su propio espacio para desarrollar su relación y vida familiar.
Es cierto que en México, a veces las condiciones no son las mejores y es muy complicado comprar o incluso rentar una casa o departamento, por lo que una gran parte de la población joven y adulta no tiene posibilidades de vivir en otro lugar que no sea la casa familiar.
Datos del INEGI señalan que de todos los hogares en México, el 27.9% se denominan ‘ampliados’, lo que significa que están integrados por familiares nucleares (padres e hijos), pero en los que también viven otros parientes como tíos/as, primos/as, hermanos/as, suegros/as, etcétera.
Sin embargo, la recomendación de expertos internacionales es la misma: la vida en pareja se desarrolla de manera más sana en un entorno propio.
Un artículo publicado en The New York Times (que puedes leer dando clic aquí) explica que la relación que las parejas tienen con sus suegros sí afecta de manera profunda, para bien o para mal, en el bienestar general de la familia.
Por tanto, cada pareja o nuevo matrimonio tiene que evaluar si es mejor buscar un camino propio o quedar vulnerables a las incómodas intromisiones de los padres en su relación.
Y precisamente las intromisiones son apenas uno de los tantos puntos en contra que los expertos enlistan sobre por qué vivir con los suegros no es bueno. Aquí va su explicación y algunos otros aspectos negativos.
Razones por las que no es bueno vivir con los suegros
Intromisiones
Los padres siempre van a tener opiniones sobre las decisiones que toman sus hijos, especialmente cuando se trata acerca de su relación en pareja.
No se necesita ser un experto para imaginarse lo incómodo que esto puede llegar a ser, pero la diseñadora Stacey Werner, creadora del blog Newly Wed Survivial, que trata sobre la vida en pareja, plantea un escenario que lleva las cosas a otro nivel:
¿Está un matrimonio primerizo listo para que sus padres se entrometan en la forma en que educan a sus hijos y los hagan sentir como tontos en temas de paternidad?
Stacey Werner es muy firme en su publicación (que puedes checar aquí): “Los suegros son excelentes para almorzar los domingos. Pero vivir con ellos es otra historia”.
Adiós a la intimidad
Este es quizá el aspecto más importante de todos. Vivir en la casa de los suegros es, prácticamente, vivir bajo sus condiciones, espacios, tiempos y reglas.
La intimidad es uno de los pilares de una relación, de acuerdo con un estudio de la UNAM. La describen no sólo como un acto meramente pasional, sino también como “el conversar, la capacidad de contar cosas personales y profundas a la pareja, la confianza, la seguridad que se siente con el otro, temas y preferencias en comunes, el dar apoyo a la pareja, al estar dispuesto a compartir aspectos económicos y emocionales etc.”.
En la casa de los suegros, los espacios para intimar, tanto de manera pasional como de convivencia a solas con la pareja, están limitados a los tiempos en que ellos no estén cerca.
La intimidad en una pareja, continúa el documento de la UNAM, es fundamental para la duración y fortaleza de la relación. En casa de los suegros, no hay verdadera libertad y eso puede acabar con el romance.
Conflictos por hábitos o dinero
No es lo mismo convivir una par de veces al mes con los suegros durante el noviazgo, que pasar las 24 horas al día bajo el mismo techo. Peor aún en estos tiempos de confinamiento.
Cada individuo tiene sus propios hábitos y formas de ser en lo personal. Algunos pueden ser molestos, incómodos o mal vistos por la gente. Esto puede derivar en problemas.
Ejemplos: tardarse en el baño, hablar en voz alta, dormir hasta tarde, escuchar música a alto volumen, jugar videojuegos por varias horas o hasta la manera de comer.
Las finanzas del hogar también pueden ser otro motivo de conflicto, quién pagará cada servicio, los alimentos que se consumen en el hogar, qué pasa si hay que hacer reparaciones en la casa.
Sin libertades
Ya mencionamos un poco sobre la falta de libertad para intimar viviendo con los suegros. Pero también hay que considerar otros aspectos fuera de la habitación de la pareja.
Al vivir en un hogar que no es propio, las posibilidades de decorar o hacer arreglos personalizados es muy limitada. Mucho menos si se quiere hacer una fiesta o reunión con amigos.
No se diga sobre la limpieza, ya que todos tienen sus propios métodos que en una casa ajena no pueden llevarse a cabo como se desearía.
First Things First señala que los problemas con los suegros pueden crecer a gran escala y derivar en conflictos con la pareja, por lo que es mejor ser precavido a la hora de mediar con ellos.
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