¿A tu hijo no le gusta Caifanes o le aburre la música de The Beatles? Está bien, no es un problema. De hecho es una oportunidad para empezar a conocerlo mejor. Ten en cuenta que tratar de imponerle tus gustos a un niño puede afectar al desarrollo de su propia identidad.
Como padres, la mayoría de las personas espera que sus hijos tengan gustos similares a los suyos. A los hombres, por ejemplo, les gustaría que sus niños sean fanáticos de Star Wars, Dragon Ball Z, Batman u otra franquicia que para ellos fue importante en su infancia.
Con el regreso de Star Wars a los cines en 2015, un youtuber español llamado Rodrigo Septién hizo una parodia en el que un padre obliga a su hijo a amar la saga y el niño (llamado Obi Juan) tenía problemas para confesarle que la odiaba. El video claramente es un chiste, pero tiene algo de cierto.
Los niños no tienen que ser una copia de sus padres
En una entrevista para El País, la psicóloga Carla Valverde explicó que los niños que no tienen oportunidad de tomar sus propias decisiones, como los gustos musicales o aficiones, desarrollan trastornos de personalidad.
Tratar de moldear a los hijos a los gustos e intereses de los padres puede desembocar, explica, en que al llegar a la adolescencia, tengan problemas para tomar elecciones de vida, que sean más dependientes a sus papás, así como una baja autoestima e inseguridad por considerar que no pueden confiar en su propio criterio.
En este texto hablamos solo de la música y cosas de cultura pop, pero esto dimensionarse a otros ámbitos. Como obligar a los hijos a estudiar algo que no les gusta, solo porque es tradición familiar o prohibirles vestir de la manera con la se identifican.
Tom Hodgkinson, escritor británico, editor de la revista The Idler y padre de tres hijos, publicó un libro enfocado en la paternidad en la que cuenta cómo dejar que los niños exploren sus propias aficiones puede ser mucho más didáctico para ellos, que orientarlos hacia un gusto específico.
En un reportaje en BBC sobre el tema, Hodgkinson menciona que le gustaría que sus hijos amaran la misma música y grupos que él escucha; pero que prefiere dejar que tomen su propio camino.
“Actualmente escucho música medieval y barroca. Cuando la pongo en el auto, mi hijo se queja. Parte de mí siente que los hijos deberían escuchar música diferente a la de los padres”.
Es cierto que los contextos entre una persona acomodada de Reino Unido y una familia de clase media o pobre en México, como lo es el 90% de la población del país, son muy distintos. Pero en la crianza de los hijos, nadie es un total experto y no está de más comparar diferentes puntos de vista.
Orientación en lugar de obligación
De acuerdo con la Unicef, el crecimiento y el desarrollo de todos los niños sigue patrones similares, pero cada uno tiene su propio ritmo.
El temperamento, los intereses, el estilo de interacción social y la manera de aprender de cada niño, agregan, son únicos e irrepetibles.
Por tanto, es que los padres no deben obligar a sus hijos a seguir un patrón de aprendizaje como el que ellos tuvieron o como les gustaría haber tenido. Si no, que deben adaptarse a las necesidades particulares de sus niños.
Los niños desarrollan su personalidad de acuerdo con el contexto social inmediato en el que viven: la familia.
Darle la oportunidad de que se forme su propia personalidad es una mejor idea que obligarlo a adoptar un gusto en particular.
Si a los padres les gusta la música punk y quieren obligar a sus hijos de preescolar a escucharla, tal vez lo mejor sea observar si realmente está cómodo con ella y si es necesario, preguntarle si le gustaría oír algo más. Quizá en su escuela le pusieron Baby Shark y le gustó mucho, porque es una canción acorde a su edad.
Tener en casa diferentes opciones para que los niños puedan elegir sus propios intereses, señala un artículo de la revista GQ, podrá ayudar a los padres a orientar sus hijos sobre los gustos que va adquiriendo:
“Esto funciona así. Deja cosas por casa que ellos puedan descubrir. Que los libros geniales, los discos increíbles, que los servicios de streaming más jugosos EXISTAN y que ellos puedan acceder a ellos en sus investigaciones por las estanterías y decidir cuál es su camino”.
Los padres deben ser un ejemplo, pero no un modelo que los hijos deban replicar al pie de la letra. Tratar de imponer un género musical puede originar que los niños lo terminen odiando, afectando así la relación parental.
La identidad es un derecho universal de los niños, así que es mejor orientarlos en las aficiones que ellos elijan para que las lleven a cabo de manera segura, que obligarlo a ser alguien que no es.
Esto incluye también el hecho de que le pongas música clásica a un bebé que no puede elegir si la quiere escuchar o no, solo porque leíste que Mozart los hará más inteligentes. Pero eso es tema de otra ocasión.
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