La mayoría de las personas han probado el alcohol en algún momento de su vida. Al menos en México, las cifras oficiales señalan que el 71% de la población lo ha hecho.
Ene general, más de la mitad de los consumidores de alcohol en México empezaron a beber a los 17 años de edad. Además, se sabe que al menos el 39.8% de los adolescentes de nuestro país (de 12 a 17 años) también lo han probado.
Desde la educación primaria se promueve la prevención de las adicciones, incluso hay dependencias locales y federales que hacen constantes campañas para evitar que los menores prueben este tipo de productos; pero los números oficiales muestran que no se están teniendo los resultados esperados, ya que los indicadores aumentan constantemente.
Sabemos que beber, en exceso, es malo para el organismo; somos consientes de que la mayoría de los accidentes viales son causados por el alcohol; conocemos que esta adicción genera un gasto económico muy grande y enormes daños a la familia.
Entonces ¿por qué comenzamos a beber alcohol si nos han enseñado todo lo que ocasiona? Analicemos algunas de las causas y lo que dicen los especialistas.
Por qué comenzamos a beber alcohol
Presión social
Vas en la secundaria, una de tus compañeras cumple sus XV años y te invitan a la fiesta. Esta vez tus padres te dejan ir solo porque irás con varios amigos. Una vez en el festejo, te invitan a tomar una cerveza, pero tú nunca lo has hecho.
Rechazas la primera invitación, pero alguno de tus amigos o los primos mayores de la festejada te hacen burla y para no sentirte humillado aceptas la cerveza y la bebes poco a poco porque su sabor no te gusta.
Es un escenario hipotético, pero quizá real para muchas personas. Gran parte de los adolescentes que comienzan a beber alcohol entre los 12 y 17 años lo hacen por presión social o para convivir con la gente.
El miedo a sentirse rechazado por no beber alcohol y no pertenecer a un círculo social doblega su voluntad y termina cediendo.
Datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas Alcohol y Tabaco indican que el 78% de los adolescentes masculinos beben por primera vez para convivir con sus amigos; en el caso de las mujeres, se trata del 58.4%.
Beber por convivencia en la adolescencia es riesgoso para los jóvenes que sufren algún tipo de carencia o violencia en la escuela o el hogar, ya que al experimentar los efectos depresores del alcohol, se vuelve una salida fácil para evadir los problemas del día a día. De aquí parte el segundo punto de esta lista.
Escape de los problemas
En la televisión y el cine es común ver a los protagonistas bebiendo alcohol cuando sus vidas parecen no tener sentido. Estas acciones pueden ser imitadas por adolescentes sin suficiente orientación sobre el manejo de las emociones.
Pero no solo los medios audiovisuales pueden causar este comportamiento en los adolescentes. Si uno de sus familiares es alcohólico, hay más posibilidades de que el joven imite esta acción.
La organización Partnerships to End Addictions señala que cuando los adolescentes se sienten infelices y no pueden encontrar una salida saludable para sus frustraciones o una persona de su confianza con quien hablar, pueden recurrir a sustancias químicas, como el alcohol, en busca de consuelo.
Si en casa hay la disponibilidad de alcohol o este es de fácil acceso, ya sea por amigos o incluso por propios familiares, es muy probable que el adolescente desarrolle una adicción a él.
Rebeldía y falsa idea de madurez
Este aspecto se relaciona con los dos anteriores. Un artículo de Kids Healt from Neamors incluye a la rebeldía como una de las causas más comunes por las que los adolescentes prueban el alcohol.
El texto detalla que desde muy pequeños, los niños ven mensajes publicitarios que muestran a personas exitosas que disfrutan de la vida y del alcohol.
Entonces, para demostrar que son los suficientemente grandes, maduros y rebeldes, comienzan a consumir bebidas alcohólicas para impresionar a la persona que les gusta o mostrarse superior a sus compañeros o amigos.
Curiosidad
Finalmente, la curiosidad es otro incentivo que lleva a los jóvenes a probar el alcohol. Kids Heatl indica que los niños que en su entorno cercano observan como sus padres y otros adultos beben socialmente (por ejemplo, toman una cerveza o vino para cenar), al crecer tienen la idea de que tomar no puede hacerles daño.
Expertos señalan que el consumo de alcohol por curiosidad en México inicia desde los ocho años de edad. Una encuesta realizada por la Universidad Anáhuac indica que cuatro de cada 10 niños de entre nueve y 12 años de edad afirman que beberían alcohol si tuvieran la oportunidad de hacerlo.
Al ser tan normal la venta de alcohol en tiendas de barrio, supermercados y su consumo en fiestas familiares o dentro del propio hogar, los menores minimizan los riesgos nocivos que pueden ocasionar.
Cómo prevenir el consumo de alcohol en jóvenes
Es evidente que a nadie le gusta sentirse rechazado por los amigos y compañeros de la escuela o de la colonia por tener miedo o disgusto por el alcohol. Por ello, es que la prevención de este tipo de situaciones empieza desde el hogar.
Los padres pueden hablar con sus hijos y orientarlos para aprender a sobrellevar estas situaciones. Expertos en el tema explican que una buena estrategia que se les puede enseñar para decir ‘NO’, es con una pequeña mentira piadosa:
“Si rechazar el alcohol los hace sentir incómodos delante de las personas que conocen, pueden echarle la culpa a tus padres o a algún otro adulto. Tal vez resulte un poco más fácil decir que no si con argumentos como: “mis padres me vendrán a buscar pronto”, “ya me metí en problemas por beber, no puedo volver a hacerlo” o “mi entrenador me matará”.”
También, es importante que los padres expliquen a sus hijos sobre los riesgos de beber alcohol. Ojo, esto no significa estigmatizarlo, ya que solo despertará más curiosidad.
Hay que hablar de manera clara, sin caer en los clichés. Si hubo algún familiar o conocido que tuvo problemas o murió a causa del alcohol, es un buen ejemplo para hacerlo dimensionar la gravedad de los excesos y las adicciones.
Prohibir el alcohol de manera estricta en el hogar no asegura que los hijos no busquen la manera de consumirlo afuera; ni tampoco ‘dárselos a probar’ significa que solamente lo harán en casa y con alguien de su confianza.
Es mejor hablar con hechos. Buscar algunos datos de orientación y si es posible predicar con el ejemplo. Si los padres suelen beber en reuniones o dentro de la casa, quizá sea momento de comenzar un estilo de vida libre de adicciones. Por el bien de la familia.
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