El papel que desempeñó Malintzin o Doña Marina en los acontecimientos que llevaron a la Conquista de México-Tenochtitlán hace 500 años sigue siendo un tema de estudio entre los historiadores. La llamada malinche carga, hasta nuestros tiempos, con el estigma de haber traicionado a los indígenas y ayudado a consolidar el poderío de los europeos en el Nuevo Mundo. Pero quizá en momento de reconsiderar esa versión.
Por décadas, en la escuela se nos enseñó que la Malinche y los tlaxcaltecas ayudaron a Hernán Cortés y a sus tropas a derrocar el imperio mexica. La primera tomó el rol de traductora de los españoles ante los pueblos indígenas y los segundos como brazo militar.
Pero el estudio del contexto de aquella época permite tener una visión más acertada de lo que en realidad pasó. La Malinche no era una mexica, era una esclava más de los dominios de Moctezuma; su lealtad estaba con su pueblo oprimido y no con los españoles ni con Tenochtitlán.
Cuando ocurrieron los hechos de la Conquista, la Malinche apenas tendría entre 15 y 18 años. Había tenido que vivir como tributaria de Tenochtitlán, sufrido un destierro, ser vendida como esclava, abusos sexuales, ser desposada por Cortés, perder su nombre y luego fue entregada como regalo a otro capitán español.
Recordemos que la mayor parte de la información que hay sobre los acontecimientos que ocurrieron hace 500 años proviene de las crónicas de algunos soldados, como La Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo y las propias Cartas de Relación que Hernán Cortés envió a Europa para narrar sus hazañas.
Arqueólogos, cronistas e historiadores, como Eduardo Matos Moctezuma; Héctor de Mauleón; Clementina Battcock o José Antonio Flores Farfán son algunos de los que defienden la idea de voltear a ver los hechos desde una perspectiva más objetiva y menos fanático/nacionalista, pues las decisiones que habría tomado Doña Marina, en su momento, estarían lejos de ser una traición.
“Este tema de la traición es un tema de la identidad mexicana: todos nos traicionan, los ricos nos traicionan, los blancos y los criollos traicionan al pueblo. Tenemos la herida abierta de la Conquista y no hay manera de que cierre”, menciona la escritora Patricia Arriaga.
La trágica vida de la Malinche antes de Cortés
La primera vez que se menciona a Malintzin es en las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, uno de los soldados de la compañía de Cortés. Su obra, La Verdadera Historia de la Conquista de la Nueva España, fue escrita aproximadamente 25 años después de los que ocurrieron los hechos y es el documento en dónde más información hay sobre la Malinche.
De acuerdo con los datos que se tienen sobre ella, habría nacido a finales del Siglo XV o inicios del XVI. Su nombre, Malinalli o Malintzin, está asociado con la naturaleza y las hierbas.
Sobre su origen, la versión que sostienen los antropólogos e historiadores es que nació en Veracruz y fue hija de un cacique local. Aunque provenía de una familia con un cierto grado de poder, a temprana edad fue expulsada del territorio en dónde habitaba para ser comerciada como esclava.
Desde que fue una niña, Malintzin habría sufrido una enorme cantidad de abusos sexuales, físicos y psicológicos. Se le atribuye, sin embargo, una gran inteligencia, ya que dominaba el náhuatl y el maya.
De cierto modo, Malintzin nunca fue una mujer libre. A pesar de haber nació en una familia que tenía dominio en algunos territorios, siempre había estado bajo el yugo de los mexicas de Tenochtitlán, a quienes su pueblo debía enviar tributo. Luego fue esclavizada por el cacicazgo de Tabasco; regalada a los españoles; desposada por Cortés y años después él se la obsequió a Juan Jaramillo, uno de los capitanes que participó en la Conquista.
La búsqueda de la libertad
Pedro de Alvarado escribe que sin la ayuda de Malintzin nunca hubieran podido lograr la Conquista. Relata que ella les fue entregada en Tabasco a los españoles como una esclava, junto con otras mujeres. Ella tendría entre 15 y 17 años cuando estos hechos ocurrieron.
Un texto de Eduardo Matos Moctezuma permite conocer mejor el contexto en el que Malintzin conoció a los europeos y por qué aceptó unirse a su compañía, rumbo a Tenochtitlán:
“Las circunstancias la colocaron en la situación de ayudar a su pueblo ante la amenaza que representaba el mexica al igual que lo hicieron los pueblos totonacos de la costa y la sierra, cuando informan a Cortés que estaban sujetos al señor Moctezuma y el capitán español promete ayudarlos en su contra, lo que decide a Cortés a emprender la conquista de Tenochtitlán al percatarse que estaba entre indígenas que lo apoyaban, como más tarde harían muchos otros pueblos que se le unen en contra del mexica.
La habilidad de Malinche de hablar maya y náhuatl, complementado con Jerónimo de Aguilar, quien años atrás había encallado en territorio maya, donde aprendió el idioma, permitió a Hernán Cortés conocer el miedo y resentimiento de los pueblos ante los mexicas, él supo canalizar ese sentimiento para armarse con el apoyo de guerreros y caciques indígenas que marcharían con él hacia Tenochtitlán.
Históricamente se le asocia a la Malinche como amante de Cortés, pero en realidad ella era apenas una joven adolescente que buscaba su libertad y la de su pueblo. Al igual que los tlaxcaltecas, el yugo de Tenochtitlán era enorme y tenían que cumplir con las órdenes de Moctezuma si no querían ser exterminados.
Aunque los textos de Alvarado los mencionan como pareja, muy poco se puede saber sobre si en realidad tuvieron una relación afectiva o simplemente el español la desposó para mantenerla a su lado durante la campaña de Conquista.
Y es que la Malinche fue víctima de abusos físicos y sexuales entre los españoles, aun cuando era cerca a Cortés. Cuando fue bautizada como Doña Marina para contraer matrimonio con él, nuevamente se convirtió, de cierto modo, en una esclava.
Doña Marina, la olvidada
Al concluir la Conquista, Doña Marina mantuvo una posición privilegiada entre la sociedad de la Nueva España; pero ni su gran servicio a los intereses de los europeos le permitió ser libre.
Aunque Hernán Cortés y algunos de sus capitanes le tenían apreció por haberles salvado la vida en más de una ocasión, Doña Marina nunca fue tratada como una igual. Si tenía privilegios, pero poco a poco ella y sus descendientes los perdieron.
A pesar de haber tenido un hijo con Hernán Cortés, esto no impidió que él se la diera como un regalo a uno de sus capitanes, llamado Juan Jaramillo, con quien se casó y vivió hasta su muerte.
Lo que pasó con Doña Marina después de la Conquista no se sabe con exactitud, hay algunas teorías que apuntan a que sus retos pudieron estar enterrados cerca de la actual calle de Madero, en el Centro Histórico.
El Malinchismo
De manera despectiva, se le llama malinchista a quien traiciona, menosprecia juzga o critica a un mexicano, a lo nacional o que prefiere apoyar a un extranjero.
De hecho, la Real Academia de La Lengua y el Diccionario de Mexicanismos lo contemplan ya como un término aceptable con esas definiciones.
La idea de que la Malinche es la ‘madre de todas las desgracias’ y símbolo máximo de la traición, es muy difícil de cambiar en estos días. A pesar de que los historiadores y antropólogos han tratado de reivindicar la figura y papel de Malintzin, aún queda mucho camino que recorrer.
La escuela mexicana del Siglo XX nos enseñó la historia como una constante lucha entre buenos y malos: revolucionarios vs federalistas; conservadores vs liberales; insurgentes vs realistas; mexicas vs españoles, etc.
A Malintzin le tocó estar en el lado de los malos, aun cuando no tenía por qué rendirle lealtad a los mexicas, se le señala por traicionar a los indígenas.
Pero en realidad, la caída de Tenochtitlán se logró con el apoyo de miles de indígenas, a lado de un puñado de europeos.
La idea de que Tenochtitlán es el punto de partida de México como países es un concepto que debe actualizarse, pues ni los mexicas fueron la única cultura dominante de Mesoamérica, ni tampoco ellos gobernaron en todo el territorio que actualmente comprende el país.
Los mexicas eran poderosos, sí. Su cultura, conocimientos y desarrollos eran avanzados para su contexto; Tenochtitlán era una ciudad como ninguna en el mundo, eso nadie lo puede negar.
Pero tampoco se puede negar la gran desigualdad social que había bajo su dominio. Los pueblos oprimidos llegaron al punto del hartazgo y fue por eso que alentados por la idea de la libertad, se unieron a los españoles para combatir a un enemigo común.
A la Malinche, asegura el historiador Flores Farán, se le atribuyen responsabilidades que le corresponden a otros. La masacre de indígenas no la orquestó ella; sino que fueron los capitanes españoles los que cometieron dichos actos.
Desde el lugar que le tocó ocupar en la historia; Doña Marina logró, de cierta manera, liberar a su pueblo del extenso brazo de Moctezuma, pero ella no podría haber sabido que la nueva nación no cambiaría mucho la situación social en la que vivían.
Lee también