Desde hace décadas se conocen los beneficios de la leche materna para los recién nacidos al tratarse de la única fuente natural de alimentación. Sin embargo, estudios recientes demuestran que hay evidencia de contaminación química de los recién nacidos a través de la leche materna.
Los hallazgos “son motivo de preocupación” y representan una amenaza potencial para la salud de los recién nacidos, según los autores de la investigación. El estudio se publicó el pasado jueves en la revista Environmental Science and Technology, y retomado por The Guardian.
Tras analizar la leche materna de cincuenta mujeres estadounidenses, se detectó la presencia de un químico identificado como PFAS, o sustancias per y polifluoroalquilo.
Se trata de una clase de aproximadamente 9 mil compuestos que se utilizan para fabricar productos como envases de alimentos, ropa y alfombras resistentes al agua y a las manchas.
Los niveles hallados de PFAS en la leche iban desde 50 partes por billón (ppt) hasta más de 1 mil 850 ppt. Esto representa niveles casi 2 mil veces más altos que el nivel seguro para el agua potable.
“El estudio muestra que la contaminación de la leche materna por PFAS probablemente sea universal en Estados Unidos, y que estos químicos dañinos están contaminando lo que debería ser el alimento perfecto de la naturaleza”, dijo Erika Schreder, coautora y directora científica de Toxic Free Future, una organización con base en Seattle.
La OMS afirma que la lactancia materna reduce la mortalidad infantil y tiene beneficios sanitarios que llegan hasta la edad adulta.
Para el conjunto de la población se recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida y a partir de entonces su refuerzo con alimentos complementarios al menos hasta los dos años.
¿Cómo afecta esta contaminación?
El problema de estas sustancias químicas es que se les considera del tipo “sustancias químicas permanentes” porque no se degradan de forma natural y se ha descubierto que se acumulan en el cuerpo de los seres humanos.
Algunos grandes laboratorios ocultaron la toxicidad de este tipo de sustancias. Pero activistas sostienen que están relacionados con el cáncer, defectos de nacimiento, enfermedades del hígado, enfermedades de la tiroides, bajo conteo de espermatozoides y otros problemas de salud graves.
En el caso de estudios en niños mayores y adultos, se ha relacionado los químicos con alteraciones hormonales y sugiere que el PFAS daña el sistema inmunológico, lo que podría ser especialmente problemático para los bebés ya que la leche materna refuerza sus defensas.
El estudio también contradice una afirmación de la industria química de que su nueva generación de PFAS que todavía están en uso no se acumulan en los seres humanos.
El estudio también analizó datos de la leche materna de todo el mundo y descubrió que la frecuencia de detección de PFAS está aumentando.
“De lo que habla es de que los productos químicos son tan omnipresentes que no podemos predecir realmente quién tendrá las exposiciones más altas”, agregó.
¿Cómo evitar en contacto con estas las sustancias?
Los autores recomiendan que las mujeres embarazadas y las madres eviten utilizar los envases de alimentos, químicos protectores contra manchas, la ropa impermeable que usa PFAS y los productos de cocina con teflón o propiedades antiadherentes similares.
A pesar de estas recomendaciones, en el estudio se menciona que dichos químicos son casi imposibles de evitar, aunque una posible solución sería la prohibición virtual de toda la clase químicos en envases de comida y ropa. Incluso aquellos que la industria química asegura que son seguros.
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