A la mayoría de estudiantes de secundaria y preparatoria en México se les pide cuidar un huevo (o un bebé de juguete) como si se tratara de un niño real. Esta dinámica es una de las más conocidas y hasta de las más longevas en el sistema educativo del país y apenas ha tenido cambios a los de los años.
Pero contrario a lo que podría pensarse, la dinámica de huevo bebé no tiene como objetivo principal enseñar a los alumnos a ser mamás o papás y mucho menos practicar cómo es vivir en un núcleo familiar, pues en la mayoría de las veces este ejercicio se hace en pareja.
En realidad, cuidar de un huevo en la secundaria o preparatoria se trata más acerca de la responsabilidad sexual y una buena planeación familiar. No es tampoco asustar a los alumnos o incitarlos a no tener hijos, es de hacerlos consientes de que la mayoría de la gente no está preparada para la paternidad prematura.
El huevo o muñeco representa más que un niño. De acuerdo con diferentes documentos pedagógicos en los que se explica cómo llevar a cabo este proyecto, la idea es que el objeto sea un reflejo de la responsabilidad y compromiso de cada alumno.
Como ya se mencionó arriba, no es un entrenamiento para padres, sino una prueba de responsabilidad. El aprendizaje que los alumnos deben obtener no es el de cómo cambiar un pañal o aprenderse los horarios de alimentación de un bebé.
Dinámica del huevo no es un entrenamiento para ser padres
El objetivo es hacer conciencia de que toda acción y decisión que tomen en la vida tendrá una consecuencia, especialmente en los temas en donde la sexualidad esté involucrada.
Iniciar una vida sexual prematura casi siempre tendrá una repercusión. Las cifras de la Secretaría de Salud señalan que el 18.5% de todos los embarazos en México son de niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años de edad.
Peor aún, la cifra de niñas de entre 10 a 14 años embarazadas va en aumento, pasando de 1.71% de los casos, en 2009 a 2.78% en la última medición sobre el tema, realizada en 2018.
El problema del embarazo prematuro no involucra únicamente a las alumnas. Los hombres también deben de aprender a ser conscientes de las responsabilidades que implica iniciar una vida sexual activa sin la orientación adecuada en temas de prevención o planificación familiar.
Y es que en la mayoría de los casos de embarazo adolescente, quien termina haciéndose responsable de los hijos son las madres adolescentes. De las mujeres de entre 10 y 14 años que dieron a luz, se sabe que el 64.7% viven los primeros años en unión libre con sus parejas, el 29.7% quedan como madres solteras y el 2.1% son casadas.
Cuidar un huevo o un bebé de juguete cuando se es adolescente ayuda a fortalecer valores como el compromiso y la responsabilidad. Si el ejercicio se hace en parejas, se crea una relación de empatía por un objetivo común: cuidar al bebé para aprobar la dinámica.
Aquí los alumnos deberán hacerse de un criterio para afrontar diferentes situaciones cargando su huevo bebé a todos lados. Si viajan en el transporte público, tienen que protegerlo de que no se rompa o sufra algún daño; si se trata de un juguete, evitar usarlo como balón de futbol americano y no lanzarlo por el patio de la escuela.
Es un trabajo que se hace en equipo y si una de las partes falla, entonces eso habla mucho sobre qué tan preparado o no puede estar persona para iniciar una vida sexual responsable. A fin de cuentas, el ejercicio del huevo bebé se basa en el compromiso y los valores de cada individuo.
Algunas modalidades de la dinámica aplicadas en secundarias o preparatorias vas un paso más allá y proponen una situación más acorde al panorama de los embarazos adolescentes en México, pues el ejercicio se hace de manera individual, como si cada alumno fuera un padre o madre soltero.
Un ejercicio de valores y prevención
La manera en que cada estudiante trata a su huevo o muñeco habla mucho de su forma de ser y cómo asume una responsabilidad espontánea. La mayoría de maestros que hacen está dinámica con sus grupos solicitan una bitácora en la que los estudiantes deben dar razón de lo que ocurre con su proyecto todos los días.
Si el huevo se quiebra, el alumno falla la prueba y para asegurarse de que no hacen trampa en estos casos, sustituyéndolo, los maestros suelen firmar el cascarón. Al final del ejercicio, que dura un aproximado de 15 días, los estudiantes hacen un ensayo sobre sus experiencias.
Evidentemente, la prueba del huevo bebé hace que el alumno valore la importancia de la planeación, pues si no son capaces de dar una máxima atención a un objeto frágil, mucho menos lo harán con un ser vivo que sería totalmente dependiente de ellos.
Además, ellos mismos deberán hacerse ciertos cuestionamientos que implican tener un bebé, como en dónde vivirán, si tendrán el apoyo de sus padres o cómo conseguirán el dinero para mantenerlo.
En ese sentido, un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas sobre el embarazo adolescente en México indica que una madre prematura tiene hasta 10% más de probabilidades de ser desempleada que una mujer que tuvo hijos a una edad mayor.
Es decir, hay mucha menos oferta laboral, en el sector formal, para una adolescente de 15 años con hijos que para una mujer que se convirtió en madre a los 26 años, por ejemplo.
La dinámica del huevo bebé trata entonces de ser un ejercicio de prevención y orientación, antes que un entrenamiento para padres. Puede parecer un juego al inicio, pero en el fondo busca hacer conciencia, tanto en los alumnos como en los padres, de una problemática real que es mucho más común de lo que se piensa en México.
Los embarazos adolescentes son solo una consecuencia de la falta de responsabilidad sexual, pero todavía hay otras problemáticas que el ejercicio del huevo no pueden ayudar a visibilizar, como es el caso de la trata de personas o las enfermedades venéreas en adolescentes.
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