El logo del Aeropuerto Felipe Ángeles nació muerto. Un proyecto tan importante para México necesita una identidad que se trabaje con la seriedad y profesionalismo necesario para obtener un buen resultado.
La imagen presentada, aquella con la torre de control y el mamut plagiado, fue duramente criticada por la población en general, al grado de que el Gobierno Federal decidió desistir del proceso de registro ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI).
Y es que todo en el ya abandonado primer logo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles estaba mal. Desde la nula transparencia sobre quién lo elaboró, la baja inversión que se destinó a su desarrollo y la poca funcionalidad que tenía fueron factores que lo condenaron al inminente fracaso.
El logo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles no era un logo
Más allá de las críticas por lo poco estético que era, al darse a conocer la imagen del logo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el sábado 10 de abril, diseñadores gráficos mexicanos y expertos en branding se mostraron extrañados por los graves errores que se cometieron en la construcción de esta propuesta (por así decirlo) de identidad.
En términos técnicos, la controvertida imagen con el mamut iba a tener cientos de problemas a la hora de aplicarse en soportes reales, como impresiones, costuras, aplicaciones digitales, reducciones, conversiones a una tinta, sublimaciones, serigrafías, adaptaciones, rótulos y un largo etcétera.
Una de las críticas más duras hacia el logo del Aeropuerto de Santa Lucía la hizo el diseñador mexicano Gabriel Martínez Meave, en una entrevista para Aristegui Noticias.
En menos de dos minutos, Martínez Meave enlistó algunos de los problemas más evidentes que la imagen tendría en caso de convertirse en la identidad oficial, empezando por la saturación de elementos en su construcción:
“Tenemos un exceso de elementos que impiden la identificación. El propósito de un logo es básicamente identificar. No contar una historia con todos sus detalles. Acá vemos, por ejemplo, que el detalle del mamut, incluso aparece como si fuera parte de una narrativa”.
El tema del logo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles tuvo eco en otras partes del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, el portal Creative Bloq, uno de los más destacados en el tema de diseño gráfico, señaló que la imagen rompía todos los esquemas y también resaltó el exceso de recursos e ideas:
“El logo presenta las iniciales AIFA, algo oscurecidas por un gran avión y, por supuesto, un mamut lanudo. La letra ‘I’ parece representar una torre de control del aeropuerto, una que aparentemente está a punto de ser golpeada por el ala de dicho avión. Mientras tanto, el título completo del aeropuerto se encuentra en una pista horizontal debajo. Sí, están pasando muchas cosas”.
Otra de las críticas más severas que tuvo el logo del Aeropuerto de Santa Lucía provino de Marco Creativo, un maestro de diseño gráfico y youtuber que explicó algunas de las razones por las que la imagen no debería ser considerada un logotipo:
“Esto no es un logo. Un logo es el identificador gráfico que pertenece a la identidad visual de un negocio o proyecto. Un logo debe comunicar de manera muy rápida y sencilla, sin artificios y esto tiene artificios por todas partes”.
La ofensa de los 3 mil pesos
La imagen no tenía futuro. Aun si el gobierno de Andrés Manuel López Obrador hubiera continuado con el registro de este logotipo, al hacerlo oficial o comenzar a usarlo, las críticas serían todavía más grandes.
Pero hubo personas que defendieron el logo del Aeropuerto de Santa Lucía, no por la técnica o creatividad que le hayan visto. Si no por el costo que significó para las arcas públicas.
Este fue el caso de Pablo Almícar Sandoval, candidato de Morena a Diputado Federal por el distrito 4º, de Acapulco, Guerrero, quien señaló en su Twitter que la imagen tuvo un costo de 3 mil pesos y aseguró que, en comparación al rebranding de Correos de España, no hubo un gran gasto ni corrupción en el proceso.
El tuit del morenista desató todavía más críticas y dejó algunas dudas al aire que nunca fueron respondidas:
- ¿Cómo sabía él, un candidato de Morena ajeno al proyecto del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el costo que tuvo este diseño?
- ¿Si sabía cuánto costo, también tenía información sobre quién lo hizo?
- ¿Por qué asegura que hubo corrupción en el rebranding de Correos de España, si toda la documentación fiscal del proyecto se hizo pública durante las etapas de licitación, desarrollo y entrega?
Los 3 mil pesos, que Pablo Almícar asegura que costó el logo del Aeropuerto de Santa Lucía, no son suficientes para desarrollar un proyecto de tal magnitud. Peor aún, la comparación con el rebranding de Correos de España, uno de los más reconocidos en los últimos años a nivel mundial, está fuera de lugar.
El proyecto de renovación de imagen corporativa de Correos de España, el cual se puede consultar en línea desde aquí, va mucho más allá de solamente ‘cambiar el logo’.
Para este proceso se integró a todo un equipo de marketing, expertos en branding, ilustradores, diseñadores, ventas, animadores, fotógrafos, videógrafos, desarrolladores, programadores, consultores, etc.
El resultado fue una imagen moderna, adaptable a diferentes plataformas y soportes, amigable con entornos físicos y digitales, atractiva para las nuevas generaciones y respetuosa de su legado histórico.
El rebranding de Correos de España costó 169 mil euros, unos 4 millones de pesos aproximadamente, lo cual no es un precio elevado considerando que el proyecto duró más de un año e involucró a 10 profesionales que trabajaron de tiempo completo en el desarrollo de la nueva marca.
La idea que sugiere Pablo Almícar sobre que es mejor pagar algo barato que algo desarrollado de manera inteligente por expertos, es complemente errónea.
En perspectiva, la consulta planteada por Andrés Manuel López Obrador para enjuiciar a los expresidentes de México, costará al erario público al rededor de mil 500 millones de pesos. No hay margen de comparación.
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Un gobierno que no valora a sus creativos
El sexenio de la autodenominada Cuarta Transformación ha demostrado el poco valor que le dan al trabajo de los creativos mexicanos. El abucheado logo del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es quizá el más evidente, pero tan solo días antes la Secretaría de Educación Pública fue duramente criticada por el gremio al lanzar una convocatoria para rediseñar los libros de texto, pero sin ninguna clase de remuneración.
Ilustradores, fotógrafos, diseñadores, cineastas, artistas, pintores, geógrafos y más fueron convocados para trabajar de manera gratuita en los nuevos libros de texto a cambio de una constancia y un ejemplar.
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Además, los derechos de todas las obras que fueran elaboradas para ilustrar los nuevos libros pasarían a manos de la SEP de manera absoluta e irrevocable. Max Arrriaga, titular de Materiales Educativo trató de explicar que la falta de pago económico se debía a la veda electoral.
Sin embargo, y a pesar de todas las criticas y de movimientos de protesta de creativos como la #Anticonvocatoria, la SEP mantuvo sus planes y decidió iniciar el proceso de rediseño de los libros de texto sin una planeación clara, ni con los recursos humanos para dicha tarea.
La SEP emitió un comunicado en el que dijo que se había llegado a un acuerdo con el gremio de ilustradores para trabajar en los libros de texto gratuitos, pero este fue desmentido por representantes de la comunidad y aseguraron que nunca se llegaron a los términos adecuados para iniciar este proyecto.
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