Las investigaciones que desarrollan vacunas contra el Covid-19 mostraron resultados inesperados: una tecnología basada en genes podría prevenir otro tipo de enfermedades infecciosas y no infecciosas como el cáncer.
De acuerdo con el medio estadounidense The Wall Street Journal, mientras se desarrolla la vacuna para el Covid-19, también inició el diseño de un nuevo tipo de vacunas que no solo se encargan de suministrar una dosis del virus inactivo, también modifican los genes de los pacientes para generar respuestas complejas en el organismo.
Este tratamiento demuestra que podría ser eficaz también para tratar afecciones cardíacas y otros padecimientos crónicos.
La tecnología se llama Messenger RNA o ARN Mensajero, en honor a los mensajeros moleculares que entregan instrucciones genéticas precisas al cuerpo humano. Aunque investigadores de todo el mundo realizaban análisis desde hace varios años, parece la respuesta más viable durante la pandemia.
Estas vacunas han demostrado en los últimos días una eficacia superior al 90% para prevenir el Covid-19 sintomático y podría aplicarse a otras enfermedades. Actualmente se desarrollan cerca de 50 vacunas, pero hay datos positivos de que aquellas que están basadas en ARN tienen una tecnología más moderna y precisa.
¿Cómo funcionan las vacunas con tecnología ARN?
Las vacunas con tecnologías anteriores utilizan un virus inactivo o debilitado para persuadir al cuerpo para que acumule protección. El proceso de fabricación se lleva a cabo en grandes biorreactores, es laborioso, requiere mucho tiempo de elaboración y tarda varios años en comercializarse.
Con la tecnología antigua, las vacunas exitosas suelen tardar más de una década en desarrollarse, pero con la tecnología de ARN Mensajero ese tiempo podría reducirse porque aprovechan la propia maquinaria molecular del cuerpo enseñando a las células cómo producir una proteína similar a la que se encuentra en el virus, que luego desencadena la respuesta inmune del cuerpo.
En las vacunas clásicas, como aquellas contra sarampión y la poliomielitis, se inocula al paciente con versiones debilitadas o inactivadas del virus. Esto hace que el sistema inmunológico produzca anticuerpos especializados que están adaptados para reconocer el virus. Después de la vacunación, los anticuerpos permanecen en el cuerpo, si el paciente se infecta posteriormente con el virus real, los anticuerpos pueden identificarlo y ayudar a neutralizarlo.
Pero ahora, los científicos han identificado el código genético que utiliza el coronavirus para producir proteínas de pico. Emplean moléculas llamadas ARN para transportar esta información genética a las células humanas.
Los laboratorios con investigaciones más avanzadas que usan la tecnología de ARN Mensajero para tratar el cáncer son el laboratorio estadounidense Moderna y el laboratorio alemán Biotech. El tratamiento se hace a la medida de cada paciente según las mutaciones encontradas en sus células tumorales.
Las primeras pruebas fueron aplicadas en algunos pacientes con cáncer de cabeza y cuello en un pequeño estudio en etapa inicial, dijo Moderna este mes. Mientras que BioNTech continúa avanzando en posibles vacunas de ARNm para tratar el cáncer, incluidos los tumores de mama, piel y páncreas. La compañía tiene varias vacunas contra el cáncer en desarrollo, incluida una para un tipo de cáncer de piel en una etapa de prueba.
Medicina completamente diferente.
Una de las ventajas de las vacunas de ARN Mensajero es que se pueden ajustar rápidamente para que las vacunas puedan responder mejor a una eventual disminución de la inmunidad o mutaciones del virus, lo que podría hacer que otras vacunas sean menos efectivas.
El ARN mensajero es un tipo de ARN que se encuentra en las células, es una sustancia natural. Es una especie de abeja obrera molecular, que lleva instrucciones codificadas en el ADN para que las sigan las células. En lugar de utilizar todo el virus para generar una respuesta inmunitaria, estas vacunas se basan en las proteínas externas del coronavirus, que son las que utilizan los anticuerpos para reconocer el virus.
Cuando se inyecta en un paciente, el ARN ingresa a las células sanas donde ayuda a iniciar la producción de proteínas del coronavirus. Una vez que se exportan de las células, las proteínas inducen al sistema inmunológico a preparar una defensa, al igual que con las vacunas tradicionales.
Con el ARN Mensajero, el desarrollo de vacunas se convierte en una cuestión de ingeniería, más que en un desafío científico. Las empresas pueden diseñar vacunas con rapidez una vez que conocen la secuencia genética del patógeno. Los investigadores utilizan la secuencia genética de un virus específico para programar el ARN que puede combatirlo.
Otros laboratorios como Pfizer buscaron la misma tecnología basada el ARN por la rapidez con la que se pueden fabricar las vacunas y por su potencial para generar respuestas inmunitarias más fuertes que las plataformas de vacunas tradicionales. Esto porque las nuevas vacunas parecen proporcionar más estimulación del sistema inmunológico que otras tecnologías. Tanto al generar anticuerpos como al inducir respuestas de las células T, glóbulos blancos que reconocen y eliminan las células infectadas.
Por otro lado, las vacunas de AstraZeneca PLC y de Johnson & Johnson se basan en una tecnología que utiliza un virus del resfriado común para entregar instrucciones genéticas que enseñan al sistema inmunológico humano a montar una defensa. Los virus del resfriado común se modifican para que no causen infecciones.
Las vacunas tradicionales podrían producir una protección más duradera contra el coronavirus que otras tecnologías. Pero su investigación tarda más en desarrollarse que las versiones de ARN Mensajero. A pesar de los primeros resultados positivos de las vacunas Pfizer y Moderna, aún se desconoce mucho, incluido cuánto tiempo dura la protección contra el virus de Covid-19 y qué tan efectivas son las vacunas en ciertas poblaciones de alto riesgo, como los ancianos.
Tanto Moderna como Pfizer esperan más datos de seguridad sobre las pruebas. Por otro lado, la Administración de Drogas y Alimentos de EE. UU. espera analizar si surgen efectos secundarios graves durante los dos meses posteriores a la administración de una vacuna.
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