A nuestros lectores: Esta nota se publicó originalmente en septiembre de 2020.
No hay nada mejor que celebrar las Fiestas Patrias con un buen plato de pozole o un chile en nogada, dos de los platillos mexicanos de mayor trascendencia en estas fechas. Cada uno de estos manjares cuenta con su propia y en lo que concierne al pozole hay una en particular que lo relaciona directamente con el tlatoani Moctezuma y el canibalismo.
De acuerdo con los escritos de Bernardino de Sahagún, uno de los cronistas y estudiosos de la tradición náhuatl más reconocidos de la historia, el tlatoani Moctezuma Xocoyotzin solía comer pozole con carne humana. Para enteder el por qué lo hacía, vale la pena conocer más sobre la ceremonia previa al festín.
Los sacrificios en honor a Huitzilopochtli
En su libro Historia General de las Cosas de la Nueva España, que es una recopilación del conocimiento náhuatl según la tradición oral de los mexicas, explica que los grandes señores de Tenochtitlán solían comer partes humanas de sus enemigos y prisioneros.
Explica que esto se hacía en unas ceremonias que los mexicas dedicaba a los dioses Xippetototec (Xipe Totec) y Vitzilopuchtli (Huitzilopochtli). HAce referencia también a los sacrificios que se hacían en lugares que llamaban Calpulcos:
“En esta fiesta mataban todos los cautivos, hombres, mujeres y niños. Antes que los matasen hacían muchas ceremonias que son las siguientes. La vigilia de la fiesta después de medio día, comenzaban muy solemne areyto, y velaban por toda la noche los que habían de morir en la casa que llamaban Calpulco: aquí los arrancaban los cabellos de medio de la corona de la cabeza”.
Las investigaciones de Bernardino de Sahagún indican que los mexicas que era poseedores de esclavos los daban gustosos a sus sacerdotes para que fueran sacrificados. Los detalles que escribió sobre estas ceremonias, según la tradición oral que recopiló, son muy explicítos:
“Los dueños de los cautivos los entregaban a los sacerdotes abajo al pie del Cú, y ellos los llevaban por los cabellos cada uno al suyo por las gradas arriba, y si alguno no quería ir de su grado, lo llevaban arrastrando hasta donde estaba el tajón de piedra donde le habían de matar, y en sacando a cada uno de ellos el corazón, y ofreciéndole como arriba se dijo, luego le echaban por las gradas abajo, donde estaban otros sacerdotes que los desollaban”.
El pozole de carne humana que comía Moctezuma
Una vez que se concretaba el sacrificio, el cuerpo de las víctimas no era simplemente desechado. Con él, según se lee en Historia General de las Cosas de la Nueva España, se preparan platillos que iban directamente a la mesa de los altos señores mexicas, entre ellos los tlatoanis.
“Después de desollados, los viejos que se llamaban quaquacuilli, llevaban los cuerpos al calpulco donde el dueño del cautivo había hecho su voto ó prometimiento (promesa)”.
Una vez en el calpulco, los restos eran divididos y se enviaba una parte especialmente para el tlatoani, en este caso, Bernardino de Sahagún menciona directamente a Moctezuma, quien comía un platillo hecho de carne y granos de maíz al que llamaban tlacatlaolli, que hoy lo conocemos popularmente como pozole.
“Allí le dividían y le enviaban a Mochtecuzoma un muslo para que comiese, y lo demás lo repartían por los otros principales ó parientes; lo iban a comer a la casa del que cautivó al muerto: cocían aquella carne con maíz, y daban a cada uno un pedazo de ella en una escudilla ó cajete con su caldo, y su maíz cocida, y llamaban aquella comida tlacatlaolli: después de haber comido seguía la embriaguez”.
Al día siguiente, finaliza el relato de Sahagún sobre este tema, se hacía otro sacrificio, pero esta vez de niños. En algunas ocasiones, señala el fraile, con los padres presentes que no podían evitarlo y tenían que ver morir a sus hijos. No se dice más sobre el destino de los cuerpos.
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