Este 2020 se cumplirán 199 años de la consumación de la Guerra de Independencia. El movimiento iniciado en 1810 por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, concluyó en 1821 con un último enfrentamiento en la Ciudad de México: La Batalla de Azcapotzalco.
Cada año, durante las fiestas patrias de septiembre, se celebra el inicio de esta guerra; pero muy poco se hace para conmemorar la consumación.
Por ejemplo, en 1910 y en 2010, durante el centenario y bicentenario del inicio de la Independencia, hubo grandes festejos, monumentos y construcciones. Y en 1911, cuando tocó el turno de celebrar los 100 años de la consumación, solo hubo una placa en el lugar donde ocurrió la última batalla.
Antecedentes de la consumación de la Independencia
Situémonos en 1821. La guerra por la Independencia de la Nueva España (México) seguía su rumo tras más de 10 años ininterrumpidos de batalla. Vicente Guerrero encabezaba a los Insurgentes y Agustín de Iturbide a los Realistas.
La guerra había dejado al país con enormes daños sociales y económicos. Los últimos enfrentamientos eran cada vez más pesados para ambos bandos, debido al agotamiento de recursos y tropas.
Al ver que la situación era ya insostenible, Iturbide tomó la decisión de escribir una carta a Guerrero para dejar las armas y unirse en un propósito común: la Independencia de la Nueva España.
Vicente Guerrero no aceptó el primer llamado de Iturbide, pero poco después le tomó la palabra y concretó reunirse con él en Acatempan. La historia nos dice que la paz entre ellos se concretó con un abrazo.
El pacto entre Iturbide y Guerrero dio luz a la proclamación del Plan de Iguala, el 24 de febrero de 1811. En ese documento se establece la creación del Ejército Trigarante, el cual se encargará de concretar la liberación de la Nueva España y defender tres ideas: Religión, Independencia y Unión.
Esta nueva fuerza militar reúne a los generales y soldados fieles a Iturbide y Guerrero y recorrerían parte del país para acabar con los últimos realistas. A partir de aquí se comienza a trazar el camino hacia la Batalla de Azcapotzalco.
El Ejército Trigarante
De marzo a agosto de 1821, el Ejército Trigarante se movió por diferentes ciudades para dar a conocer el Plan de Iguala y combatir a los realistas, cuando era necesario.
Agustín de Iturbide se convirtió en un hombre muy poderoso y acordó una reunión en Córdoba, Veracruz con Juan O’Donojú, el último Jefe Político de la Nueva España, ese cargo era equivalente al de un virrey.
La intención de Iturbide era consumar la Independencia del país y acordar los términos de una nación libre con el último representante de la corona española. Estaba tan convencido de que todo marcharía bien, que envió a dos de sus mejores coroneles a la Ciudad de México para preparar su entrada triunfal: Anastasio Bustamante y Luis Quintanar.
La Batalla de Azcapotzalco
Mientras Iturbide se dirigía a Veracruz para su encuentro con O’Donojú, sus coroneles Anastasio Bustamante y Luis Quintanar llegaron a la Ciudad de México para tomarla de una vez por todas.
En aquella época, y tal como lo es ahora, la CDMX era el centro político del país, arrebatársela a los realistas significaría el triunfo de la Independencia. Manuel de la Concha era el jefe militar de las fuerzas realistas en la capital y cuando los insurgentes llegaron por la parte poniente de la ciudad, organizó la defensa desde sus cuarteles en Tacubaya.
Las tropas de Bustamnte y Quintanar se establecieron en las haciendas cercanas a Azcapotzalco para prepararse para la batalla. Y fue el 19 de agosto de 1821 fue cuando se llevó a cabo el enfrentamiento.
Desde la antigua Hacienda de Careaga (donde es hoy El Rosario), los insurgentes y trigarantes ganaron una posición estratégica. La mayor parte de la lucha de aquella tarde ocurrió en el atrio de la Parroquia de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago.
El ejército de Manuel de la Concha se hizo del control de las casas y del panteón cercano al lugar y tomó la ventaja del enfrentamiento. Además, contaban con cañones y mejor conocimiento del terreno. Los insurgentes estaban siendo derrotados rápidamente.
Bustamante ordenó una reorganización de sus fuerzas en Careaga y sus topas comenzaron a huir al punto de reunión. Sin embargo, un soldado llamado Encarnación ‘Pachón’ Ortiz trató de rescatar un cañón hundido en el lodo para mantener la lucha y dar tiempo a sus compañeros para salvarse.
La valiente acción de Encarnación Ortiz no duró mucho, pues al entrar al terreno fangoso, una bala le impacto en la cabeza, matándolo en el acto. Las crónicas señalan que los insurgentes enfurecieron tanto por la muerte del soldado que regresaron al campo de batalla decididos a vengarlo.
En esta segunda embestida, los insurgentes y trigarantes lograron doblegar a sus rivales los realistas. Dominaron el campo de batalla le dieron la vuelta al enfrentamiento.
Los soldados de Manuel de Concha al ver que ya no tenían posibilidad de recuperarse, comenzaron a retroceder al grado de tener que huir por el Puente de Azcapotzalco. Pero los insurgentes, furiosos, los persiguieron hasta llegar a Tacuba, donde los aprisionaron.
De esta manera, la Batalla de Azcapotzalco, la última de la Guerra de independencia terminó con una victoria para los insurgentes y el Ejército Trigarante.
Días después de este acontecimiento, Iturbide y Juan O’Donojú firmaron el Tratado de Córdoba, donde se proclamó la independencia de México.
El legado de Encarnación ‘Pachón’ Ortiz
Actualmente, en la zona donde ocurrió la Batalla de Azcapotzalco hay un monumento a Encarnación ‘Pachón’ Ortiz. Su acto de valentía quedó inmortalizado con una escultura de él y un cañón. En la placa conmemorativa se da razón de su heroísmo.
La forma en que ‘Pachón’ Ortiz se unió a las fuerzas insurgentes fue muy curiosa. Se sabe que es de Zacatecas, pero no se conoce con exactitud a qué se dedicaba antes de 1813, cuando comenzó a combatir a los realistas.
Encarnación se unió a un grupo de guerrilleros para luchar en contra de los españoles, tuvo un buen recorrido en Zitacuaro y Guanajuato, donde comenzó a ganar relevancia. Conoció a Francisco Xavier Mina antes de que fuera capturado.
Entre sus batallas, se enfrentó a las fuerzas de Anastasio Bustamante y fue derrotado. Luego de esto, se retiró por un tiempo de la guerra y se dedicó al campo. Pero años después, cuando Iturbide y Guerrero firmaron el Plan de Iguala, Encarnación fue convocado al Ejército Trigarante.
Fue precisamente Anastasio Bustamante quien buscó a su viejo enemigo para ir juntos al llamado de Iturbide y Guerrero. ‘Pachón’ Ortiz no dudó y cabalgó con sus hombres para integrarse al Ejército Trigarante.
Su participación fue importante para que las fuerzas conjuntas pudieran tomar varias zonas del Estado de México que rodean a la CDMX. Esto permitió que en 1821, Bustamante pudiera llegar por Azcapotzalco.
Además del monumento en Azcapotzalco, Encarnación Ortiz fue homenajeado en el Ángel de la Independencia, su nombre aparece en una de las columnas dedicadas a los mártires de la guerra.
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