El primer muerto por coronavirus en México, un hombre de 41 años con diabetes, reportado anoche en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) de la Ciudad de México, reveló que las autoridades de la Secretaría de Salud esperaron más de siete horas para informar del fallecimiento del paciente. Únicamente lo aceptaron después de que la prensa —y la redes sociales— lo hicieron público.
A las 7 de la noche del 18 de marzo, durante la conferencia de prensa que la Secretaría de Salud realiza todos los días para informar acerca de la última actualización de casos por coronavirus en México, los reporteros presentes preguntaron a las autoridades sanitarias si un hombre había muerto ya por el virus. Esto, según habían filtrado horas antes médicos del área de urgencias e integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud.
Las autoridades se negaron a responder si la versión era cierta o falsa argumentando que su última actualización la habían recibido a la 1 de la tarde. Los periodistas entonces insistieron que bastaba con que llamaran en ese momento al director del INER, lo cual se negaron a hacer. El hombre, diría después la esposa, había muerto al menos desde las 3 de la tarde.
Contrario a lo que había ocurrido en días pasados, en la conferencia de anoche se ausentó el subsecretario Hugo López-Gatell, quien diario había sido el vocero del gobierno federal en el tema.
Riesgo de infección
La esposa del hombre fallecido denunció ante la prensa, afuera del INER, que el seguimiento de la enfermedad lo tuvo que hacer el médico de cabecera de la familia. Pues en un primer momento el enfermo no recibió atención. La mujer —de nombre Adriana y entrevistada por el noticiario de Denise Maerker— acusó que tuvieron que ser familiares de su esposo quienes compraran el equipo de curación y los medicamentos necesarios para atender al hombre.
Además, dijo, nunca les informaron de cuál era la evolución del infectado hasta que murió.
Hasta anoche, lo único que la Secretaría de Salud informó (por medio de un tuit) es que la persona había fallecido. Omitieron decir, como sí informaron ayer médicos del INER, personal del sindicato de salud y la esposa del paciente, que el hombre no había salido al extranjero. En cambio sí asistió a un concierto el 3 de marzo en el Palacio de los Deportes con otras 12 mil 500 personas.
Una de esas personas, asistentes al concierto, es un hombre de 40 años que, a diferencia del fallecido, acudió a uno de los hospitales privados más caros del país: el ABC. El doctor José Padúa García, médico internista y neurólogo, comentó sobre la gravedad del paciente:
“Hombre joven 40 años sin patologías previas. Acude a “Concierto” y se presenta con un SIRA GRAVE (…) ¿Qué es lo preocupante? Que es joven sin comorbilidades (sin enfermedades crónicas como diabetes) y tiene una forma muy grave de infección por COVID-19″.
Este segundo infectado, en un hospital privado, evoluciona favorablemente.
INER no está listo
El INER está rebasado ,incluso sin haber llegado todavía al punto de mayor cantidad de contagios, lo cual ocurrirá —según cálculos de expertos de la UNAM— el próximo 20 de marzo.
La muerte de esta persona y la denuncia de su esposa confirma lo que médicos del INER habían estado denunciando en los últimos días: que el instituto no les proveía del material suficiente para hacer su trabajo y tampoco les daba los protocolos adecuados para actuar en caso de recibir a pacientes como el que murió la tarde de ayer.
La Ciudad de México únicamente cuenta —según la propia Claudia Sheinbaum y su secretaria de Salud— con apenas mil 100 pruebas de coronavirus.
Es decir, sólo si se cuenta a la Ciudad de México —sin la zona conurbada del Estado de México— en la CDMX hay 8 millones de habitantes. Por lo tanto, únicamente alcanzarían pruebas para uno de cada 8000 habitantes.
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Corea del Sur, uno de los países que logró salir de la crisis, lo pudo hacer porque realizó pruebas a uno de cada 200 de sus habitantes. México se queda 40 veces corto.
Otro de los instrumentos médicos más frecuentes usados en el resto del mundo para atender a los enfermos son ventiladores de respiración especializados. Sin embargo, a nivel federal México únicamente cuenta con 3 mil de estos aparatos. La propia Secretaría de Salud ha admitido que el número de infectados con síntomas graves llegará, cuando menos, a más de 10 mil.
El gobierno de México dice que el país está preparado para esta crisis. Pero su presupuesto alcanza apenas para pagar mil 138 dólares en promedio para la atención cada uno de sus habitantes. Italia, que ayer tuvo más de 400 muertos, gasta tres veces más: 3 mil 428 dólares por habitante.
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