Desde que el Sistema de Administración Tributaria (SAT) y la Asociación de Bancos de México (ABM) acordaron que a partir de 2020 las operaciones realizadas con tarjetas de crédito y débito podrían emitir una factura instantánea, hubo miedo entre los contribuyentes que por años han gastado más de lo que reportan como ganancias.
Y es que en México es muy habitual que las personas no usen responsablemente sus tarjetas bancarias. Un ejemplo común es cuando prestan sus datos para que un familiar que no tiene cuenta haga una compra por internet o a pagos a meses en tiendas departamentales.
Además, muchos empleadores engañan a las autoridades pagando el mínimo a sus trabajadores y completan los salarios de otras formas para no reportar gastos, especialmente los que utilizan esquemas outsourcing.
Sobre las facturas instantáneas el temor recayó en que el RFC de las personas estaría registrado en las tarjetas bancarias de forma obligatoria, por lo que el SAT sabría en dónde y cuándo se hizo una compra, así como el producto y el costo.
Son esos datos se compararía el nivel de gasto con lo que la persona gastó y en caso de que los números no concuerden, entonces las autoridades investigarían de dónde proviene ese dinero no reportado y llenaría de multas y cobros al contribuyente.
Sin embargo, para fortuna y alivio de muchos, esto no es así. Las facturas instantáneas sí serán implementadas y las tarjetas sí tendrán el RFC del contribuyente, pero ambas medidas no son obligatorias. Es más, las personas podrán elegir libremente si utilizan estas herramientas.
El objetivo principal de estas nuevas modalidades es agilizar la emisión de la factura al tener la información de carácter fiscal. Claro que esto también ayudaría al SAT a tener un control exhaustivo de las operaciones que se hacen con las tarjetas de crédito y débito para no permitir discrepancias fiscales.
Hay que tener en cuenta que en caso de que las personas no tengan equiparado sus gastos con sus ingresos, la autoridad sí tiene el derecho de efectuar impuestos y sanciones por tratar de evadirla.
Ejemplo, si una persona gana alrededor de 15 mil pesos al mes, y gasta al comprarse una pantalla, 20 mil pesos en el mismo periodo, este contribuyente será acreedor a una investigación.
Este tipo de ‘persecución fiscal’ no es nueva, de hecho, el SAT aclaró que las investigaciones por este tipo de discrepancias ya se hacen desde 2013 y pidieron a los contribuyentes no alarmarse por esta medida, pues además de ser opcional lo cierto es que se trata de un programa piloto que se llevará a cabo con bancos, negocios y personas que deseen participar.
En caso de que las medidas fueran obligatorias traerían muchas consecuencias para la economía mexicana.
Lo anterior, debido a que en lugar de incentivar el uso de tarjetas, éstas comenzarán a disminuir y de nuevo se moverá flujo de efectivo, un retroceso para cualquier nación que quiera progresar económicamente.
Además mientras que algunos clientes y negocios les facilitarán sus operaciones, la población más afectada serán los estudiantes y amas de casa que utilizan algún tipo de estas tarjetas para realizar sus compras, ya que al no estar dados de alta ante la autoridad fiscal, podrán ser sancionados por éstos.