Un adolescente de 14 años, identificado como Silvestre “N”, asesinó a su propio padre luego de haber tenido una pelea a palabras y golpes.
De acuerdo con testimonios, el joven había sido víctima de violencia familiar, por ello en un acto de ira tomó una escopeta y la detonó en varias ocasiones en contra de su papá.
Los hechos ocurrieron en la casa que habitaban ambos hombres ubicada en el Ejido Paraíso Río Tonto, luego de que el hombre ante la discusión golpeara al menor.
Debido a los impactos del arma de fuego, Francisco “N”, de 57 años murió de forma instantánea.
El joven fue detenido y se ingresó a la Ciudad de Los Niños en el municipio de Alto Lucero, donde se definirá su situación legal.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en uno de sus documentos describe que la violencia familiar es “un acto de poder u misión intencional, dirigido a dominar, someter, controlar o agredir a nivel físico, verbal, psicoemocional o sexual, a cualquier integrante de la familia”.
Algunas de las manifestaciones más frecuentes que se dan cuando se sufre violencia familiar son:
- En el caso de las mujeres son golpeadas, violadas, insultadas, amenazadas, ignoradas o menospreciadas, principalmente por su pareja sentimental.
- Para niños, niñas, adolescentes, personas de la tercera edad o con alguna discapacidad suelen ser golpeados, humillados o amenazados.
- Y en otras situaciones, algún integrante familiar obliga a otro a tener prácticas sexuales a la fuerza.
Las personas que viven esta situación suelen verse afectadas en su autoestima, desarrollo intelectual y capacidad para relacionarse con otros.
Los niños y adolescentes pueden mostrar signos de depresión, agresividad, rebeldía, disminución de rendimiento escolar; también llegan a caer en el alcohol, drogas o hasta cometer conductas ilícitas.
Cabe mencionar que las personas que viven violencia familiar deben solicitar apoyo, ya que ser violentado no debe ser motivo de vergüenza. Esto se trata de un problema que afecta a un gran número de individuos en México y que no distingue de género, nivel socioeconómico ni educativo.
“Es importante saber que el denunciar este tipo de actos no es falta de lealtad, sino es una forma de proteger la integridad y dignidad personal”, escribe la CNDH.