La venta del avión presidencial es uno de los temas que el actual gobierno federal busca resolver lo antes posible, debido a que cada día que pasa se desgasta y se pierden millones de pesos sólo en mantenimiento y resguardo de la aeronave.
Meses antes de que comenzaran las campañas electorales de 2018, el ahora Presidente Andrés Manuel López Obrador prometió a los votantes que cuando ganara los comicios las primeras acciones que iba a hacer sería cancelar la construcción del aeropuerto de Texcoco (que ya lo cumplió), convertir la Residencia Oficial de los Pinos en un museo público (también hecho desde el primer día de su gobierno) y vender el avión presidencial (esto aún está pendiente).
Desde que la administración de Peña Nieto adquirió la aeronave Boeing TP-01 en 2012 por 2 mil 952 millones de pesos, con fecha de entrega en diciembre de 2015, AMLO señaló que se trataba de un acto de opulencia y sacó un spot en televisión nacional asegurando que esta clase de avión no lo tenía ni Obama.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el avión, llamado oficialmente José María Morelos y Pavón, no es propiedad de México, sino que tuvo posesión de él por medio de un contrato de arrendamiento por 15 años con la empresa Boeing.
Esta situación impide que el avión sea vendido a un tercer ente, ya que el trato entre el gobierno federal y la empresa constructora aún está vigente.
Ahora bien, con la llegada de AMLO al poder, el avión se trasladó a un hangar de California, Estados Unidos para ser guardado mientras se buscaba a un posible comprador. Aquí es donde comienzan todos los problemas.
De acuerdo con el contrato entre Boeing y la Sedena sobre el resguardo del avión, cada que pasa a la intemperie y sin uso, la aeronave se desgasta poco a poco y sus componentes deben ser reparados para evitar un mal funcionamiento futuro.
Estas reparaciones se cobran individualmente y en caso que se necesite a un especialista para realizar estas tareas, el costo de mantenimiento se eleva demasiado.
El apartado número 3.3 del contrato, que habla sobre los precios para el cuidado del avión con servicios externos señala claramente que en caso de necesitar el apoyo de un especialista, el cliente (en este caso el gobierno de México) será responsable ante cualquier subcontrato que esté fuera del propio servicio que otorga la empresa (Boeing).
Para explicar lo anterior podemos hacer el siguiente ejemplo: Si una persona lleva su auto al taller de pintura para reparar un golpe, ahí se le hará el servicio que se le pide. Pero en caso de que el impacto haya generado una descompostura en el motor, entonces el dueño del carro debe pagar a otra persona por arreglarlo, ya que ese trabajo no está contemplado en lo que se refiere a la labor de hojalatería.
Otro dato interesante que se muestra en el contrato son los precios por tareas específicas del mantenimiento del avión. Por ejemplo, únicamente la limpieza cuesta 5 mil 324 dólares, que son más de 103 mil pesos.
El costo de la renta del estacionamiento por un mes se estipuló en 990 dólares al mes, lo que al año equivale a 11 mil 880 dólares anuales, que en nuestra moneda mexicana son cerca de 231 mil pesos.
Estos gastos son apenas una porción de el total que cuesta tener una aeronave como el José María Morelos y Pavón simplemente arrumbada.
En total, con todos los servicios, pruebas de mantenimiento, vigilancia y otros cuidados, el primer año desde que llegó a California, el avión presidencial está costando al erario mexicano más de 719 mil 321 dólares, que son casi 14 millones de pesos.
De acuerdo con el presidente, la ONU le dijo que la aeronave estaba valuada en 150 millones de dólares aproximadamente. Pero el problema es que antes de que se pueda vender se debe liquidar el costo de la factura del avión.
Como ya se mencionó, el contrato de 2012 señalaba que el precio a pagar en los próximos 15 años era de 2 mil 952 millones de pesos, de los cuales se debe todavía más de 2 mil millones, es decir, el 67% del costo acordado.
Mientras el gobierno de AMLO busca un comprador dispuesto a pagar los 150 millones de dólares que tienen contemplados, la ONU, quien hizo esa estimación, considera imposible que se pueda lograr la venta. Esto debido a que el Boeing TP-01 no es un avión habitual, ya que fue modificado para un uso diferente a lo que una aerolínea comercial pueda ofrecer a sus clientes.
El anuncio para ofrecer la nave al mercado de posibles compradores se colocó en los portales correspondientes de la ONU para apoyar el proceso, pero de los 50 primeros interesado, sólo 20 cumplían los requisitos y no hay avances favorables con ninguno de ellos.
Este proceso lo pueden conocer de manera más detallada en nuestra siguiente nota: