Perla Beatríz pidió un Uber para ir a su casa la madrugada del sábado 27 de julio. La app le indicó que un auto blanco llegaría a recogerla y al verlo llegar se subió, el conductor la llamó por su nombre, pero resultó ser un impostor.
Todo pasó muy rápido para la joven. Ella había pasado la tarde con la familia de un amigo en el fraccionamiento Fátima en la ciudad de Saltillo, Coahuila. Al caer la noche pidió un Uber para retirarse y minutos después vio llegar a un auto que la llamó por su primer nombre.
“Pedí un Uber, resultaba que era un carro blanco y cuando llegó estaba justo enfrente de la casa de mi amigo y cuando me asomo por la ventana me grita ‘¿Perla?’. Después vi otro carro blanco, pero estaba a unas tres casas antes y me fui al que estaba más cerca y que además tenía mi nombre. Me subí y como a dos minutos el verdadero me marca y me dice ‘Señorita, la estoy esperando afuera’, entonces ahí caí en cuenta”, señaló la joven de 19 años en entrevista para Datanoticias.
Perla reconoce que fue un error no verificar las placas del vehículo y que se confió por que el conductor sabía su nombre. Ella no sabe cómo lo pudo obtener ni cómo sabía que esperaba a un Uber del mismo color del vehículo.
“El verdadero Uber me decía ‘¿En qué carro te subiste? Yo estoy afuera de la ubicación’ y puse la llamada en espera y le pedí al conductor que me confirmara la dirección y no supo responderme. Después el del Uber real me mandó mensajes de que tuviera cuidado.
La joven le pidió al sujeto que la dejara bajarse del auto, pero el hombre puso los seguros y continúo conduciendo sin un rumbo fijo. Perla asustada, se mantuvo lo más calmada que pudo y comenzó a mensajear a amigos y familiares para que la auxiliaran.
“Yo creo que fui inteligente porque le mandé mensajes a mis amigos y a mi mamá. Les pasé mi ubicación y le dije al conductor que me quería bajar y que iban a recogerme. Él respondió que no me podía bajar ahí y no me hacía caso”.
En su desesperación, la joven creyó que no podía alarmar mucho al conductor por miedo a que le hiciera algo y decidió no hacer llamadas y solo comunicarse por mensajes. De esta forma su teléfono comenzó a sonar múltiples veces por las notificaciones que recibía.
La madre de Perla ya estaba en camino para darle alcance siguiendo la ubicación en vivo que la joven había enviado desde que se dio cuenta del problema en el que estaba.
“Mi celular empezó a sonar por todos los mensajes y yo creo que el conductor se asustó y por fin me dejo bajar en una zona oscura y luego él se fue muy rápido y no alcancé a ver las placas, solo reconocí que era un carro Toyota. Mis papás llegaron muy asustados y yo estaba llorando”.
Ella sabe que su distracción pudo llevar el problema aún más lejos: “Iba muy distraída y confiada por que siempre uso la aplicación. Además el señor se veía grande, como de 60 años, se veía normal, ya cuando después no me dejaba bajar supe que no estaba bien”.
Menciona que en Saltillo es común escuchar casos de mujeres desaparecidas. Dice que últimamente está la alerta de que autos que ‘levantan’ a personas de la calle y que ya nunca se vuelve a saber de ellas.
“Todos los días se ve en el periódico cosas como ‘Señorita sale al centro de la ciudad y la recoge una camioneta gris’, ‘ Señorita sale a la parada del autobús y la recoge un carro”; todos los días alguien desaparece en mi ciudad.
Finalmente, Perla dijo que no interpuso una demanda porque considera que los datos que tiene no son suficientes. No tiene el número de placas y no podría reconocer el rostro del conductor, pues esa noche no lo vio a detalle.
“Lo que subí fue todo lo que hice para que la gente tenga más conciencia sobre lo que hacer y no hacer en este caso. En Uber traté de poner una queja, pero solo me aparecía el verdadero conductor”.
El caso fue reportado por medios locales y a la fecha Perla Beatriz no sabe cómo el “falso Uber”, como ella lo llama, consiguió su nombre, la dirección de su amigo y supo cómo era el auto que debía recogerla.