¡Aguas con esto, aguas con lo otro, aguas con aquello!… Seguramente has escuchado esta expresión o hasta la has dicho.
En México es muy común utilizarla para avisar de algún peligro. Pero, ¿por qué decimos esto?, si realmente agua, el Diccionario de la Real Academia Española, la describe como: “líquido transparente, incoloro, inodoro e insípido que constituye el componente más abundante de la superficie terrestre y el mayoritario de todos los organismos vivos”.
El origen de esta frase se remonta a la Edad Media en España cuando aún no existían los drenajes. En ese entonces, era cotidiano arrojar por los balcones y las ventanas, hacia la calle, aquellas aguas que se utilizaban para los quehaceres del hogar, así como sus necesidades (orina y excremento) que hacían en bacinicas.
Para avisar a los transeúntes que se aventarían dichos desechos, se hacía bajo el grito de ¡aguas! Y así tuvieran cuidado para no mojarse o salpicarse.
Fueron los españoles quienes introdujeron esté término a México, de modo que, a partir del siglo XV, “hacer aguas” tomaría el concepto de orinar.
Sin embrago, con el paso del tiempo su significado se fue transformando hasta llegar a usarla para decir ¡cuidado!, que es como actualmente se utiliza y se plasma en el Diccionario breve de mexicanismos de Guido Gómez de Silva.
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