Ana Laborde vive en Monterrey, Nuevo Léon. Creó Bio Solutions, la primera empresa que utiliza el bagazo del agave para hacer plástico.
De acuerdo con el consejo regulador del Tequila, por cada litro de esta bebida que se produce en México, se generan 12 litros de desechos orgánicos.
Algunas empresas tequileras, cortan las hojas del agave o queman las pencas, causando así contaminación en el aire.
¿Cómo se hacen plásticos con la fibra del agave?
Para hacer plásticos con el agave, el primer paso es trabajar con el bagazo.
Debe pasar por un proceso de limpieza, secado, preparación de las fibras y extracción de la celulosa.
Cuando está limpio se mezcla con la resina plástica que al final es la fibra que se vende para así transformarla en productos de uso cotidiano como: bolsas de plástico, envases, recipientes, cubetas y todos los objetos que tengan el plástico como ingrediente principal.
El 30% del producto final está hecho de los residuos del agave.
Al usar este tipo de material se reduce el consumo de plásticos que provienen del petróleo y se sustituye esa parte, aprovechando las fibras naturales.
El desecho del agave es flexible pero a la vez resistente. Su precio es aproximadamente 5% màs caro que los productos similares hechos totalmente de plástico debido al proceso industrial necesario para su elaboración.
Sin embargo, Ana cree que el incremento se justifica si se tienen en cuenta los beneficios para el medio ambiente.
Los inicios de Bio Solutions
Ana recuerda que desde niña surgió ese gusto por “ser empresaria”. “Vendía limonada y pastel afuera de mi casa, vendía snacks saludables a la hora del recreo en la primaria”.
Por eso, se considera una mujer emprendedora a quien le gusta crear cosas nuevas y encontrar solución a los problemas.
Uno de los temas que más le preocupan es el cambio climático. En 2009 cursaba una maestría en innovación en el Tecnológico de Monterrey, donde le pidieron hacer un proyecto y pensó en algo que contribuyera al medio ambiente.
Ese mismo año se impulsó una ley para el uso de biopláticos en algunos productos sobre todo en las bolsas del súper. Las nuevas tecnologías venían de Canadá y Estados Unidos, no había ninguna en México.
Por eso Ana decidió brindar una opción nacional.
Los bioplásticos son materiales hechos de fuentes renovables, con productos que crecen en el campo como el agave, maíz y papa. A diferencia de los plásticos convencionales que están hechos con petróleo y tardan aproximadamente mil años en degradarse, los bioplásticos duran más y se degradan tres veces más rápido.
Al iniciar su proyecto, “lo único que tenía claro era que no quería utilizar materias que son alimentos, como la papa y el maíz, porque con ellos se les puede dar de comer a las personas, tenía que haber otra sustancia”, recuerda.
Los tesoros del agave
Uno de los primos de Ana trabaja en la industria tequilera, recordó una ocasión en la que él comentó la gran cantidad de bagazo, desecho del agave, que se genera.
De acuerdo con datos de la Universidad de Guadalajara, cada año se producen cerca de 400 mil toneladas de bagazo.
“Mi primo, Ignacio del Real Laborde, me apoyó muchísimo para iniciar este negocio. Él me acercó y me presentó ante la industria tequilera, me mostró cómo se genera el bagazo y me impulsó para buscar una forma de aprovechar esa materia prima” asegura Ana.
“Un granito de arena”
Ana Laborde asegura que la principal motivación para crear este tipo de empresa fue tomar conciencia de que podían hacer algo benéfico para el mundo. Retoma una cita del ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama: “somos la primer generación en sentir los efectos del cambio climático y la última que puede hacer algo al respecto”.
Ana dice que le gustaría dejar un mundo mejor para las futuras generaciones y que ellos también tengan la cultura de reutilizar los productos que vienen de la naturaleza aprovechando los recursos renovables.